Y desde esa esquina de azulejos de Las
Escobas, y hasta donde Juan Robles puso la primera Gran
Embajada de Villalba del Alcor en Sevilla, por toda la Cuesta
del Bacalao arriba, los veladores para comer en la calle.
Delante de Las Escobas o en la Plaza de los Venerables tienes
la seguridad de que aunque esté cayendo la del tigre de calor,
y haga 39 grados a la sombra, a las siete de la tarde, ¡vamos,
con la fresquita!, unos turistas alemanes en calzones cortos
se están comiendo una paella. Creen las criaturas que aquí,
con la calor, lo que comemos los sevillanos es paella. La
explosión de luz del Mediterráneo, que dijo Carmen Calvo, otra
que sería capaz de comerse una paella a las seis de la tarde,
en pleno verano, sentada en un velador.
Los que comen en Sevilla en la calle son
mayormente los turistas. Los sevillanos vivimos de espaldas al
río y vivimos de espaldas a una maravilla que tenemos: los
espacios tan lindos como para poder cenar al fresco. Con este
clima, con estos parques y jardines, con esta flora, con estos
olores a dama de noche, con estos anocheceres de ensueño, en
cualquier otro lugar del mundo habría cien sitios distintos, a
cuál más refinado, a cuál más agradable, para poder cenar al
aire libre. En Sevilla, por el contrario, ¿dónde? Pues en los
clásicos: en Río Grande, en La Raza o en Casa Modesto, y casi
pare usted de contar. Que los sevillanos no frecuentan. Vas a
La Raza, y casi todos son turistas. Y pocos sitios más hay. De
veladores de tapas, todos los que usted quiera. Pero de mesas
para cenar al aire libre, de cenadores...
-- Pues los dos senadores del PSOE y el
senador del PP... Eso. Sí, en la azoteíta del antiguo Faro del
Puente Triana puedes cenar. O en el Puesto de las Flores de la
calle Betis. O bajo el toldo del antiguo Bar Colón. Y poco
más. Den por nombrados todos los que olvido y usted recuerda.
Teniendo Sevilla este clima, este largo y lento, hondo verano,
estas noches deliciosas, ¿dónde está el Oriza al aire libre?
Traduzco: el gran restaurante con la gran cocina, con el
servicio de categoría, el ambiente bien cuidado y refinado,
donde todo sea como el olor de la dama de noche del entorno...
-- Pues le voy a decir a usted dónde está
eso que echa en falta, y me extraña que lo diga usted, que es
tan sevillano. Si no existe eso que usted dice, es porque el
mercado no lo ha pedido. Si no, Sevilla se hubiera llenado ya
de cenadores exquisitos, como se ha llenado de mesones
serranos y bodegones sanluqueños. Lo nuestro en materia de
cenar en la calle es el pescado frito y el velador. No pasamos
de ahí. Así que cuanto usted añora, lo tiene en la
Puertalarená. Lo nuestro de cenar enmedio de la calle es
comprarnos el papelón de pescado frito en la freiduría del
Arenal y comérnoslo allí al lado, en un velador del bar de
Ventura, el alguacil de la Plazalostoros. Usted se esnorta
muchas veces y se cree que en vez de en Sevilla está en
Viena...
-- Pues de viena me comía yo ahora una
calentita con manteca colorá que temblaba el misterio...