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No
hay derecho. Espero que hoy, aunque sea martes, no lo
vuelvan a hacer. ¿Pues no que hay un humorista que se dedica
los martes por la noche, en TVE, a imitar al irrepetible
comunicador Jesús Quintero, a copiarle el título y el
personaje del Loco de la Colina que le inventó Paco
Cervantes en RNE, un suplantador que repite ce por be lo
suyo del perro verde y de los ratones coloraos?
Y lo más indignante es que a este tío que suplanta al Loco,
al genial, al único Loco, al verdadero Quintero, TVE no lo
ha puesto en La 2, donde echan los documentales de las
salamanquesas comiendo cucarachas que cuando son encuestados
dicen que ven los que verdaderamente consumen basura a
tutiplén. No. TVE ha puesto a este falso Quintero, al que
imita al genio de San Juan del Puerto, en La Primera. Y no a
una hora chunga y churri, no a las 2 de la mañana, no a la 1
de la tarde, sino en «prime time», a las 10 de la noche.
Y hay más. El Quintero apócrifo se ha puesto su misma
levita, la que se compró para dar el pregón del Carnaval de
Cádiz. Anda que no tiene el Loco amortizá la levita... Y se
anuda, como él, ese pedazo de pañuelo de seda al cuello,
para tapar las arruguitas de la leña. E imita perfectamente
sus silencios. Que no son silencios filosóficos, sino para
mirar el guión que le ha escrito Javier Salvago con unas
letras así de gordas, para que pueda leerlas sin gafas, y
buscar lo que tiene que preguntar. Que es lo que piensa
mientras el invitado coloca su rollo, del que ni se entera.
El famoso silencio es para poder pensar:
-¿Y qué le pregunto yo ahora a este tío, Dios mío de mi
alma, si lo que me ha puesto Salvago en el guión ni pega ni
llega?
Y el suplantador imita perfectamente sus discursos
enranciados de progre, de modernidad en alcalfor, de «no a
la guerra» con Visa Oro. La telepredicación del cuento del
envergue, entre Corín Tellado y Rigoberta Menchú:
-¡Venid todos los desheredados, que yo os daré jamón de
Badía! ¡Yo os convidaré a ensaladilla en La Alicantina y os
llevaré luego a Mariscos Emilio! ¡Venid todos los
desheredados, que os llevaré a una tienda, oooooooooh, donde
os harán precio para comprar ropa carísima de Dolce Gabbana!
¡Venid todos los desheredados! ¡Y que os vayan dando, ja, ja,
ja, ja!
Y el tío éste descarado, el impostor de los martes, ¿no que
saca en plan Crónicas Marcianas a todos los personajes de
Quintero, con los que nos desprestigia a los andaluces ante
España, y de la Andalucía de los Álvarez Quintero nos pasa a
la Andalucía quinteriana de los friquis contrahechos y
lamentables?
No puede ser Quintero. No me puedo creer que el que sale sea
él. Quintero tiene ya una edad, y no esa piel tan tersa y
juvenil. Ni esos piños impolutos, con lo que fuma. El que
pone TVE los martes no es Quintero, sino un impostor. Un
comunicador tan genial como Quintero no haría ahora caduca
televisión de los 80, vendiendo como nuevos retales de
perros y ratones, restos de serie de los tópicos del
subvencionado progresismo populista de Canal Sur. Y además,
la prueba del 9: ¿fuma en el estudio este falso Quintero o
algo? ¡Pues no puede ser él! No, no es, porque el que lo
imita no hace más que sacar a Falete, y Quintero no conoce
absolutamente de nada a Falete, porque odia esos equívocos.
Y otra más: un tío tan independiente y tan libre como
Quintero, que no se casa con nadie, ¿cómo iba a consentir
que TVE le censurara una entrevista con Ynestrillas? No hay
derecho. Jesús, hijo, protesta, que eres el más grande
comunicador y tú nunca harías un desecho de tienta y cerrado
como el que nos coloca tu imitador, sirviéndose de tu imagen
para dar lecciones sobre masturbación.
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