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ESPAÑA
no ha comprendido a don José Huguet, consejero de Comercio,
Turismo y Consumo de la Generalidad, cuando ha anunciado que
quiere prohibir en toda Cataluña, y especialmente en las
turísticas Ramblas de Barcelona, la venta de muñequitas
vestidas de flamenca y toritos de peluche. Se le han tirado
al degüello, mas he de salir en su defensa.
No, no, Huguet no quiere prohibir las muñequitas flamencas,
las Barbis tipicalespanis, las Nancis de faralaes, para
erradicar los símbolos que relacionen a Cataluña con España
(y más concretamente con Andalucía, la esencia de España,
manque haya sentado plaza de «realidad nacional»). No es que
Huguet esté contra las muñequitas flamencas: es que está a
favor de la innovación tecnológica. Con su decisión quiere
impulsar la artesanía pancimartelevisó. Es el único que se
ha dado cuenta de los gravísimos problemas no resueltos en
un asunto fundamental para la cultura material de nuestro
tiempo: el futuro de lo Pancimartelevisó.
-¿Qué es eso de Pancimartelevisó?
-Pues «para encima del televisor» en inmersión lingüística
andaluza.
Las muñecas vestidas de flamenca, imagen de España en el
mundo, de la misma ilustre familia andaluza que el toro de
Osborne o el sombrero de ala ancha de Tío Pepe, fueron
creadas en 1928 por el imaginativo artesano don José Marín
Verdugo, en Chiclana de la Frontera. La Chiclana de Paquiro
y de Mendizábal, el camino sembrado de flores de la
«Chiclanera» de Angelillo. Por su creador, tales figuritas
son conocidas en todo el orbe gaditano como las muñequitas
de Marín. Que tuvieron su gran desarrollo gracias a la
expansión de la TV. El televisor llegó a todos los hogares,
pero los españoles vieron que su superficie superior quedaba
muy sosa, desangelada. Le pusieron pañitos de croché, como
habían hecho con la radio. No daban bien. Probaron con
figuritas gallegas de curas con paraguas; con cerámicas de
las casas colgantes de Cuenca; con miniaturas de hórreos y
potes gallegos. No resultaban. Hasta que alguien encontró el
complemento perfecto pancimartelevisó: ¡la muñequita de
Marín! Bueno, y si junto a la muñequita con su larga bata de
cola, o con su traje de flamenca faldicorto tipo Marisol,
ponían el torito negro tus ojos con divisa rojigualda,
haciéndola como ganadera salmantina de la copla, ni te
cuento. La suprema estética kitsch, quintaesenciada si el
televisor estaba, además, colocado en el mueble-bar. La
fábrica chiclanera de Marín alcanzó su máxima expansión con
la popularización de la TV, y llenó los muebles-bares de
toda España. No importaba que el receptor fuera enchufa el
Askar o Telefunken, si pancimartelevisó había una muñequita
de Marín.
Hasta que llegaron los receptores de plasma, las planísimas
pantallas, y encima del televisor...¡no se podía poner
absolutamente nada! Es como si Carmen, con la navaja de su
liga, hubiera apuñalado mortalmente a la muñequita de Marín.
O como si su compañero el torito enamorado de la luna del
televisor le hubiera metido el cuerno por el escritorio,
como a la Tía Norica. Y aquí viene la nunca bien ponderada
acción política del señor Huguet, qué visión de futuro. El
señor Huiguet no quiere que los turistas que visiten
Barcelona sientan la frustración, como se han dado muchos
dolorosos casos, de que compren una muñequita de Marín
pancimartelevisó y luego lleguen a sus casas con ella y no
tengan televisor donde ponerla encima, con tanta
estrechísima pantalla de plasma. Dice que quiere impulsar la
artesanía catalana pancimartelevisó, pero no sabe Huguet con
quién se juega los cuartos: con la emprendedora gente de
Chiclana. Me pongo lo que sea a que, con éstas, en dos
semanas saca Marín su nueva perfecta muñequita
pancimartelevisó...de plasma.Y con barretina en vez de
peineta, por descontado.
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