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Si
está usted buscando un teléfono móvil con manos libres, pida
uno como el de Chaves. Manos libres total. Para todo. Manos
libres para ocuparse lo mínimo de un partido del que es
presidente. Manos libres para las habituales mangas y
capirotes del poder, porque la chungalé oposición del PP tiene
un ver. Oposición que va a hacer el fichaje del siglo. Ni
Sergio Ramos, ni Robiño, ni ná: Amalia Gómez. ¡Vaya novedad! A
buenas horas, mangas verdes. Amalia hubiera tenido que ser la
candidata a la presidencia de la Junta en las enésimas
elecciones autonómicas que perdió Arenas, no traerla ahora, al
humo de las velas. Amalia Gómez tiene pinta de mari, habla
como una mari, se viste como una mari. A Amalia Gómez la
hubieran votado encantadas las maris, gorditas como ella, que
dan las mayorías al PSOE. Es intercambiable con el PSOE. Más
parecen del PP esas consejeras pijas de los pelos largos que
nadie sabe cómo se llaman, que Amalia, pueblo puro, de la
estirpe de Regla Jiménez, la inolvidable alcaldesa de
Espartinas.
El manos libres de Chaves le permite destruir impunemente un
monumento nacional, catalogado, protegido: San Telmo. Para
ello se vale de un arquitecto que también tiene el manos
libres: el Divino Consuegra. Los del manos libres han dejado
libre San Telmo, y como dice el cante de Ortega Cano, estamos
muy a gustito en la Casa Rosa, donde hemos celebrado el primer
consejo del gobierno.
- ¿De qué?
- De gobierno...
- ¡Ay, que me entra la risa floja!
- Pues ellos dicen que son el consejo de gobierno.
- Cualquier cosa es un gobierno.
A paso de mudá, se han ido de San Telmo a la Casa Rosa.
Traduzco, con «La Sevilla de los Montpensier». el exquisito
libro de Vicente Lleó, en la mano: Chaves, con sus manos
libres, se ha ido del palacio de los Montpensier a la casa del
sastre de la corte de los Montpensier. Sí, la Casa Rosa no
crean que era el palacio de un grande de España. La Casa Rosa
se la hizo Juan Cruz, el sastre de la corte de los Montpensier.
Qué refinamiento no tendría aquella Sevilla, que miren cómo
eran las casas de los sastres.
- No, qué buenos pagadores serían los sevillanos de entonces,
que hasta los sastres, ésos a los que nunca se les abona la
factura, se hacían estas casas.
Para que vean cómo ha ido degenerando Sevilla, no tienen más
que comparar la casa del sastre de los Montpensier con la
mejor casa del más afamado de los actuales maestros alfayates
sevillanos, como puede ser el prestigioso José Cañete. Cañete
tiene un casoplón con piscina y jardines en la urbanización El
Capricho, de Espartinas, donde hasta celebra las bodas de sus
hijos. Bueno, pues el casoplón del maestro Cañete no serviría
ni para caseta del perro en la morada del sastre de la corte
de los Montpensier. Refinada Casa Rosa a la que de puro
milagro no llaman Palacio, en esta moda de casas-palacio,
apartamentos-palacio y adosadas-palacio.
Hago abstracción del contenido juntero-presidencial que le han
dado y me quedo con el continente de la Casa Rosa. Evoca una
Sevilla de fraques, salones, berlinas, médicos positivistas,
pintores historicistas, poetas románticos, filósofos
prekrausistas, inicios de revolución industrial, apoyo a la
septembrina, que promovía y alentaba el siempre desconocido y
poco valorado Don Antonio de Orleáns.Montpensier fue la
primera vanguardia imposible de Sevilla y ahora la van-guardia
estabulada en el poder y en el dinero le va a destruir su
palacio de San Telmo. Con Montpensier sí que de verdad estuvo
instalada Sevilla en la modernidad y en el progreso. Sin tanto
cuento y sin tanto tirar nuestro dinero a manos libres y a
manos llenas. Y levantando San Telmo, no cargándoselo.
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