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ha llegado el libro de un viejo rockero. Rockero de este duro
oficio de escribir en los papeles y de saber hacer periódicos.
La gente cree que el periodismo es esto de firmar. Eso es sólo
parte. Firmamos unos privilegiados. Para que este papel esté
ahora entre sus manos, muchos periodistas que no firman se han
batido el cobre del bendito oficio, haciendo un cuerpo
informativo cuya lidia completa busca usted, no el pase de la
firma de un articulito.Pongo este símil
porque es taurino el libro del viejo rockero: Celestino
Fernández Ortiz. Celestino es un periodista con oficio para
hacer un periódico y para escribir un artículo. Sí, dos en uno.
La historia del periodismo sevillano está llena de dos en uno.
Fernández Ortiz es incluso trino: Celestino en la
vicepresidencia de la Asociación de la Prensa o en la
subdirección del periódico del Movimiento; Cefeor en su sección
diaria "...Y Sevilla"; y Don Celes en la crítica de toros. Y le
sobra tiempo para ser concejal de Parques y Jardines, abogado y
arrocero. Y para dar el pregón de Semana Santa. Uso el presente
porque los viejos rockeros nunca mueren. Celestino es quizá el
último gran revistero taurino, Don Celes, en la Sevilla de
Giraldillo y de Don Fabricio. Escribía de toros en "El Ruedo".
¡Y cómo! Mucho hablar de Cañabate, pero Sevilla dio una nómina
de escritores taurinos que no tienen nada que envidiarle. Cuando
haya pasado esta marea progre alguien rescatará a Manuel Sánchez
del Arco "Giraldillo", como rescatamos a Manuel Chaves Nogales,
el biógrafo de Belmonte. Los dos Manolos aguardan un Plutarco
que escriba sus vidas paralelas: uno con los republicanos, otro
con los nacionales, ambos con la misma Sevilla, cuya "Cruz de
Guía" lleva Sánchez del Arco en un libro que las cofradías aún
no le han pagado y que tantos copietearon.
En la gran labor de mecenazgo que realiza el
Conde de Luna en su tenencia, la Real Maestranza ha reunido en
libro, con el título de "Oro y sangre", cinco biografías de
toreros sevillanos que Don Celes publicó en las páginas
centrales de "El Ruedo" entre 1950 y 1954. Cómo plumea este
Celestino, periodista de amplio espectro, cultísimo, sevillano
con la retranca aljarafeña de Benacazón... En estas semblanzas
de Rafael el Gallo, Maera, Varelito, Chicuelo y Pepe Luis hay de
todo lo que derrochó en su larga carrera: talento literario y
periodístico, un culturón, gracia. Y liberalismo. Celestino fue
algo tan raro como un liberal entre las camisas azules de la
Prensa del Movimiento. (Celestino, hijo, no me la disfraces
ahora con el mote de "la cadena que últimamente se llamó Medios
de Comunicación del Estado"). Estuvo en la Prensa de la Falange,
¿pasa algo? Otros están ahora con su camisa negra en la Prensa y
Radio del Movimiento de Polanco, de TVE o de Canal Sur y no pasa
nada. Estuvo en el diario "Sevilla", viendo pasar
directores-comisarios que no sabían ni dónde estaba la calle
Santander. Y luego en "Suroeste", cantera de medio periodismo
sevillano actual, cuando la Prensa del Movimiento, con Suárez,
se quitó la camisa azul.
Con este libro se rescata la prosa cultísima
de Fernández Ortiz, aunque sea sólo la taurina. Es de justicia.
El periodismo sevillano le debe mucho. De momento le debe cuatro
edificios de pisos para periodistas, en Nervión, Bami,
Matalascañas y la Huerta de la Salud. Con los beneficios de la
"Hoja del Lunes" montó en la Asociación de la Prensa su
Ministerio de la Vivienda particular y le puso un piso casi
gratis a cada periodista. No se lo han reconocido. Desde el
agradecido escritorio de un edificio de la Prensa, me encanta
ahora poder decir que, por fin, la Real Maestranza le ha puesto
un piso a quien tantos pisos dio a los periodistas. Un piso de
la Prensa en forma de libro. El libro del último gran revistero
de la taurina Sevilla.