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ES
lógico que haya tantas cofradías en lista de espera para ir
a la Catedral. ¿En estación de penitencia? No, la verdadera
penitencia es ahora, cuando no pueden ir a la Catedral.
Pasando, claro, por La Campana con el izquierdo por delante,
en chicotá de tres marchas. Hay cofradías que salen para ir
a la Catedral en silente estación de penitencia, y usted
sabe cuáles son. Y las hay que salen fundamentalmente para
lucirse en La Campana, y no seré yo quien me atreva a decir
sus títulos, que usted conoce mejor que yo. Coja el boli y
póngalas aquí, ¿será por periodismo interactivo?
Salen para ir a la Catedral:
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Salen para lucirse en La Campana:
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Es muy justo, equitativo y saludable que las cofradías de
vísperas reclamen sus plenos derechos, el artículo 151 de la
carrera oficial. Sevilla es la Ciudad de las Vísperas. No es
que haya muchas cofradías de vísperas. Es que hay muchas
vísperas de todo. Demasiadas. Esto es un avispero de
vísperas. No nos basta con las fiestas, con las muchísimas
que hay, sino que en la novelería esencial del sevillano y
en la impaciencia de los agonías, nos comemos la tostá antes
de tiempo con las dichosas vísperas. Con lo que, al modo de
las bodas de penalti, se pierde toda ilusión. Vísperas y
Completas eran las últimas horas canónicas del rezo del
oficio divino, al atardecer. En Sevilla todas las vísperas
están completas. Completísimas.
Vamos a sacar el asunto de las arenas movedizas de las
cofradías. Vamos al Corpus. Cada vez hay menos gente viendo
la procesión del Corpus. ¿Por qué? Porque no se dan el
madrugón, pues en las vísperas de escaparates y altares de
la noche anterior están dando barzones hasta las tantas y se
acuestan con las claras del día. En el debate de las
vísperas y completas hablan de la posible Segunda Madrugada.
Esa Segunda Madrugada ya existe: es la de la víspera del
Corpus.
Y vamos a sacar el asunto de lo religioso y a llevarlo a lo
profano. ¿Dónde vas? A la Feria, a la Feria... ¿Cuándo vas?
Pues en el momento cumbre: su víspera de alumbrado y pescado
frito. El que la noche del pescado frito no está en su
caseta, celebrando la víspera, no es nadie en Sevilla. El
alcalde no sale por las televisiones nacionales en las
gloriosas mañanas de cascabeles, sino en las vísperas, en el
Currito Dale al Botoncito del alumbrado. La vesperal noche
del alumbrado es la más importante de la Feria. Y las
mejores corridas de toros son las de las vísperas de Feria.
Las que llaman sin farolillos. En esas tardes aseguran que
es cuando están los cabales en la plaza de los toros, no el
público del Ave, que convierte al Arenal en trasunto de Las
Ventas, flor de reventa.
Hasta la propia Cuaresma tiene sus jartibles vísperas. Como
todo el año estamos dale que te pego con la Semana Santa y
las «vivencias cofrades» de los que viven de las cofradías y
gracias a ellas son alguien en Sevilla y salen retratados en
el periódico, el Miércoles de Ceniza ha perdido todo el
encanto que tenía, como de noche de la ilusión. Demasiadas
vísperas. A este paso, cuando vengamos de ver la Cabalgata
nos encontraremos con el primer nazareno, de una cofradía
nueva que viene desde la sevillanísima capilla de los
adosados bormujanos de Los Jardines del Aljarafe, y que hace
noche en Castilleja antes de coger por toda la SE-30 hacia
La Campana.
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