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Como
el último tango en París, ¿no?, pero sin Marlon Brando y sin
mantequilla: último sorteo en Madrid. El hodierno puede ser el
último que contemplemos. ¿Por qué? Si han comprado un décimo,
miren lo que pone. Junto a la tabla gótica de Pere Nicolau aún
en el Museu de Belles Arts de Valencia y quizá pronto donde diga
esa Generalidad catalana que se apropia de la lengua valenciana
y saquea el Archivo de Salamanca. dice algo políticamente
incorrectísimo: «Lotería Nacional». Con razón es un juego de
azar. El azar, como la caridad, empieza por uno mismo. Y, por
puro azar, la Lotería Nacional conserva aún su nombre. Suerte
que tiene. Como retiramos las tropas de Irak; como nos bajamos
los pantalones ante Marruecos y nos pusimos mirando hacia la
Meca; como hemos dicho ante Europa que valenciano es el mote que
le ponen al catalán en Vinaroz; o hemos llevado a los llanitos a
la mesa de Gibraltar como quien sienta a un pobre por Navidad;
como han quitado la religión de las escuelas y dado barra libre
para llamar matrimonio a otra cosa, mariposa; lo mismo, en fin,
que para estos señores gobernar es deshacer cuanto hicieron los
anteriores, lo lógico es que la Lotería Nacional hubiera ya
perdido el nombre con el que nació, como la Libertad, en el
Cádiz del XIX. Total, si nación y nacionalidad son lo mismo, si
España y la Constitución están en almoneda, llamar Nacional a la
Lotería es una provocación españolista.
La suerte de la Lotería Nacional es que Carod no se ha fijado en
ella. Por el supremo argumento de que la pela es la pela,
hubiera pedido ya para Cataluña la Lotería Nacional. ¿No quieren
selecciones deportivas nacionales y chantajean con ellas? ¿No
quieren acabar con la Fiesta Nacional? ¿Por qué no han de querer
para ellos solos la Lotería Nacional? Cuando salió Juan
Belmonte, los buenos aficionados decían:
-Date prisa en ver a Belmonte antes que lo mate un toro. Dense
prisa en ver el sorteo de Navidad de la Lotería Nacional en un
salón de Madrid empetado de friquis antes que venga Carod, que
el próximo gordo se saca en el Salón de Ciento (y la Madre) de
Barcelona.
-Eso, usted déle ideítas a Carod, que en cuanto lo pida,
Maragall lo apoyará, y ZP se lo concederá.
Puede ser el último sorteo en Madrid en cuanto Lotería Nacional.
Y más cuando descubra Carod que la administración que más
décimos vende es una de Cataluña, la famosa de Sort. Si con el
PP el gordo solía tocar en Cataluña y en las Vascongadas, ni les
cuento lo que puede ocurrir en este primer sorteo de Navidad con
un Gobierno del PSOE en manos del tripartito. Seguro que el
gordo de hoy le toca a un primo de Carod que también es un Pérez
hijo de guardia civil. Lo más curioso es que cuando toca el
gordo en regiones separatistas, los mismos que les meten fuego a
las banderas españolas no queman un solo billete de los que
trincan, aun siendo opresor dinero españolista. Siempre «Catalonia
is Spain, yes» a efectos de trincar la tela de todos los gordos
cuyos dineros vengan de Madrid. ¿No piden en Vascongadas la
retirada de la Guardia Civil? ¿Por qué entonces no pide el PNV
la retirada de la Lotería Nacional? Espero que los bombos
históricos no me sean tripartitos ni equidistantes y vayan a lo
suyo. Como aquello que don Manuel Giménez Fernández, el ex
ministro republicano de la CEDA, repetía cada Navidad durante la
dictadura:
-La Lotería es lo único libre que nos queda en España. Aunque
Franco lo intenta todos los años, nunca le toca el gordo al
Marqués de Villaverde...
La Lotería es lo único libre de nacionalismos que nos queda en
esta España que están dejando hecha unos zorros. El 14-M les
tocó gobernar como a quien le toca el gordo y, como no sabe qué
hacer con el dinero, lo dilapida.
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