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El
aficionado puso un vídeo de una de las últimas grandes faenas
del torero de sus amores en la plaza de Sevilla.
-No sería un vídeo, sería un DVD, no sea usted antiguo...
Bueno, era exactamente un vídeo pasado a DVD, que es como un
manto de los recuerdos pasado a terciopelo nuevo de las
tecnologías. El aficionado puso el DVD, se dispuso a paladear
una vez más aquella muleta en la izquierda, aquel capote con
las manos bajas, y de pronto le dijo a su mujer:
-¿Tú hasta visto la cantidad de gente que sale en el vídeo que
desgraciadamente ya no está entre nosotros?
-¿Cómo quiénes?
-Pues como este burladero de la empresa...
Y como estos prodigios del DVD permiten el «páralo ahí, que le
voy a cantar una saeta», detuvo el vídeo en un detalle del
torero de sus amores, donde se veía perfectamente al fondo el
burladero en cuestión. Un tramo de la cofradía de La Canina,
vamos. El aficionado dijo a su mujer:
-Mira los que están ahí: Diodoro Canorea, Miguel Criado,
Miguel Ríos Mozo, Rufino... Ninguno está ya con nosotros.
Y siguieron mirando. Y empezaron a parar el vídeo en detalles
de los tendidos, de las primeras filas de barrera, de la
Maestranza propiamente dicha, que es el palco de los
caballeros del Real Cuerpo en la plaza de los toros de su
propiedad. Y observaron que, aparte de los muertos, aparecían
otros: los de la muerte civil del barquinazo. Siguió
comentando el aficionado:
-Mira qué buen sitio tenía Mengano, antes que pegara el
barquinazo.
-¿Quién está ahora en ese sitio?
-¿Quién va a ser? ¡Un promotor inmobiliario!
Que el dinero ha cambiado de manos se ve perfectamente en la
plaza de los toros. A un querido geógrafo he indicado que
sería una tesis doctoral preciosa que se estudiase el cambio
de titularidad en los abonos de la plaza de los toros.
¿Quiénes estaban en las mejores barreras en los años 40? Pues
los grandes apellidos de siempre, los dineros del campo, los
títulos del Reino. ¿Quiénes en los 50? Pues empezaron a llegar
los especuladores que empezaban a construir en Los Remedios y
a derribar media Sevilla, que pronto tomaron el nombre y
profesión de promotores inmobiliarios. Cada vez había en los
mejores sitios menos mejores apellidos, pero más dinero
contante y sonante. Muchos que hace unos años estaban en el
tendido 11 andan ahora con un puro así de largo en una primera
fila de barrera del 1, donde los capotes. Donde aquel virtuoso
de pelotazo quiso que le dieran un abono de exhibición y
enganche de fama cuando el 92 y un sevillanísimo empleado de
la contaduría le dijo:
-Pues usted me dirá a qué Guardiola mato para darle yo a usted
una barrera ahí donde la quiere...
Las mejores localidades de preferencia, como se les llama en
el lenguaje de la contaduría, son ahora de sociedades
anónimas, de empresas. Donde está el dinero. Los nuevos
abonados se corresponden bastante con los nuevos ricos, con
los pelotazos, y las bajas del abono se corresponden bastante
con la ruini, ruini, como ese cardenal de la curia que tiene
nombre de barquinazo sevillano.
... Y el Ave, claro. Veinticinco años de autonomía andaluza no
nos han servido para terminar con ninguna de estas dos cosas,
máximos exponentes de la dependencia sevillana. Que en los
mejores carteles los mejores sitios estén ocupados por señores
que vienen de Madrid a ver los toros y que las crónicas de
estas corridas no las hagan los revisteros sevillanos que
cavan los tomates de toda la temporada, sino los críticos
estrellas venidos de Madrid. ¡Prontito iban a consentir en
Bilbao que las crónicas del campeonato de levantadores de
piedras las hicieran los críticos llegados de Madrid!
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