DE este año no
pasa. Mari y Pepe viven en Los Remedios.
En un viejo piso de toda la vida de Los
Remedios, que heredaron de los padres de
Pepe, quien se crió allí. En los que
fueron pisos de la Diputación, los de Soto
Hermoso, cuando Los Remedios estaba
lejísimos, no iba allí más que el
desvencijado autobús de Damián Millán y la
calle Asunción estaba aún con solares por
edificar. Mari está dispuesta a hacer la
reforma y lavado de cara que el piso está
pidiendo a gritos. Ahora que se han casado
ya todos los hijos y que el piso se les
llena los fines de semana de nietos, en su
condición de abuelos-canguro, Mari le ha
dicho muy seria a su marido:
-Pepe, yo voy a llamar ya
al contratista para que empiecen la
reforma, por lo menos del cuarto de baño y
de la cocina, que está que se cae. No
podemos seguir así: no hay nada más triste
que unos viejos en un piso abandonado, y
ten en cuenta que estamos a cinco minutos
de la tercera edad...
-¿Y a qué contratista vas a
llamar?
-A uno de Villalba muy
bueno, que tiene la empresita que le ha
hecho la reforma a Mari Carmen en el chalé
de Santa Clara.
-No estás en el mundo,
Mari.
-¿Por qué?
-Porque un contratista de
Villalba ni es modernidad, ni es progreso,
ni es construcción de la ciudad, ni
urbanismo del futuro, ni nada. Mira,
déjate de Villalba, que ahora mismo estoy
llamando a la Oficina de Proyectos de
Sevilla. No hay nadie urbanísticamente más
correcto que yo.
-¿La Oficina de Proyectos
de Sevilla dices, la OPS?
-La misma. Yo no quiero
líos. ¿Tú sabes lo que puede tardarnos la
licencia de obra menor, y el permiso para
poner la cuba en la calle Virgen de Luján?
Así que vamos a reformar el piso, sí, pero
por el Método Cruzcampo.
-¿El método Cruzcampo?
-Si, tenemos que hacer como
los tíos del pelotazo de la fábrica de la
Cruz del Campo, todo grandeza.
-Adiós, Antón Iráculis...
-Menos canchondeíto, Mari,
que el piso va a quedar de cine y vamos a
«hacer ciudad en la periferia».
-¿Y eso cómo se come?
-Muy sencillo: vamos a
llamar a esos arquitectos que son unos
monstruos, a Los Cuatro Magníficos, verás
tú lo pronto que el Ayuntamiento nos da
todos los papeles y nos da un homenaje.
Nuestra obra es tan importante que no
puede hacerla un genio solo. La reforma de
la cocina se la vamos a encargar a Vázquez
Consuegra, a ver si hace como en San
Telmo, vaciarla y tirarla toda abajo, aquí
con causa justificada. Los cuartos de baño
nos los va a arreglar Norman Foster, ya
que se trata de reinventar espacios
nuevos. El salón se lo dejamos a Jean
Nouvel, para que refleje el alma de
Sevilla y no copie la que ya existe, que
está más vista que el tebeo. Y todo lo
demás, los pasillos y los cuartos de los
niños, que nos lo haga Arata Isozaki. ¡A
mí a modernidad no hay quien me gane,
Mari!
-Pero eso será muy caro...
-Tan barato como lo de
Currito Dale al Botoncito. ¿Tú no ves que
podemos acogernos a las subvenciones de la
OPS, que tiene un presupuesto tan grande
que está que lo tira?
-Pues llama inmediatamente
a la OPS, Pepe, que yo me voy a la
peluquería...
-¿A la peluquería?
-Hombre, Pepe, no voy a
salir con estos pelos cuando venga el
alcalde y se haga una foto en el balcón
con nosotros dos y con Los Cuatro
Magníficos. Porque todo esto lo vamos a
hacer más que nada para hacernos en el
balcón la foto del roneo de pelotazo, en
plan Cruzcampo, ¿no, Pepe?