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Las
serpientes de este verano, lagarto, lagarto, son muy raras.
Viajeras. Dice Zapatero que él es el primer presidente español
que ha ido a China. Mentira, como casi todas las suyas.
Presidente, presidente, lo que se dice presidente, el primer
presidente español que ha ido a China ha sido Del Nido. Vulgo
Benavente. Como estos chinos lo imitan todo, hasta el conjunto
de sevillanas Los Romeros de la Gran Muralla estará ya
cantando esa copla que escribió el poeta pequinés Ma Cha Do y
que dice:
A Pekín llegó Del Nido:
todos saben cómo ha sido.
¡Eso es meterse en carretera! Un Sevilla de largo recorrido y
un Betis de cercanías. El Betis juega a las Damas. Y a Los
Amarillos. Lo del Sevilla sí que es meterse en carretera, y no
Lopera, que pudiendo haber ido con la Copa a Nueva Zelanda, se
ha conformado con llevarla a los pies de la Blanca Paloma. Que
a partir de ahora será la Blanca y Verde Paloma. Dice Lopera
que todos los almonteños son béticos. Total, saltar la reja o
ganar la Copa es lo mismo: achuchones y arrempujones. La
ermita se acolapsa como La Palmera cuando sale la Virgen. Las
peñas del Betis son como hermandades filiales de Don Manuel.
Me estoy viendo ya que Manolo Melado copia ya mismo en
Heliópolis la megafonía del santuario en la presentación de
hermandades:
-¡Adelante la caballería de AsunÇao!
Previa consulta del Barbero al Cura. Esto no lo ha dicho
Lopera, lo digo yo: Cervantes era bético. No aquel Cervantes
de los tiempos de Calderón, cuando Paquiño Correal descubrió
que la alineación del Betis frente al Palamós era media
Historia de la Literatura Española. El otro Cervantes bético
era Don Miguel, que tampoco era manco en cuestión verderona. Y
El Quijote, como la Biblia del beticismo. Hay que hacer una
lectura bética del Quijote. Yo ya la he hecho. Me he
encontrado con dos personajes tan béticos como el Cura y el
Barbero. El Cura, naturalmente, es don Angel Martín Sarmiento,
doctor en teologías verderonas, que un día de éstos nos dirá
que el triángulo con el que se representa a Dios es el mismo
del escudo del Betis, el de las gloriosas trece barras. Ergo
Dios, como los almonteños, sus vasallos marismeños, es bético.
Eso en cuanto al Cura. En cuanto al Barbero, Quijote puro, el
Betis tiene su Barbero: Manolo Melado. El barbero poeta, el
bardo barbero de quijotesca barbita que hace lirismo con la
solemne proclamación de alineaciones.
A estas alturas no sé quién ha corrido más mundo: si el
Sevilla llegando hasta la China de los mantones de Foronda o
la Copa del Betis. Lopera le va a tener que poner un
cuentakilómetros a su Copa. Ya no es la Copa del Rey. Es la
Copa de Lopera. Tantos kilómetros le ha hecho ya, que yo creo
que tiene que pasar la ITV. ¿Duerme Lopera con la Copa en su
cama por las noches? ¡Tápela usted bien, que no se resfríe con
el esplí del aire acondicionado! ¿O le ha puesto un piso a la
Copa? Los antiguos presidentes del Betis le ponían un piso a
la querida en Los Remedios. La querindonga de Lopera es la
Copa. Y le ha puesto un piso. Lopera, esposo fidelísimo y
amantísimo, le pone los cuernos a Isabel su mujer, cuya mano
beso, con la Copa. Seguro que su santa esposa le dice:
-Sí, sí... ¡A rezar a la Blanca Paloma...! Eso es lo que me
dices a mí. Pero yo sé que te vas a Almonte con ésa...
La Copa no es como la otra, y a todo tiene derecho. Lopera le
ha sacado un kilométrico a la Copa. ¡La de puntos plus de
viajero frecuente que tiene ya acumulados! Por eso me encanta
lo del Sevilla. Sin tanto cuento de andar pegando copazos por
ahí por los pueblos, ahí lo tienen: en Pekín. Como ZP. Y lo
más bonito del Sevilla es que, al contrario de ZP, para ir
Pekín ni ha tenido que quitarse de enmedio de ningún fuego en
Guadalajara, ni agraviar a Riotinto, ni nada...
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