La
Santa Juana de la Giralda tiene manos porque cada
Domingo de Ramos estrena el bronce nuevo de su
palma. Y desde allí arriba ve que Sevilla,
indolente, perezosa, tarda una semana más en
completar los estrenos. No terminan hasta que
llega el Domingo de Resurrección y parece que
acaban de inaugurar la plaza de los toros, de
flamante, pintada, cuidada y novísima que está. Si
todos los años hay que felicitar a la Real
Maestranza de Caballería por cómo cuida la
histórica plaza que alguien quiso cuando la Expo
desfigurar por la vanidad de poner su nombre tras
un gerundio («siendo teniente de hermano
mayor...»), hogaño hay que acabar con las
existencias de tarjetones de felicitación o hacer
una iguala de telegramas con Correos para
enviarlos al Real Cuerpo. Y muy en especial a su
teniente, don Alfonso Guajardo-Fajardo. Que
siguiendo quizá una idea de su antecesor, el conde
de Luna (el querido vecino de la calle Vida), ha
podido hacer algo tan bonito, sevillano y nuestro
como completar un estreno y que no se entere
nadie, sin alardear de nada, sin discursos, sin
vanidades ni manos de Titanlux para el pintamiento
de mona.
Me refiero a la
Puerta del Despejo. La plaza de los toros estrenó
el domingo una puerta. Y está tan bien hecha, es
tan perfecta, tan de toda la vida, tan como tenía
que ser, que casi ninguno de los espectadores de
la plaza, con todo el papel vendido, se dio
cuenta. Y no lo han reseñado ni las crónicas ni
las gacetas. A todo lo más que llegan es a decir
que el domingo se inauguró una nueva enfermería,
que quiera el Cristo del Baratillo que nunca se
estrene, que nadie llegue herido a ese hule de
altísima tecnología médica, del que me cuentan que
es tan completo y está tan bien equipado que es
como esos hospitales donde hasta dan ganas de
ponerse malo. Todo lo más que dicen es que han
mudado la enfermería, que ya no está debajo del
tendido 6, sino bajo el 9 y el 11; que ha pasado
de sur a norte en la brújula de albero, y prueba
de ello es que el burladero de los médicos está
ahora donde antes los areneros.
Para dar acceso a
esa enfermería, se ha abierto una nueva puerta al
ruedo. Bueno, se ha reconstruido una vieja puerta,
que se cerró en tiempos, para dar mayor aforo al
popular tendido 11, el primero impar de sol. Era
la llamada Puerta del Despejo. El despejo, según
el DRAE, es el «acto de despejar de gente la arena
antes de comenzar la corrida de toros»: lo que
ahora hacen simbólicamente los descendientes del
difunto Quini. Y según Sevilla, Despejo era
también el acto de despejar la arena de los
cuerpos de los caballos muertos por el toro en la
suerte de varas. De ahí quizá que estuviera esa
puerta junto a la del arrastre de los toros. En
Sevilla se mantienen ritualmente los dos tiros de
mulas: las que arrastran a los toros y las que
arrastraban a los caballos. Por esta Puerta del
Despejo, cerrada quizá cuando vino el peto y los
toros dejaron de matar caballos.
Las puertas
interiores de la plaza han recuperado ahora su
disposición armónica en torno al eje ritual Puerta
del Príncipe-Puerta de Chiqueros, o, lo que es lo
mismo, Palco del Príncipe-Palco de la Diputación
(el del reloj). Con perfecta armonía, se abren
ahora a ese eje cuatro puertas, en disposición
dual: la del Arrastre y la antigua de la
Enfermería, y la de Cuadrillas y la rescatada del
Despejo.
La Puerta del
Despejo se abre justamente donde la reja con
puntas de lanza a modo de gardavecinos separaba el
sol y sombra del 9 con el sol del 11. Sobre medio
antiguo tendido 11 han reproducido exactamente las
otras puertas secundarias, con sus dos grandes
esferas pétreas, con su ladrillería. Tan perfecto,
tan medido, tan dentro de canon todo, que, ya
digo, casi nadie se dio cuenta el domingo, a plaza
llena, de la nueva puerta.
Dejo escrito cuanto
antecede como ejemplo para está ciudad que cada
día se parece menos a sí misma. Ojalá el
Ayuntamiento imitara a la Real Maestranza en la
conservación de lo que entendemos por Sevilla.
Como el domingo, allí en nuestro rinconcito del
Arrastre, señalándome su armonía, me dijo la que
más quiero:
-¡Eso sí que es una
Puerta, y no como han dejado la de Jerez!