|
-
Mientras
dejan que se carguen los paisajes más líricos del campo con
naves industriales y postes de la luz, y consienten que los
pueblos de prodigiosa arquitectura popular sean
desnaturalizados, cuidamos muchísimo al lince. Nos gastamos
medio presupuesto en linces. El lince no tendrá conejos que
comer, pero hay que ver la cantidad de funcionarios y
ecologistas profesionales que viven del lince. Esos sí que
tienen vista de lince. Un amigo mío dice:
-Con el dinero de los presupuestos que nos gastamos en los
linces, le podíamos comprar a cada uno un piso en Los Remedios
y hacerlos socios del Labradores, que nos saldría más barato.
Los linces ya tienen hasta sus ecos de sociedad felina. El
otro día venía la necrológica del Tenaza, un lince con nombre
de cantaor, que mató un coche en Los Guayules. ¡Cómo lloraban
al Tenaza los que viven del lince! Por poco le ponen una
esquela del modelo 5 y le encargan un funeral. Ahora ha venido
el natalicio de tres lincecitos preciosos. Para comérselos de
lindos. Como tres gatitos chicos recién nacidos, con sus
orejitas pegadas a la cabeza y esas caritas... La niña de Paco
Narbona dio una rueda de prensa para anunciar su nacimiento en
cautividad. Tras 64 días de gestación, Saliega, una hembra de
Sierra Morena de sólo dos años, parió estos tres cachorros,
cuyo padre, Garfio, tiene cuatro años y es también de Sierra
Morena. Pues enhorabuena, señora linza Doña Saliega y señor
lince Don Garfio. Salud para criarlos. Mi gato, el muy
literario Don Remo Romano de Híspalis, me ha dicho, viendo a
los coleguillas privilegiados y famosos:
-Ya le he pedido a la diosa Bastet que en la siguiente de mis
siete vidas quiero reencarnarme en lince, en lince funcionario
de la Junta.
Tan exagerado es este gato mío, que dice que los linces
funcionarios de la Junta no dan golpe, se pasan el día
haciendo el crucigrama en Doñana. Y que les pagan trienios,
dietas, kilometraje y plus de nocturnidad cuando salen
buscando conejos. Y hasta plus de peligrosidad por cruzar la
carretera de Matalascañas. Mi gato Remo y su colega Rómulo,
como su perro Pinki o su perra Linda, están muy enfadados por
los agravios que se gasta la Junta con perros y gatos. Ni esto
es talante ni esto es alianza de civilizaciones entre los
linces y los animales domésticos, ni ná. La Junta, a efectos
de animales, gobierna como si fuera el PP: sólo se ocupa de
los ricos, los privilegiados linces. Ignora a los pobres
perros de nuestras casas, a los pobres gatos callejeros. Con
los que, encima, la tiene tomada. Usted preserva la raza del
Cockel Spaniel con su perro, que vale una fortuna; lo vacuna,
lo cuida. Usted tiene un gatito Rag Doll que es un prodigio de
la Naturaleza y que le cuesta lo suyo en pienso equilibrado y
en veterinaria. La Junta se ha acordado ahora de ellos. ¿Para
ayudar a sus dueños? No, para sacarles el dinero. Debemos
inscribir por co...llares nuestros perros y gatos en el
Registro Andaluz de Identificación Animal, y ponerles un
microchip. Si no lo hacemos, nos cascan una multa entre 501 y
2.000 euros. La perfecta metáfora animal: los linces
funcionarios viven del dinero que les sacan a los perros y
gatos contribuyentes.
¿Y los pobres galgos abandonados, salvados de la crueldad no
por la Junta, sino por los verdaderos amantes de los animales?
¿Y los perros callejeros? ¿Quién los censará? A las simpáticas
colonias de gatos callejeros, los gatos del foso de la
Universidad, de los pabellones militares de San Bernardo, de
las orillas del río, de Rochelambert, ¿quién les va a poner el
chip, para que no sean gatos simpapeles? Seguramente la Junta
se ocupará de ellos, a través del Ayuntamiento. Pero como
siempre: con los laceros, para darles bolilla, los muy
asesinos Herodes de perros y gatos inocentes. Con razón mi
gato Remo cuando sea mayor quiere ser lince funcionario de la
Junta de Andalucía.
Recuadros de días
anteriores
Correo
Biografía de Antonio Burgos
Libros
de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés
|