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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Verdes de nómina y silencio

¿De qué color son los naranjos? ¿De qué color son las acacias, las moreras, los plátanos de Indias? ¿De verdad son verdes? No esté usted muy seguro. Si fuesen de tal color, Los Verdes oficiales, los ecologistas de carné y nómina, estarían todos los días protestando contra el arranque y tala de los árboles que tienen su mismo color demagógico. Al menos por solidaridad cromática. Y no es así. No había caído en la cuenta hasta que vi un titular en ABC: «Los Verdes piden...» Me dije:

-Hombre, menos mal que Los Verdes protestan contra la tala y arranque de los pobres naranjos callejeros...

Sí, sí, arbolitos. Los Verdes protestando por los arboles de Sevilla... ¡Tequí iyá! Lo que ponía el titular completo era: «Los Verdes piden una ley antixenófoba contra casos como en Los Bermejales».

-¿Y qué tiene que ver la ecología con la mezquita de Los Bermejales?

¡Eso digo yo! ¿Qué tiene que ver, para que Francisco Garrido, portavoz de Los Verdes de Andalucía y diputado por Sevilla adscrito al Grupo Socialista en el Congreso, esté tan preocupado por la mezquita y no diga esta boca es mía ante los árboles que perdimos? Y quien dice Los Verdes dice los ecologistas profesionales, las ONG del ramo, la Agencia del Medio Ambiente. ¿Por qué este silencio de los ecologistas sobre las tropelías cometidas en Sevilla contra los árboles? Mucho preocuparse por el lince y el águila imperial, que merecen toda protección, pero muy poco de estos árboles maltratados como perros, como perros callejeros que son. Quienes han levantado la voz en materia de naranjos al pie de la Giralda han sido los vecinos, no los verdes. Verdes que nunca pidieron que vuelvan a poner en Virgen de Luján los naranjos que arrancaron cuando las obras del aparcamiento subterráneo, árboles que son la memoria de la infancia de toda una generación de niños de Los Remedios, y que desaparecieron.

En el silencio de los verdes, corte de árboles ante el Palacio Arzobispal. Y antes, corte de árboles, indiscriminado, ante la sede de los dos poderes autonómicos: tala de la explanada de Las Cinco Llagas, sede del legislativo, del Parlamento Andaluz; tala en la acera de San Telmo, sede del ejecutivo, de la Junta de Andalucía. ¿Habrá más símbolo de la saña arboricida que las talas ante el ejecutivo y el legislativo donde los verdes están apoltronados? De Belinda. Cobrando subvenciones de la Junta, cuando no estabulados en el sueldo y el despacho oficial. ¿Cómo van a hablar? Mucha Consejería de Medio Ambiente, mucha Agencia de Medio Ambiente, mucha multa por arrancar una sola encina en un parque natural, pero aquí se talan árboles todos los días en un jardín histórico como el Parque o en el conjunto monumental de Sevilla, con toda la protección legal habida y por haber, y no pasa absolutamente nada. Tenemos unos verdes de silencio, que protestan por el chapapote, pero no por Bolidén ni por los incendios forestales de este verano. Se les ve demasiado el plumero del carné y el sueldo. Les importan un bledo los árboles callejeros y los parques todos de Sevilla.

Y alerto sobre las obras que están haciendo en Las Delicias, en el paseo trasero al Pabellón de Argentina. Don Santiago Montoto se va a quedar sin la avenida con su nombre en la ampliación del muelle. Y junto al Pabellón de Guatemala corre peligro de arranque un zapote único, como el legendario de Hernán Cortes. Lo aviso antes que sea tarde, en vista de que a los verdes profesionales de nómina y silencio y a la Agencia de Medio Ambiente les importa mucho el chapapote, pero no el zapote.



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