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El Recuadro   

 Antonio Burgos

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Entidad de entidades

COMO lo de «vanidad de vanidades y todo vanidad», pero en entidad: «Entidad de entidades, y todo entidad». Si la solución para el callejón sin salida en que él solito se ha metido es que la nación sea entidad nacional, a mí, plin: mi colchón es catalán, sin boicot. Por mí que siga el cachondeo. ¿Pero por qué entidad y no ente? ¿Captan el matiz? El café para todos del Estado de las Autonomías se despachó en la máquina de los entes. Toda España fue ente preautonómico. Todo el mundo quería ser ente cuanto antes. Hubiera sido muy tradicional que ahora hubieran desenterrado aquella palabra, ente. Han preferido entidad. Voz propia de cronista deportivo malo: la entidad rojiblanca, la entidad azulgrana. O de periodista especializado, pero muy malamente, en Economía: entidad bancaria, entidad crediticia.

Pero si es por entidad, a mí no me gana nadie. ¿Que Cataluña es una entidad nacional? Pues nada: que todo sea una entidad. Llego más lejos que nadie. A nacionalismo no hay quien me gane. Me estoy aprendido los clásicos de la poesía española adaptados a la nueva realidad de las entidades nacionales. Así, así es como a partir de ahora habrá que recitar la «Canción del Pirata» de Espronceda:

«Con diez entidades artilleras por cada entidad costal, con la entidad eólica en la entidad posterior, a toda entidad trapera, no corta la entidad marítima sino que adopta entidad aeronáutica una entidad velera. Entidad náutica de entidad piratesca que llaman "El Temido" por su brava entidad, en toda la entidad marítima conocido, desde la entidad occidental a la entidad oriental.

»La entidad lunar riela, en la entidad de velamen gime la entidad eólica y alza en blanda entidad móvil entidades de oleaje de entidad argéntea y de entidad celeste. Y va la entidad directiva piratesca cantando alegre en la entidad naval posterior, la entidad asiática a un lado, al otro la entidad europea, y allá a su entidad frontal, la entidad constantinopolitana.

»Navega, entidad náutica de entidad velera mía, sin entidad canguélica, que ni la entidad naval enemiga ni entidad borrascosa ni entidad bonancible tu entidad brujúlica a torcer alcanzan ni a sujetar tu entidad valerosa.

»Veinte entidades de cautividad hemos hecho a despecho de los ciudadanos y ciudadanas de entidad británica, y han rendido sus entidades vexilológicas cien entidades nacionales bajo mis entidades pinrélicas».

No debe limitarse a los románticos la adaptación al lenguaje de lo políticamente correcto. La Generación del 27 espera su adaptación a la España de las entidades. De momento ya me he aprendido la nueva versión de «La casada infiel» de García Lorca. Queda así:

«Y yo me la llevé a la entidad fluvial creyendo que tenía entidad soltera, pero tenía entidad marital. Fue la entidad nocturna de la entidad apostólica santiaguesa y casi por entidad caritativa. Se apagaron las entidades lumínicas del mobiliario urbano y se encendieron las sonoras entidades insectiles ortópteras. En las últimas entidades constructivas en ángulo recto toqué sus entidades pectorales de entidad somnífera, y se me aperturaron súbitamente como entidades interflorales de entidades liliáceas.

»La entidad fecular de apresto de su entidad de lencería interior me sonaba en la entidad auditiva como una entidad textil de entidad sedosa rasgada por diez entidades cisorias. Sin entidad lumínica de entidad argéntea en sus entidades de ramificación, las entidades arbóreas han crecido, y una entidad horizontal de entidades caninas emite entidades ladradoras muy lejos de la entidad fluvial».

¿Será por entidades?



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