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Aquí
el más tonto hace relojes. Pero no relojes del serrín de la
tienda de los veinte duros: relojes buenos, buenos, buenos,
de los que anuncian los hermanos Rivera Ordóñez, que le han
cambiado la hora a la mitología del toreo. Antes los toreros
como Curro o Paula bajaban las manos y paraban los relojes;
ahora, los anuncian.
Aquí el más tonto tiene en su casa un saco de dinero en
crudo. Nosotros con apreturas de efectivo (niña, tenemos que
pasarnos por el cajero automático) y en Marbella los hay con
medio Bancospaña en bolsas de basura debajo de la cama. Y
ahora, el timo de los sellitos y las estampitas, las
monedas, las obras de arte. Bienes tangibles que les
llamaban. Uno de los presuntos de la supuesta estafa tenía
en su chalé de La Moraleja 10 millones de euros, 10, en
crudo. Tranquis, que eran las vueltas del súper.
Con la correspondiente casa-palacio en Sevilla. La
casa-palacio en Sevilla viene siendo una invariante castiza
de todas las supuestas mangoletas cuyas tostadas se
descubren. Roca, el presunto de Marbella, ya ven: medio
Paseo de la Palmera de Sevilla era suyo. Y los presuntos del
Fórum Filatélico (que me suena a Carrusel Deportivo), igual:
pedazo de casa-palacio en el barrio de Santa Cruz. Bueno,
casa-palacio... Vamos a quitarle lo de palacio y a dejarlo
en casa. Palacio es el mote que todo nuevo rico que se
precie le pone a la casa que se compra.
Lo que no me explico es cómo en España, desde tiempos de
Sofico, tiene tanto éxito la venta de estos crecepelos
financieros, polvitos milagrosos. ¡Claro, de tanto ver
pelotazos ajenos, la gente quiere dar como sea el propio, y
luego pasa lo que pasa! Usted estará harto de oír por la
radio, al modo de la publicidad incontrolada de los mejunjes
de parafarmacia, un chaparrón de anuncios sobre estos
productos financieros, tan milagrosos como el crecepelos o
el comegrasas. Comegrasas de trampas y crecepelo de ahorros.
Todos hemos escuchado una entrevista de propaganda con un
señor que ahora es un presunto entre rejas, quien nos
explicaba las maravillas del timo de la estampita filatélica
llamado «bienes tangibles». Al cambio, Sofico Renta, y
encima sin apartamento en Torremolinos. Y la gente, tragando
y metiendo el dinero tan alegre y confiadamente en esas
tragaperras.
Ahí sí que nadie nos echa la pata en la Unión Europea: en la
picaresca de quedarse con el personal. A ver, ¿en qué otra
nación europea un pufo de éstos le pilla el dinero a 350.000
criaturas, que es el doble de la población de Huelva
capital? No salimos de la praxis del cateto incauto al que
Tony Leblanc le da el tocomocho en el cine de barrio de los
timadores. Timados doblemente. Por los vendedores de humo en
forma de bienes tangibles y por el Gobierno. Este Gobierno
virtuoso de la manipulación de la opinión pública dice que
los registren: que eso es cosa de las autonomías... ¿Se
imaginan que el macropufo se hubiera descubierto con el PP
en el Gobierno? ¿Se imaginan todo el aparato poderosísimo de
los SMS echando carnaza a las fieras de la justa rabia de
los timados, y animándolos a que cercasen las sedes del PP?
Pues, nada: estos señores dicen que el Fondo de Garantías
del Estado no cubre nada, que el Gobierno no tiene la culpa
y que, en todo caso, el responsable es el PP. Y No Passssa
Nada. Por el viejo método totalitario del «Rusia es
culpable», dicen, como siempre: «El PP es culpable». Y el PP,
de Belinda, a tragar, los muy carajotes, El PP tiene la
culpa de todo: de la mangoleta de Marbella, del timo de la
estampita filatélica... Y del corte de árboles en Sevilla,
porque no se lo han planteado, pero de aquí a nada también
será culpable el PP, perfecto modelo Juancojones de lo que
nunca debe ser la oposición en una democracia.
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