is
dos gatos romanos de la Bética, Remo y Rómulo, me llegan en
manifestación al escritorio, porque son unos gatos
marinaledos totales, y me dicen que quieren tributarle un
homenaje a la ministra de Medio Ambiente, a Cristina Narbona.
Y si no un homenaje, por lo menos ponerle un telegrama,
mandarle unas flores. Un detalle.--
¿Por qué, queridos gatos míos?
-- Porque Cristina Narbona --me dice Remo--
nos ha redimido de parte de nuestra malísima fama de meones.
Antes, cuando se quería calificar algo de fruslería, de
intranscendencia, recurrían a nuestras micciones: "Te enfadas
por la meá de un gato", "Hay que ver la que has liado por la
meá de un gato"...
-- ¿Y qué ha hecho la ministra, os ha
mandado al urólogo gatuno para que os revise la incontinencia?
-- No, algo mejor para nosotros: ha
descargado la culpa contra el lince. ¡Menos mal! Ya era hora
de que los mimadísimos, los protegidísimos, los paniaguados
linces quedaran un poquito malamente ante los humanos.
-- ¿Qué, que Cristina Narbona, cuando quiere
protestar por la banalidad de algo dice ahora que eso es "por
la meá de un lince"?
-- No, Burgos, por la meá, no: por la cagá.
Cristina Narbona se dedica ahora a parar la construcción de
carreteras en Madrid por eso: por la cagá de un lince.
-- Vamos, Remo, por la meá de un
gato...colocado por la Junta en Doñana.
-- No, no, que no te enteras, Regaera: por
la cagá de un lince, de un lince de Madrid, ¡que sí! Narbona
va a paralizar la construcción de una carretera, en la Ruta de
los Pantanos, la M-501, porque por donde iban a hacerla han
encontrado, tal como suena, la cagá de un lince.
-- ¡Y una mierda!
-- ¡Eso! Eso es exactamente lo que han
encontrado: una mierda, un excremento, una catalina, un
cagajón. Pero de lince. Y como la cagada, una vez estudiada
muy científicamente por los Ingenieros Técnicos en Mojones,
demuestra que allí por donde iban a hacer la carretera viven
los linces cagalones, pues han aplicado la suprema norma de
siempre: al lince, ni reñirle. Van a dejar de hacer la
carretera para que el lince viva mejor que Chaves en la Casa
Rosa, como vive la prolífica Saliega la lincesa, como una
princesa, en Doñana.
-- Remo, pero esa carretera iban a hacerla
para que no se mataran las criaturas humanas, porque esa ruta
dicen que es muy peligrosa...
-- ¿Y tú crees, Burgos, que las vidas de las
criaturas humanas les importan algo a Cristina Narbona, a los
ecologistas y a los que viven del lince? Vivir del lince es
una profesión como otra cualquiera, mientras que contra
nosotros los gatos, ya ves, hacen auténticas perrerías los
ayuntamientos, nos exterminan, y nadie dice nada...
-- O sea, que van a matalascañizar Madrid,
¿no, Remo?
-- Tú lo has dicho: en la carretera de
Matalascañas, a los ecologistas les importa un bledo que, como
es tan estrecha, choquen los coches, y se maten las criaturas
cuando vienen de los baños. Lo que les importa es que no se
atropelle a un solo lince. Al muchacho de la amotillo sí lo
puede matar un coche. Total, hay muchísimos muchachos con la
amotillo. Pero, ¿al lince? Como hay tan pocos, merecen más
atención que las vidas humanas. No quieren ni que desdoblen la
carretera de Matalascañas ni que con la nueva Carretera de los
Pantanos no se maten la gente en Madrid. Lo que te decimos,
Burgos, que se le ha ocurrido aquí a Romulito, que es un gato
chirigotero. Menos mal que esta vez no va con nosotros ni con
nuestras meadas. Así que mándale una flores, o escríbele un
artículo dando las gracias de nuestra parte, porque esta
ministra es un sol: paraliza la construcción de carreteras no
por la meá de un gato, sino por la cagá de un lince...