No es que en esta hora de tribulación quiera apuntarme a los trenes baratos de la tribu de los Indios Yoyas:

     -- Yo ya decía que con Arenas el PP no podía ganar.

     -- Yo ya te dije que si el domingo no ganaba el PP por mayoría absoluta es que ya no podrá ganar nunca más.

     -- Yo ya te advertí que las encuestas eran muy triunfalistas, y que estaban demasiado optimistas con el “esto está ganao”, sin tener en cuenta al “ganao”, a los votantes...

     -- Yo ya te dije que no está tan claro eso de que el abstencionismo favorezca al PP. La derecha es muy comodona. Y ahí lo tienes: 200.000 votantes del PP se quedaron en su casa.

     No es que yo quiera sentar plaza de hechicero de la tribu de los Indios Yoyas, pero yo-ya lo dejé escrito aquí el domingo, y bien clarito: “La única duda que me queda es saber si hacia las 9 ó las 10 de esta noche tengo que avergonzarme como andaluz o no, porque los gobernados sean tan corruptos como sus gobernantes y los hayan vuelto a votar para que siga el albondigón del Régimen, ahora además con Izquierda Unida. Ojú.”

     Pues eso: ojú. La pregunta del millón era ayer la que se hacía Javier Caraballo: “¿Qué tiene que ocurrir en Andalucía para que pierda el Partido Socialista?” A Javier Arenas se las habían puesto, la verdad, como a Fernando VII cuando se presentó a las elecciones autonómicas en Bayona: un PSOE dividido tras el congreso; un candidato no deseado por la cúpula del partido en Madrid; antiguos dirigentes en la cárcel; la jueza Alaya echando horas extraordinarias para imputar acollerados a los barandas de la Junta; el fondo de reptiles en el pozo sin fondo de los Eres; el escándalo de la cocaína; la mayor tasa de paro de Europa: el mayor índice de fracaso escolar... Pues por nada de esto pierde el PSOE en Andalucía. Y como la derecha cree que todo eso es suficiente para que pierda, pues se queda en su casa y no vota. Y mientras, el Canal Sur echando humo a favor de que todo siga igual, y los telediarios de La 1 presentando el mundo feliz de Griñán, y “¡que vienen los fachas de la derecha!”, y cada cual pensando en el qué va a ser de mí si Arenas quita las empresas públicas, y echa a los enchufados, y hace tabla rasa con la mamela de la mangoleta ambiente en esta tierra donde están subvencionados y subsidiados hasta los leones que tiene Hércules colocados en el escudo.

     Hablaban de derribar el Régimen, sin sacar enseñanzas de la Historia. En España, cuando hay un Régimen enquistado en el poder, siempre tiene un búnker donde se refugia, enroca y atrinchera ante los riesgos de desaparición. Esto de búnker no lo digo yo. Búnker llamó Santiago Carrillo a la parte del Régimen de Franco que se oponía encarnizadamente a los cambios de la Transición. Yo me he acordado ahora, en el 2011, de aquel búnker de 1975 y 1976. Teníamos a Andalucía por el cortijo del PSOE, por su granero de votos, por las tierras de pan llevar para los paniaguados que comen de ella. Pero es más que el cortijo. Contra las encuestas y ante el triunfalismo suicida de la derecha abstencionista, el cortijo se ha comportado como bastión inexpugnable del PSOE. Dicho a la gaditana: como su baluarte. Eso ahora. Pero esto irá a peor. Andalucía no sólo es el cortijo, sino que ahora se ha convertido en el Búnker del Socialismo. El Régimen ha devenido en Búnker contra el Gobierno de Rajoy. En Despeñaperros han levantado una Línea Maginot o un Cinturón de Hierro que veremos a ver si le deja a Rajoy acabar su legislatura y a España no tener que ser rescatada por la Unión Europea. Andalucía, en manos del despilfarro eterno del PSOE, y más ahora con el cominito de IU, puede ser Grecia sin Partenón.