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considero un gran mérito a José Antonio Canales Rivera. Pasar
del tercio a los medios (televisivos) sin que lo apodere el
mediático José Luis Segura es digno de todo encomio. Con todo su
manejo de paparazis y papafritis, Segura no ha conseguido que
ninguno de sus toreros sea, como Canales, cabeza de cartel para
matar una de Robinson Crusoe de la isla de los famosos. Lo de
Segura en el toro es como lo de Florentino Pérez con el fútbol.
Los dineros por taquilla son ya los menos importantes del Real
Madrid. Los que más dinero dejan son los ingresos atípicos: que
los jugadores anuncien cuchillas de afeitar y esas cosas. Los
toreros de Segura, igual. Mucho comunicado contra la basura,
pero lo que cobran por corrida algunos firmantes es lo de menos;
los grandes son los ingresos atípicos. A anunciar un reloj de
pulsera hay quien le saca siete mil veces más que a matar la de
Don Alvaro en la Feria. Los apoderados antes apalabraban
exclusivas de sus toreros con las grandes casas taurinas.
¿Ahora? Pues este diálogo:
-No veas qué exclusiva le ha firmado Segura a Jesulín...
-¿Con la Casa Chopera?
-No, para anunciar unos calzoncillos...
De ahí el mérito de Canales, que sin Segura se asegura su
rentable cuota de pantalla y de papel cuché. Y este Canales
mediático, este Canales de la Isla (de los famosos, no del León)
se ha casado. En Cádiz. En una iglesia la mar de rara para
casarse. En Sevilla se casa la gente en la Macarena, en la
Capilla Real. En Cádiz lo hace en San Antonio o en El Carmen.
Canales, no. Canales se ha casado en San Francisco. Iglesia que
sólo salía hasta ahora en televisión cuando Canal Sur entregaba
la Aguja de Oro del Carnaval y ponía allí el tablado. Canales se
ha casado como ahora estilan los toreros: de chaqué, y no de
corto. Los toreros, de tener contratos y traje corto han pasado
a tener caché y chaqué. En todas las últimas grandes bodas
taurinas, los diestros iban de chaqué. Así Finito, Dávila Miura,
El Litri, El Cid. El traje corto, chaquetilla, camisa con
chorreras, calzón, botos y sombrero de alancha, era el antañón
uniforme de gala de los toreros, para quienes el vestido de
luces era el traje de faena. Así se casó El Gallo con Pastora. A
una cena de gala donde todo el mundo iba de esmoquin, Manolete
se presentó con su traje corto y le tocaron las palmas. Era la
España de los uniformes. Cada cual se casaba vestido con el
uniforme del cuerpo al que pertenecía. La tópica sociedad civil
ha llegado al atuendo de los novios. Excepto maestrantes y
militares, que se ahorran un dinero muy curioso en chaqué, todo
el mundo se casa, digamos, de paisano. Los toreros no se casan
de corto porque ya nadie se casa de uniforme.
En la boda de Dávila Miura se me acercó el Doctor Vila. Y
señalándome el chaqué gris como de Príncipe Carlos de Inglaterra
que le había cortado a Eduardo un gran candidato al segundo
premio de Jartibles de Cai y al primero de buena gente, el
sastre Pepe Berenguer, me dijo:
-¡Qué pena, que los toreros ya no se casen vestidos de corto!
-Ramón, es que ya nadie se casa de uniforme. ¿Tú has visto acaso
que los médicos se casen con la bata verde de quirófano?
Antes el ingeniero se casaba con el uniforme de ingeniero, con
gorra de plato y todo. El perito iba de perito. Y el padrino
tiraba de su uniforme de alférez de las Milicias Universitarias
en Montejaque si hacía falta, para no ser menos. Venturosamente
en esta sociedad desmilitarizada y no uniformada, hasta los
toreros se casan de paisano. Porque a los toreros, y es el caso
de Canales, se les nota por los andares y las jechuras que son
toreros no digo ya de chaqué, sino hasta vestidos de buzos de la
Junta del Puerto.
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