Clic para ir a la portada

El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


La Puerta del Despejo

La Santa Juana de la Giralda tiene manos porque cada Domingo de Ramos estrena el bronce nuevo de su palma. Y desde allí arriba ve que Sevilla, indolente, perezosa, tarda una semana más en completar los estrenos. No terminan hasta que llega el Domingo de Resurrección y parece que acaban de inaugurar la plaza de los toros, de flamante, pintada, cuidada y novísima que está. Si todos los años hay que felicitar a la Real Maestranza de Caballería por cómo cuida la histórica plaza que alguien quiso cuando la Expo desfigurar por la vanidad de poner su nombre tras un gerundio («siendo teniente de hermano mayor...»), hogaño hay que acabar con las existencias de tarjetones de felicitación o hacer una iguala de telegramas con Correos para enviarlos al Real Cuerpo. Y muy en especial a su teniente, don Alfonso Guajardo-Fajardo. Que siguiendo quizá una idea de su antecesor, el conde de Luna (el querido vecino de la calle Vida), ha podido hacer algo tan bonito, sevillano y nuestro como completar un estreno y que no se entere nadie, sin alardear de nada, sin discursos, sin vanidades ni manos de Titanlux para el pintamiento de mona.
Me refiero a la Puerta del Despejo. La plaza de los toros estrenó el domingo una puerta. Y está tan bien hecha, es tan perfecta, tan de toda la vida, tan como tenía que ser, que casi ninguno de los espectadores de la plaza, con todo el papel vendido, se dio cuenta. Y no lo han reseñado ni las crónicas ni las gacetas. A todo lo más que llegan es a decir que el domingo se inauguró una nueva enfermería, que quiera el Cristo del Baratillo que nunca se estrene, que nadie llegue herido a ese hule de altísima tecnología médica, del que me cuentan que es tan completo y está tan bien equipado que es como esos hospitales donde hasta dan ganas de ponerse malo. Todo lo más que dicen es que han mudado la enfermería, que ya no está debajo del tendido 6, sino bajo el 9 y el 11; que ha pasado de sur a norte en la brújula de albero, y prueba de ello es que el burladero de los médicos está ahora donde antes los areneros.
Para dar acceso a esa enfermería, se ha abierto una nueva puerta al ruedo. Bueno, se ha reconstruido una vieja puerta, que se cerró en tiempos, para dar mayor aforo al popular tendido 11, el primero impar de sol. Era la llamada Puerta del Despejo. El despejo, según el DRAE, es el «acto de despejar de gente la arena antes de comenzar la corrida de toros»: lo que ahora hacen simbólicamente los descendientes del difunto Quini. Y según Sevilla, Despejo era también el acto de despejar la arena de los cuerpos de los caballos muertos por el toro en la suerte de varas. De ahí quizá que estuviera esa puerta junto a la del arrastre de los toros. En Sevilla se mantienen ritualmente los dos tiros de mulas: las que arrastran a los toros y las que arrastraban a los caballos. Por esta Puerta del Despejo, cerrada quizá cuando vino el peto y los toros dejaron de matar caballos.
Las puertas interiores de la plaza han recuperado ahora su disposición armónica en torno al eje ritual Puerta del Príncipe-Puerta de Chiqueros, o, lo que es lo mismo, Palco del Príncipe-Palco de la Diputación (el del reloj). Con perfecta armonía, se abren ahora a ese eje cuatro puertas, en disposición dual: la del Arrastre y la antigua de la Enfermería, y la de Cuadrillas y la rescatada del Despejo.
La Puerta del Despejo se abre justamente donde la reja con puntas de lanza a modo de gardavecinos separaba el sol y sombra del 9 con el sol del 11. Sobre medio antiguo tendido 11 han reproducido exactamente las otras puertas secundarias, con sus dos grandes esferas pétreas, con su ladrillería. Tan perfecto, tan medido, tan dentro de canon todo, que, ya digo, casi nadie se dio cuenta el domingo, a plaza llena, de la nueva puerta.
Dejo escrito cuanto antecede como ejemplo para está ciudad que cada día se parece menos a sí misma. Ojalá el Ayuntamiento imitara a la Real Maestranza en la conservación de lo que entendemos por Sevilla. Como el domingo, allí en nuestro rinconcito del Arrastre, señalándome su armonía, me dijo la que más quiero:
-¡Eso sí que es una Puerta, y no como han dejado la de Jerez!

 

Articulos de días anteriores
 

Correo Correo


Clic para ir a la portada  

Biografía de Antonio Burgos  

Libros de Antonio Burgos en la libreria Online de El Corte Inglés




 

 


 

 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España.

 

 

 

¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio