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Decía
Goya que el tiempo también pinta. Deja sobre los cuadros una
pátina que muchas veces los mejora. Aquí gustan mucho los
cuadros pintados por el tiempo. Me lo descubrió Paco
Cortijo, pintor grande como una telera de su Alcalá de los
Panaderos. Me dijo un día, comentando que sólo Pepín Ybarra
le compraba sus cuadros:
-A los ricos de Sevilla les gustan unos cuadros muy oscuros
con unos santos muy raros, que ponen sobre la chimenea para
que, con el humo, se pongan más oscuros todavía.
Y si Goya hubiera sido aficionado al fútbol, hubiera dicho
que el tiempo también marca goles. El Sevilla F.C. está
marcando los goles de la nostalgia en su centenario, con las
viejas glorias como antepasados de sí mismos, equipados con
medias negras y largos calzones por debajo de las corvas, la
pescadora de cordoncillos al cuello y el balón de correílla,
que te destrozaba la frente si rematabas de cabeza, y arma
el Belén fundacional en el campo del Mercantil junto la
Estación de Cádiz. Gloria tibi, Sevilla F.C.
En la calle Alvarez Quintero, subiendo por Chicarreros, está
la vieja tienda del nazareno en el balcón de la Cuaresma,
donde de milagro aún no han puesto una franquicia de Nike.
En su escaparate convivían túnicas de nazareno y
equipaciones futbolísticas. Allí nos inflaban los balones de
correílla; de badana, no de cuero, que les pegabas un
punterazo y se descascarillaban. La tienda se sigue llamando
como este tiempo goyesco que también marca centenarios goles
rojiblancos: «Al Siglo Sevillano». En los eternos duales, al
siglo sevillano le han salido dos centenarios de clubes. El
XX fue el siglo del petróleo, de las guerras mundiales, de
las telecomunicaciones, de la aviación, de la imagen... y
del fútbol. Celebra sus fastos centenarios el Sevilla y
piensa en los suyos el Betis. Más que de centenario, me
gusta hablar de siglo, por aquello de «Al Siglo Sevillano»
con las camisetas de la alineación de Helenio Herrera que
nos teníamos que aprender de memoria en el colegio jesuítico
de Nervión, casi como el catecismo Ripalda: Busto, Guillamón,
Campanal, Valero, Ramoní, Enrique, Liz, Arza, Araujo,
Domenech y Ayala. Algunos, como rebeldía, ¿verdad, Pepe
Borbolla?, nos hicimos béticos en el sevillista Portaceli de
Nervión. Otros, también como rebeldía, ¿verdad, Javier
Arenas?, se hicieron sevillistas en el muy bético colegio
Claret de Heliópolis. Donde el fantástico capellán verderón,
el claretiano don Ángel Martín Sarmiento, sigue explicando
teología de la liberación del gol al jesuítico y sevillista
padre Carlos Muñiz:
-A ver, padre Muñiz, un caso práctico de teología de la
pelota. En el derby, el Sevilla le hace una falta al Betis.
La pitan. La va a tirar AssunÇao. AssunÇao se encomienda a
Dios y se santiagua antes de tirarla, para marcar. Pero se
santigua también Palop bajo los palos y reza para que no le
marquen el rosquete. Los dos le piden a Dios cosas
contrapuestas. ¿Y a quién le hace caso Dios? ¿Al bético o al
sevillista? ¿Sabes a quién? Pues a AssunÇao. Porque Dios,
por su infinita perfección, no tiene más remedio que ser
bético.
Gloria, pues, en las alturas a los dos clubes del siglo
sevillano del fútbol. Y hoy especialmente, lo siento, al
Betis, que esta noche debuta con picadores en la Copa de
Europa. El Betis vence al tiempo goyesco que también marca
goles. Juega contra el Liverpool en el campo donde ayer por
la mañana como quien dice el Tenerife lo mandaba a Segunda
División y lo condenaba al infierno casi utrerano de tener
que jugar con el Palamós, a pesar de las oraciones del padre
Sarmiento al Altísimo Betiquísimo. Del Palamós al Liverpool.
Yo creo que es algo, Don Manuel. Ahora, que con la de fechas
que hay en el año, ya podían haber puesto el partido un
diíta que no fuera martes y doce más uno, joé...
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