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MUY
pocos nos atrevemos en estos Reinos a llamar a ZP lo que
verdaderamente es: Rodríguez. ZP es completamente Rodríguez.
Sonríe tanto y hace tantas tonterías porque tras el 11-M se
quedó de Rodríguez en Madrid. Llamo simplemente Rodríguez a
Rodríguez porque mentar a los políticos por sus dos apellidos
es lo más franquista que se despacha y no hay derecho a que no
derribemos esa estatua. Si a dictador muerto, gran lanzada, y
quitan al difunto Franco del caballo (como acabarán bajando a
la Virgen del Pilar de la columna del día de la Fiesta
Nacional), también hay que derribar lo que el paisano y colega
de Fidel Castro impuso: el uso innecesario de los dos
apellidos para quienes son perfectamente identificables por el
primero. Para Franco, Gual era Gual Villalbí; Lacalle, Lacalle
Larraga; Iturmendi, Iturmendi Bañales; Girón, Girón de
Velasco; Solís, Solís Ruiz; Baturone, Baturone Colombo. Y
Fraga, por supuesto, Fraga Iribarne. Una de las mayores
conquistas de la transición fue quitarle a Fraga el Iribarne.
Franco le preguntaba al inaugurar cada parador:
- Iribarne, ¿cuántos millones de turistas han venido gracias a
nuestra paz y a nuestro glorioso Movimiento?
Cuando AP, Fraga era bastante Iribarne, y así no podía la
derecha ir a ninguna parte. El gran éxito del PP fue poner a
Aznar al frente del partido, sin segundo apellido, sin el
Iribarne del franquismo. Recuelos franquistas de los dos
apellidos que quedan incomprensiblemente en el modo de nombrar
a los árbitros de fútbol, como si fuéramos unos Matías Prats
padres que nos supiésemos su media filiación y la dijéramos en
el No-Do. No era explicable que a un señor que se llamaba algo
ya de por sí tan rarito como Urízar le tuvieran que decir
Urízar Azpitarte. El Azpitarte era tan superfluo que sólo
tenía la explicación Iribarne del uso franquista de la lengua.
Y menos me lo explico ahora, que persiste esa moda nominativa
arbitral. A un señor que se llama Rubinos, ¿por qué hay que
decirle Rubinos Pérez, si como Rubinos y con el pito en la
mano (con perdón) no tiene pérdida? ¿Por qué Daudén Ibáñez a
un tío que se llama de una forma tan inconfundible como Daudén?
A Turienzo el Álvarez del segundo apellido le sobra; Esquinas
no necesita el Torres, ni Iturralde el González.
Por muchas estatuas que derriben, Rodríguez cabalga sobre algo
tan franquista como usar el segundo apellido: Zapatero.
Llamarle Zapatero, por el segundo, por el segundo izquierda,
claro, es un uso franquista de la lengua. Igual que su uso no
sexista se impone su uso no franquista. No sé como no han
caído en ello la Carapasa o el Caragarbanzo. Es una
contradicción histórica que los progres Visa Oro llamen a
Rodríguez como Franco a Fraga: por el Iribarne, digo, por el
Zapatero. Dos apellidos para él y muchos de su equipo. Lo
siento, pero lo de Pérez Rubalcaba me suena a árbitro de
Segunda: «Arbitró el colegiado señor Pérez Rubalcaba, que
propició el juego violento». Por el contrario, otros que
necesitarían el segundo apellido como el comer, prescinden de
él. Por ejemplo, Pepiño Blanco. Pepe Blanco me suena a Carmen
Morell y a cocidito madrileño repicando en la buhardilla.
El Zapatero con que mientan a Rodríguez es un evi-dente
retroceso para la democracia española. ¡Derribemos esa estatua
de Franco! Si Suárez era Suárez a secas y trajo ni más ni
menos que las libertades; y si González era González a secas y
trajo nada menos que el cambio (ay, cómo te echamos de menos,
paisano, qué clarito tenías lo de España); y si Aznar siendo
sólo Aznar o precisamente por eso dejó de ser Aznar, ¿por qué
ignorar el democratiquísimo Rodríguez de Zapatero y lo
montamos en el caballo franquista del segundo apellido? Sobre
todo cuando ni Moratinos, ni Bono ni muchos ministros usan
segundo apellido. Especialmente Carmen Calvo. Aunque me lo
explico. Calvo sería Poyato. Con razón la llaman sólo Calvo.
Claro.
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