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Como
lema no estaba mal. Parecía el título de un libro de poemas
de Julia Uceda, de Rosa Díaz, de Rosa G.Perea o de Reyes
Fuentes: «La construcción de un sueño». Le ha ocurrido,
empero, a su construcción lo que dice la sevillana antigua:
«Que de lo dicho no hay ná». Construcción de un sueño, no:
destrucción de un sueño al que llamábamos Sevilla.
La construcción de un sueño les ha salido de pesadilla. La
ciudad soñada es para perder el sueño. Tras grandes
esfuerzos e inversiones, han logrado hacer de Sevilla una
ciudad absolutamente incómoda, antipática, inhóspita,
hostil, intransitable. ¿Les ha salido así por casualidad o
han planeado este horror contra los sevillanos? Del «Sevilla
sin sevillanos, qué maravilla» de Machado, al «Sevilla
contra los sevillanos, qué pesadilla» de Monteseirín.
Da la impresión de que no han pensado más que en la foto
inaugural del tranvía, cartel electoral. Cómo lo están
haciendo todo se dice así en sevillano: a la caraja. Veremos
si todo esto no se les vuelve en contra, y las catenarias
del tranvía no acaban siendo la soga política del ahorcado.
Sabemos cuándo y cómo ha empezado todo este Mal Deseo
Llamado Tranvía: la Avenida peatonal, el aislamiento de todo
el centro sin transportes públicos, la tala masiva de
árboles, la destrucción, en suma, del modelo de centro
histórico habitable. No sabemos cómo ni cuándo va a terminar
el costosísimo desaguisado. Han sacado los planos de los
itinerarios alternativos del Corpus y la Virgen de los
Reyes. Pues verá usted cómo llega marzo y tendremos en el
ABC los planos de un pasatiempo entretenidísimo: «¿Qué
camino seguirán las cofradías para ir a la Catedral a hacer
estación de penitencia, con la Avenida impracticable?» ¿No
querían ampliar la carrera oficial? La van a tener que
ampliar como todo se está haciendo últimamente: a la fuerza,
con hechos consumados. Como Sea. No Passssa Nada. ¿Qué Más
Da? Verá usted cómo las cofradías acaban yendo a la Catedral
por el Paseo Colón, por donde ahora se desvía todo. Total,
se hace un «Carril cofradías» y listo.
No han previsto nada y han dejado a toda la población
intramuros, eso, cercada. Donde las murallas de antaño, las
alambradas de obras de hogaño. Sevilla abierta en canal. No
han pensado en los casos prácticos. ¿Por dónde entran las
novias que se casan en la iglesia del Sagrario? ¿Cómo llega
una ambulancia del 061 a asistir a un señor que vive en el
Edificio Aurora y al que le ha dado un infarto? Quien viva
en los altos del Banco Central de la Avenida y tenga que ir
a coger el Ave con dos maletas, ¿qué hace? Si una señora
mayor, que está muy mal de los pies, tiene que ir a arreglar
unos papeles en el SAS en la antigua Caja Nacional, frente a
la Catedral, ¿qué hace, si los taxis no pueden entrar, el
nieto no la puede acercar con el coche y el autobús más
cercano la deja en la Puerta Jerez? ¿Se imaginan a una joven
embarazada que viva en la calle Miguel de Mañara, qué va a
hacer la pobre la noche que se ponga de parto? Estará
horrorizada, y no cogerá el sueño, pensando que va a tener
el niño junto a los talados árboles de la Capillita de la
Puerta Jerez. Y si hay un fuego gordo, ¿por dónde van a
entrar los bomberos? Pido zona catastrófica para mi hermana
Fina la zapatera de Calzados Catedral y para todo el cercado
comercio de la Avenida.
No sé el día de mañana, cuando haya tranvía, los pajaritos
canten (no sé en qué árboles) y las nubes se levanten, pero
hoy por hoy han hecho una ciudad inhabitable y hostil. Si la
tenían ustedes planeada así, enhorabuena, don Alfredo: la
construcción de una pesadilla les está saliendo de cine...
de terror.
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