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Tanta
propaganda para unas cosas y tan pocas para otras. Lo digo por
el Ayuntamiento. Hablé aquí de las tiendas que perdimos. Evocaba
comercios históricos desaparecidos y censaba los que resisten el
Sunami Inditex. Les animaba a comprar en esas tiendas como la
mejor ayuda a unos comerciantes, decía, «breados a impuestos e
inspecciones, sin la menor ayuda pública». En justo elogio del
alcalde, retiro lo dicho sobre ayudas públicas. Incluso compro
en Benacazón un mazo de cohetes, para celebrar algo de lo que
deberían haber informado con mayor intensidad, porque el
Ayuntamiento lo está haciendo muy bien.
-¿Esto qué es, usted, Carnaval? Vamos, que como es Carnaval está
usted elogiando al alcalde en plan de chirigota y de cachondeo,
¿no?
No, es en serio. No sabemos los sevillanos que el Ayuntamiento
obtuvo de la Comisión Europea un dinero muy curioso para
arreglar las calles del centro y para restaurar sus comercios
tradicionales. Es el Proyecto Restauro, que consiste en
subvencionar la restauración de las tiendas tradicionales del
centro y del eje comercial que va de la Giralda a la Macarena,
por Placentines, Francos, Plaza del Pan, calle Daos, La
Encarnación, Regina y Feria. Que es el eje comercial desde la
época romana. Para mantener esos establecimientos de dulce, el
comerciante pide esta ayuda y paga sólo el 20 por ciento del
presupuesto de la obra. El resto se lo pagan a fondo perdido, a
escote, el 80 por ciento los Fondos Feder de la Unión Europea y
el 20 por ciento el Ayuntamiento. Insisto: el 80 por ciento se
lo pagan a fondo perdido.
Y el Proyecto Restauro no es un tocho de papeles que se quedan
en un cajón, sino que pasan al cajón de obras. ¿Ustedes han
visto el cajón de obras de la Joyería Félix Pozo? Pues es que
esa tienda tan maravillosa la están sacando de brillo dentro de
este proyecto, en el que ya se han terminado 24 restauraciones,
hay 17 en ejecución y 26 adjudicadas pendientes de comienzo de
obras, aparte de 70 más en trámite. ¿Que cómo se llama eso en
dinero? Pues a 31 de diciembre del 2004 ya se han invertido más
de 550 millones de pesetas, de los cuales los comerciantes han
pagado sólo el 20 por ciento: el resto, a fondo perdido... y
hallado en el esplendor de los comercios restaurados. Entre
otros, tiendecitas de la Plaza del Pan como Santana o las
joyerías Serrano, Blanco y Rayca. O la Cerería del Salvador, En
Sagasta, la tienda de Torner, el relojero de la ciudad, o esa
sastrería inglesa mejor que todas las de Londres juntas que se
llama Galán. En Sierpes, El Cronómetro o la recuperación del
Imperial para Librería Beta. O Casa Rubio, que antes de cerrar
le lavaron la cara: como se maquilla a los muertos para el
entierro, lo mismo. Y yendo para el Arenal, la Farmacia de la
Puertalarená, Casa Tripón o Casa Salazar.
Y están en restauración o en trámite de ello la confitería La
Campana, la sombrerería de Maquedano. Casa Velasco, Casa
Morales, El Rinconcillo, Joyería Reyes, el Bazar Victoria o Casa
Moreno de la calle Gamazo. Como el Bar Europa de la Alcaicería
esquina a Siete Revueltas, la Papelería Caso de El Salvador, la
sombrerería de García en la Alcaicería o Casa Morales.
Así que den por tirados los cohetes que he comprado en Benacazón.
Por supuesto que en una pirotecnia histórica y tradicional de
Benacazón, fundada por los moros del Aljarafe en el siglo XII.
Con lo que demuestro andando que el comercio tradicional, aparte
de estas más que elogiables ayudas municipales a fondo perdido,
sigue necesitando el apoyo de todos como clientes. Porque, si
no, esto sería el PER del comercio tradicional. Bueno, ¿y por
qué no? ¿No se mantiene con subvenciones europeas El Torbiscal?
¿Por qué no ha de cobrarlas don Enrique Sanchís por mantener el
refinado monumento nacional comercial que es El Cronómetro?
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