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Gracias
a Dios y a su Madre, a los que escolta, la Centuria Romana de
la Macarena tiene su mitología artística, literaria y popular.
Cada capitán es un personaje de Sevilla. Lo es Pepe el Pelao,
que representaba tan bien su papel que hasta se creyó romano
de Jerusalén y no celador del Hospital. Joselón incluso le
hizo ver que estuvo en Jerusalén, y que fue Pilatos en persona
quien le dijo, delante del Sentencia:
-- Pepe, hijo, ahí tienes la Centuria: haz
con ella lo que quieras, que será algo grande.
Ignoraba quizá Joselón que quien hizo algo
grande con la Centuria fue El Melli, antecesor de El Pelao,
quien la sacó de los amaneceres de aguardiente y le dio rigor
penitencial. Hasta el punto de que le desertó media gandinga.
Y un armao moyatoso que había pasado a la B ante tanta
seriedad, contestó a un vecino que le preguntó por qué no
salía ya aquel año:
-- ¿Salir yo de armao? Pero si El Melli ha
puesto aquello que es el Tercio de la Legión, con tanta
disciplina... Su literatura tuvo también el difunto Pepe
García, que conoció a la que luego fue su mujer un Jueves
Santo, vestido de armao, en La Alicantina. Por lo que decía
con mucho arte: -- Yo no sé si mi mujer se enamoró de mí o de
Julio César.
Todos esos legendarios capitanes no
aventajaron en casticismo al que actualmente manda la
penitencial macarena tropa: Ignacio Guillermo Prieto. Aparte
de su profesión de director de agencias de viaje, tiene
Ignacio Guillermo una sevillanísima doble militancia, a cuál
más nuestra: es capitán de los armaos y como segunda actividad
hispalense, por afición y tradición, portero de la
Plazalostoros. Llegué una tarde a la puerta del tendido 7 con
mi billete, y en el control del callejón del desolladero, el
elegantísimo portero, tras cortarme el piquito de la entrada,
me dijo muy marcialmente:
-- La Centuria a sus órdenes: soy el nuevo
capitán de los armaos.
Ni El Pelao, ni El Melli, ni Pepe el Armao
llegaron a ese doble sevillanismo. Ni a ese sevillismo. Cierta
pública devoción verderona por el Gran Poder ha creado mucha
confusión en las adscripciones cofradieras de las dos mitades
de Sevilla. En el último derbi dije que el Señor de Sevilla,
como su mismo nombre indica, es del Sevilla F.C., aunque haya
quien quiera llevárselo a Heliópolis por el procedimiento del
tirón. ¿Habrá algo más sevillista que un hermano de canastilla
del Señor? En las cofradías hay más sevillismo del que parece.
Lo digo por la carta escrita con pluma de armao que recibo del
capitán de la Centuria para matizar la posible final de Copa
en Miércoles Santo. Me dice Ignacio Guillermo, con toda la
gracia del Arco: "Si por un casual el próximo año mi equipo
palangana -para eso nuestro Jefe es Pilatos-, llegara a ganar
tan ansiada final, no le quepa la menor duda que posiblemente
nuestro Pájaro llevaría la "tela pintarraqueada" -según Don
Manuel- de nuestro Centenario, informándole que
aproximadamente el 90% de las mencionadas huestes simpatizan
con el palanganeo."
Como no podía ser menos. La Centuria de
Pilatos, el de la palangana, ¿qué va a ser, sino gloriosamente
sevillista? Punto en el cual la ceremonia de la visita de los
armaos al Señor en San Lorenzo cobra cada Jueves Santo todo su
significado histórico de la Concordia. Concordia de Gran Poder
y Macarena, y concordia de Sevilla y Betis: del Gran Poder
pretendidamente de Don Manuel y de los sevillistas armaos del
romano de la palangana. Lo malo va a ser cuando a Don Manuel
le digan que los armaos son sevillistas. Como Aníbal, jurará
odio eterno a los romanos. (Y mandará a Gregorio Conejo que
haga urgentemente socios a los armaos chuchurríos del
Santontierro.)
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