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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Romance del ya

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YA está aquí, que ya ha llegado, que todos los años llega; que exacta, fiel y callada, sin avisarnos se cuela y despliega una pancarta en la calle San Esteban, junto a la Puerta Carmona, de una acera a la otra acera, allí donde está la bomba en la esquina de Mosqueta, manifestándose el aire y gritando la luz nueva, cuando anuncia capirotes que sueñan manchas de cera.
Un buen día te levantas y al pisar la calle encuentras, que, pájaro, flor y rama, la luz reverdece plena. Que no es cuestión de almanaque, que no es asunto de fecha, ni veintiuno de marzo, ni ceniza de Cuaresma, que te lo dice la luz, y este aire que se lleva las verdinas del invierno con palomas que zurean, con gorriones que cantan, con vencejos que regresan, con canarios en las jaulas de las ventanas abiertas, de las persianas subidas, del balcón con las macetas, de la radio que ya canta unas sevillanas nuevas que en Los Remedios levantan la portada de la Feria, con los palcos en la Plaza soñando Jueves de peinas, porque ya la calle Sierpes sueña con sillas de enea y vagones de arvellanas del abono de la abuela.
Con la cuadrilla igualada, ya ensayan las parihuelas, aunque le falten arriba las figuras que dan leña: el Cristo de la Salud, y José de Arimatea, y el otro compadre al lado, encima de la escalera, la Virgen con sus Marías, con su tocado y su pena. Y los pasos de misterio ningún misterio ya encierran, ensayando madrugadas de levantás y saetas, arriando dos costeros, un poquito más a tierra, y sacando temporales de gracia, rabia y de fuerza cuando cruje la zambrana, que un golpe al martillo suena, así se levanta un paso, óle ahí la gente güena.
En la plaza de los toros los abonos se renuevan: de la cola del Cautivo a la cola de la empresa, con el talón conformado que te exige Canorea, y está el cartel pregonando sus sueños de dos orejas, y novilladas de mayo con dos muchachos que empiezan, y la corrida del Corpus con las campanas que suenan llamando a bailes de seises de juncia, romero y vela.
En la casa de hermandad reparten las papeletas: ¿tanto han subido los cirios? Entonces, ¿las maniguetas? Ya tu número es más bajo; cada vez, ay, vas cerca del palio de aquella Virgen que a tu madre te recuerda. En el penúltimo tramo tu cirio tiene contera con color de capirote, morado de seda vieja, que certifica que el tiempo te acerca donde te acerca, a esa Virgen que algún día verás con manto y diadema, pero sin paso de palio, sin la Banda de Tejera, sin jarras de entrevarales, sin bulla en la delantera, cuando esta túnica lleves de mortaja bajo tierra y allá en el cielo te encuentres con tu Virgen verdadera.
Por un Parque de altramuces de los patos de la isleta y cartuchos de arvejones en esa plaza de América donde todos somos niños con paloma en la cabeza y una más en cada mano al que un retrato le echan en la foto tan antigua que haciéndola ya amerillea... Por un Parque de arriates y de altísimas palmeras, los árboles del amor, míralos, la pava pelan con esas flores moradas que en la luz nueva se besan. Los naranjos de la Plaza, de la vieja Plaza Nueva; los que están en San Vicente, de donde salen Las Penas cuando suena aquella marcha que Antonio Pantión le hiciera; los naranjos de los barrios, de calles y plazoletas, naranjos de los jardines, naranjos de las aceras están de un momento a otro por vestirse ya de fiesta. Mirad: sus verdes camisas, blancos botones ya llevan, nácar de olor de Sevilla, marfil de la primavera, deseandito romperse en fragancias que recuerdan viejos versos de moyate de curdáneos poetas, mostrador del Rinconcillo, coronel de tres estrellas, las tres estrellas sublimes del ejército de tierra, mas de la tierra del tinto: coronel de Valdepeñas, aportación que a Sevilla hace la tierra manchega de los hermanos Morales en García de Vinuesa.
Ya está aquí, que ya hay torrijas, que ya los viernes se cuelga el cartel de «Hoy es vigilia», que en Castilla es abstinencia, y Sevilla, el bacalao que vende Manuel Barea, para hacerlo con tomate, en pavías o en croquetas.
Ya está aquí, que ya ha venido y hasta septiembre se queda, lo mismo que los vencejos que en el Arenal torean.
Ya está aquí la vieja luz. La luz de Sevilla. Eterna.

 

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