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VOY
a convocar un pleno en casa, y hasta el gato Remo va a votar
que Andalucía es una nación. No voy a ser menos que el
Ayuntamiento de Barbate, lagarto, lagarto...
-¿Cómo Barbate, lagarto, lagarto?
Sí, Barbate... de Franco se llamaba el pueblo hasta ayer por
la mañana. Es menester ver: en Barbate se rompían las manos
aplaudiendo a Franco y ahora se las parten proclamando que
Andalucía es una nación. Como ustedes bien saben, es el
asunto que más preocupa a los andaluces. Movido por los
anuncios de la pasión de gavilanes, cogí mi caballo, me puse
mi sombrero y me fui...
-Al Rocío...
-No, hombre, al Rocío es donde parece que van los gavilanes
del anuncio de las rebajas del Cortinglés.
A las que fui. Y allí no se hablaba de otra cosa que de la
nación andaluza. Están dos marías peleándose por el
yo-lo-he-visto-primero de un jersey modelo Evo Morales, y
las riñas se vuelven bromas en cuanto suena una voz:
-Vamos a no pelearnos, que somos una nación...
Y en las cajas del hipermercado, igual. En ese termómetro de
los estados de opinión que son las conversaciones de las
cajeras del hipermercado cuando están mano sobre mano. Se
decían:
-¿Entonces tu prima Carmeluchi también dice que Andalucía es
una nación?
-Nación de todas, todas, Vanessa.
El alcalde de Sevilla, para no ser menos, ha terciado en la
cuestión que quita el sueño a los andaluces más que la
subida de las hipotecas, los asaltos a adosados por bandas
extranjeras o la harlemización con tanto asesinato. Ha dicho
que ni nación ni niño muerto: que Andalucía es «un país de
ciudades». Que no es campo todo lo que reluce. Que el pueblo
más chico tiene 3.500 habitantes. Que menos tópico de la
ruralidad y más realidad de lo urbano.
Choque usted esos cinco, señor alcalde. Andalucía es un país
de ciudades. Pero no muchas, ¿eh? Andalucía, tirando largo,
es un país de dos ciudades: Sevilla y Cádiz. Las demás son
estribaciones, islas adyacentes, cercanías, arrabales,
pedanías. Eso lo demuestra el escudo de Andalucía. ¿Quién
está en el escudo? Pues el que fundó esa dos ciudades: el
Señor Don Hércules, que decían los Quintero. Esas dos
ciudades complementarias delimitan la verdadera Andalucía,
que es Andalucía la Baja, y resumen la esencia de lo
andaluz: la Pepa y el Vivan Las Caenas, el campo y la mar,
la burguesía y la nobleza, Roma y Al Andalus, el comercio y
la agricultura, el barroco y la Ilustración.
Considerar que Andalucía son sus ciudades sí que es moderno.
Lo siento por el alcalde de Sevilla, pero como sólo votaran
las ciudades, prontito iba a estar Chaves de presidente de
la Junta y el PSOE gobernando la autonomía. Ese discurso de
la Andalucía evolutiva de las ciudades frente a la Andalucía
inmovilista de los pueblos estoy harto de escuchárselo a
Javier Arenas.
-No me digas que Arenas tiene hasta discurso... Yo creía que
sólo tenía gafas nuevas.
Pues no, lo tiene. El actual orden de cosas está mantenido
por esa Andalucía rural, agraria, profunda, retardataria,
subvencionada, que siendo la más reaccionaria pasa por la
más progresista. Vamos, la de las viejas verdes de Juan
Imedio, que dan las mayorías al PSOE. Frente está la otra
Andalucía, la de las ciudades, la litoral, la que crea
riqueza sin vivir de las subvenciones, la que avanza sin
depender del PER.
Completamente de acuerdo, pues, con el alcalde de Sevilla.
Andalucía es un país de ciudades. Un mundo que se divide en
los dos hemisferios villalonescos: Sevilla y Cádiz. Otra
cosa es que Alicia, digo, Alfredo, quiera vendérnosla como
el país de las maravillas..
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