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ZP
ha prometido, con la solemnidad que imprime a las mayores
tonterías, que utilizará la primera reforma de la
Constitución para que los minusválidos sean discapacitados.
¡Toma ya DRAE! Menda propone que aprovechemos la collada
para declarar fuera de la ley una imagen literaria. Que
dejemos para siempre de llamar Piel de Toro a Expaña (voz
por cierto la de Expaña cuyos derechos de autor reclamo y
registro en tiempo y forma).
Lo mismito que España va camino de ser Expaña, a la preciosa
imagen geográfica de la Piel de Toro se le está poniendo
color sepia de cartel antiguo de taberna, cagado de moscas y
descolorido por la humedad. Hay que buscar urgentemente un
sinónimo de Piel de Toro. Piel de Oso, quizá, que ya se
están repartiendo los separatistas furtivos, dada la
seguridad de su cacería que ZP les ha prometido. No puede
ser más simbólico el arranque de páginas de la Carta Magna
con que ERC celebró el Día de la Constitución. Miguel
Delibes lo escribiría mucho mejor que yo. Arrancando páginas
a la Constitución nos ha salido la famosa hoja roja de los
libritos de papel de fumar. Le das a la máquina de expender
Nación Española y te dice, como la del tabaco, con su voz de
madera: «Agotada, elija otra.» Y, claro, eligen Cataluña con
cava (amontillado), opa y Perpiñán.
Gracias al voto de los socialistas, la Unión Europea va a
conseguir por fin el sueño de los verdes y ecologistas:
suprimir las subvenciones para el toro bravo español. La
Piel de Toro dejará de estar subvencionada. La tienen tomada
con el toro como símbolo de España. De nada valen el toro de
Picasso, el Llanto por Sánchez Mejías de García Lorca, las
chuflillas de Alberti. Picasso, Lorca y Alberti eran unos
fachas que defendían la fiesta nacional, españolistas de
mierda. Y de las corridas de toros, ni te cuento. Cóncava
caverna cada plaza. No se lo digan a nadie, pero el
tripartito quiere derribar todas las plazas de toros en
Cataluña y yo sé por qué: para recalificarlas y que un primo
segundo de Carod o un sobrino de Maragall peguen el
pelotazo. Dentro de nada el torero, de héroe social, pasará
directamente a delincuente. Y es normal: los chavales que
antes querían ser toreros para sacar del hambre a su familia
(«o llevarás luto por mí»), ahora lo tienen mucho más fácil.
Se apuntan en las juventudes de ERC, IU o PSOE, y en dos
años, concejales; en tres, consejeros autonómicos; en
cuatro, ministros del Reino de Expaña. De luto por mí, ni
mijita, hermana: un carguete oficial te voy a dar que no
veas...
Están los tripartitos, ecologistas y verdes contentísimos
con la supresión de subvenciones europeas para el toro
bravo, pero yo no compartiría su alegría. No saben los muy
ignorantes que las 300.000 hectáreas de cerrado hasta ahora
preservadas de cualquier amenaza medioambiental están en
peligro. Son 303.462 hectáreas concretamente las que ocupan
en España las ganaderías de bravo para que pasten sus toros.
Traduzco: 300.000 hectáreas fuera del circuito de la
especulación inmobiliaria, de los pesticidas, de la
agricultura agresiva. Un inmenso Coto de Doñana que al
Estado no le cuesta un duro, mantenido por la iniciativa
privada, muchísimas veces con escasa rentabilidad, por amor
al arte y a la cultura milenaria del Toro de España (que al
cambio es el Minotauro de Creta). Si le quitan las
subvenciones europeas a estas ganaderías, ¿podrán seguir
estando preservadas esas 300.000 hectáreas? ¿No se llenarán
de casitas adosadas y otros horrores de nuestro tiempo? Los
verdes creen que le han pegado una estocada de muerte al
Toro de España, sin haber preguntado su opinión a los que de
verdad disfrutan de esas 300.000 hectáreas vírgenes; al
águila culebrera, a la paloma torcaz, a alcaudón real, a la
liebre corredora, a la perdiz de Miguel Delibes que ve con
dolor que a España le ha salido ya la hoja roja en el libro
de la Constitución.
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