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Me
encantan las estadísticas a la americana. Las que dicen que si
la indignación de los sevillanos que se han quedado sin entrada
para la Copa Davis se pusiera en fila india, la cola de la
frustración llegaba desde el Estadio Ex Olímpico hasta el
despacho del alcalde. ¡Pero dando la vuelta por Ciudad del Cabo!
Son muy prácticas esas estadísticas que visualizan las cosas.
Las que dicen a cuántas piscinas del RACA (no todo va a ser
Pineda) equivalen los rebujitos que nos bebemos en Feria. O
cuántas cajas de cartón, pero de las grandes, de las de nevera,
son necesarias para hacerle un capirote de nazareno a Gregorio
Conejo. (Ea, Gregorio, ya has salido otra vez en el recuadro;
bueno se va a poner de envidia quien tú sabes, cuidadín...).
Me gusta sevillanizar la encuesta visual a la americana con la
Plazalostoros. Allí caben 12.000 y pico de espectadores. Justo
la mitad que en Las Ventas, 25.000, y cuarto y mitad bien
despachado de la México, 50.000. Cuando lea cuántos votos ha
sacado en Sevilla el PP o el PSOE, divídalos por 12.000 y podrá
visualizarlos: tantas o cuántas plazas del Arenal.
Pero los clásicos de las estadísticas visuales a la americana
son los campos de fútbol para aforar extensiones. Ya no sabemos
medir los campos, los nutricios campos de olivar, de arroz, de
trigo duro, por aranzadas, fanegas o huebras. Cómo se habrá
hecho de urbana nuestra tradicional cultura agraria que hasta en
Sevilla medimos las fincas por campos de fútbol. Si te dicen que
Victoria ha heredado por la parte de Castilblanco un fincón de
siete mil hectáreas, no sabes lo que le ha tocado de Tía Blanca
hasta que sacan su equivalente en campos de fútbol. En campos de
fútbol se suelen medir las grandes superficies comerciales.
¿Cuántos campos de fútbol miden las superficies comerciales de
Sevilla, que dicen que es una de las ciudades de España que más
carrefures, mercadonas, alcampos e hipercores tiene por
habitante? Pero hay otros campos de fútbol de los que nadie
habla, y sería curioso. No he conseguido que el alcalde diga, y
se lo he pedido muchas veces en privado, a cuántos campos de
fútbol equivale la bendita superficie de edificios rehabilitados
y restaurados por la iniciativa privada en el casco antiguo de
Sevilla. Sería justo, equitativo y saludable saberlo. Que
visualizáramos así esa calle Ximénez de Enciso puesta de dulce
por la iniciativa privada, esa casa de la calle Cantarranas que
restaura la fina Quinta.
-¿La Quinta?
-Angustia.
-¿Cantarranas?
-Gravina, el de Trafalgar: homenaje a la sevillanidad de Pérez
Reverte.
Quito la traducción simultánea y pregunto en román paladino: ¿a
cuántos campos de fútbol equivalen las oficinas que la Junta, la
Diputación, el Ayuntamiento y las empresas públicas tienen en
Sevilla? Yo no sé usted, pero yo voy por la calle y cada vez veo
más letreros colorados de oficinas del Ayuntamiento, más
letreros verdes de oficinas de la Junta. ¿Es que no se hartan de
alquilar y comprar? Hasta San Telmo se les ha quedado pequeño. Y
en esta ciudad donde te paralizan la obra si tocas una sola teja
para acabar con las goteras a base de onduline, para que estos
señores tengan más despachos donde puedan correr caballos (y
zarrías), el galáctico Vázquez Consuegra va a hacer mangas y
capirotes con el palacio de la dalia de los Montpensier. Que
dejará como un carrete de La Dalia. O, si no, al tiempo. Dicen
que la primera industria de Sevilla es el turismo. Viendo tanto
letrero de centro oficial, lo dudo muy seriamente. La primera
industria de Sevilla son la Junta y el Ayuntamiento. Anda que no
hay letreros de oficinas de la Junta y de oficinas del
Ayuntamiento por toda Sevilla ni ná...
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