Este año se ha retrasado la fiesta de la ascensión. La hemos escrito con minúscula. Ha sido una mayúscula ascensión con minúscula: la de Santa Juana a lo alto de la Giralda. Sí, he dicho Santa Juana. Era el nombre popular de la Giganta hasta que en la primera restauración de maese Alonso Ximénez y su cuadrilla de alarifes villalberos, en 1980, se le empezó a decir ese mote de Giraldillo, para distinguir la habitual sinécdoque: la veleta, la Giralda, nombra a la torre toda. Se han cumplido las bodas de plata de aquella restauración. Es como si la ascensión de la Santa Juana verdadera a su barrera en la plaza de los cielos hubiera sido una cofradiera procesión extraordinaria, en los XXV años de su primera restauración en nuestros días. Que en anteriores centurias, ni te cuento las perrerías que le hicieron. Hasta le pusieron un collar de perro. Una carlanca de perro de majada, con la que Carlos Ortega la retrató la vez primera que se subió a los villalberos andamios de cañizo para hacerle la foto del carné de identidad. La Giralda es la única torre del mundo con carné de identidad.

¿Usted no ha visto el carné de identidad de la torre mayor? Lo está enseñando continuamente, como si en una redada de torres tuviera que identificarse ante la Policía de Eolo. El carné de la Giralda es exactamente su DNI. Que enseña desde el montesinesco cuerpo de campanas. En sus cuatro caras, lágrimas de San Pedro epigráficas y bíblicas, tiene escrito un Proverbio: «Turris fortissima nomen Domini» (el nombre de Señor es la torre más resistente). Pero como «Domini» no cabía con todas sus letras, los canteros lo pusieron en abreviatura, con las tres consonantes: DNI. Si se sitúa usted en la Punta del Diamante, en la acera del Gato Negro, le ve perfectamente el DNI a la Giralda. Por lo que Carlos Ortega le hizo en 1980 la foto de carné para el DNI. Que luego le sirvió como foto de pasaporte, cuando la bajaron y se la llevaron en un camión al Fremap de las Giraldas, a hacerle la ITV. Más Guinnnes de las torres: la Giralda es la única veleta europea en forma de mujer (en La Habana y en las etiquetas del ron está su prima cubana) que además tiene la ITV hecha.

Es una novia que espera a sus amantes con los papeles bajo el brazo. Entre ellos, a todos los que desde 1980 a la fecha se han retratado allí arriba con ella. Hasta 1980 no teníamos el gusto de conocerla, ni de haberla visto de cerca. Desde entonces, en cada restauración hay como expediciones de los 8.000 al Himalaya de Hernán Ruiz para retratarse con la novia. Yo subí en una de las primeras, con Maese Alonso Ximénez, José María Cabeza, Isabel mi mujer, el doctor Eloy Domínguez Rodiño, Carmiña Leyva, la inolvidable Bernardeta y el Duque de Segorbe. Conforme ascendíamos, nos fue entrando el canguelo del vértigo y claudicando. Sólo Eloíto, Isabel y Segorbe llegaron hasta Santa Juana y se retrataron con ella. Segorbe hasta se quitó su bufanda de cuadros de lana inglesa buena, buena, buena, para ponérsela a Santa Juana en el cuello, no se fuera a resfriar. Un caballero.

Desde entonces, los sevillanos se han retratado a centenadas con Santa Juana en su balcón de los vientos, aprovechando que aùn están los andamios puestos. Un historiador, celoso amante de la ciudad y de su torre, nos ha mandado a los amigos por correo electrónico sus fotos abrazado a Santa Juana, allí arriba. En ellas está la Giganta con sus voluptuosos bronces recién salidos de Corporación Dermoestética. Y como el historiador sevillano anda sobrado de gracia, nos dice en el correo de las fotos del roneo: «Si hace poco más de un mes os mandé unas fotografías allá arriba, junto a la falsa impostora que coronó la Giralda 2.330 días exactamente, cómo no os iba a mandar éstas. Otra vez os digo -y con más razón ahora- lo de Luis Miguel Dominguín a Ava Gadner tras terminar "la faena": "¿Qué donde voy tan rápido? Pues a contarlo, hija, a contarlo..." Pues eso, os lo cuento: hace un rato estuve con Ella; está mejor que nunca».


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