¿QUIERES
que te cuente el cuento del tío de la buena
pipa?
- Sí...
Yo no digo ni
que sí ni que no, sino que si quieres que te
cuente el cuento del tío de la buena pipa.
-No...
Yo no digo ni
que no ni que sí, sino que si quieres que te
cuente el cuento del tío de la buena pipa.
...Y así hasta
el año 2011, en que otra vez estaremos con el
que no ni que sí, porque es más que probable
que otra vez nos cuenten el cuento del tío de
la buena pipa. Del torrijiano verborreico que
en el 2003 con 30.000 votos mal contados y
ahora con 25.000 tendrá otra vez la sartén por
el mango. Y el mango también. El mango y el
zara y el HM, y el mercadillo del Charco la
Pava. Por 25.000 votos. Don Alfredo otra vez
tendrá que entregarle la llave la ciudad, como
el rey moro Axataf se la dio a San Fernando.
Y otra vez, qué
pesadez, sin que sepamos si la política
municipal la marcan los democráticos ciento
veintitantos mil votos del PSOE o el
cartuchito de votos de los eco-comunistas.
Todo lo que se ha destruido últimamente de la
propia esencia de Sevilla les ha parecido poco
a muchos vecinos. El «haremos más» de la
campaña de Don Alfredo ha sido cambiado en las
urnas. Desde las vallas Don Alfredo nos
amenazaba con el «haremos más». Ahora, una
convocatoria más, le han matizado el mensaje,
a la fuerza ahorcan. Del «haremos más» al
«veremos qué nos obliga a hacer el tío de la
pipa y qué nos dejará hacer el tío de la
pipa». Puestos así, en izquierda, a mi me
hubiera encantado que Don Alfredo hubiera
sacado mayoría absoluta, para no tener que
depender en su gobernación de chantaje alguno
de los votos minoritarios. Lo del tío de la
pipa aquí es como lo de Nafarroa Bai en
Navarra. Como fue en su día lo de Carod. Si
hubiese segunda vuelta y no coartada y
chantaje de los partidos minoritarios,
sabríamos aquello que nos quedamos sin saber
tras las municipales del 2003: qué parte es la
Don Alfredo y cuál la del tío de la pipa en lo
que, para bien o para mal, se ha hecho en
Sevilla.
La impresión que
me da es que ha votado el carril-bici, ha
votado la peatonalización, ha votado el
tranvía al que ya nadie llama Metrocento. Han
votado los árboles talados, las facturas
falsas, la piel sensible, el Marina Dor de la
Alameda, la carpa de la Copa Davis, la
inseguridad callejera, la protesta de los
taxistas y de los comerciantes. Ha votado la
cordura de no derrochar el dinero, de no caer
en el clientelismo de la sopa boba. Ha votado
la hartura del Ayuntamiento de Diseño en la
Ciudad de Diseño. Esos han sido, chispa más o
menos, los casi 130.000 sufragios de la lista
más votada, la del PP. Pero también han votado
la guerra de Irak, el tío del bigote y el
temor por los señoritos que tanto daño le
hicieron históricamente a Sevilla,
responsables de que la derecha difícilmente
pueda ganar nunca aquí. (Y si quieren pongo
apellidos de esos señoritos, culpables
históricos de la inviabilidad de las nobles
ideas liberales en Sevilla.)
Todo esto me
recuerda a Caracol el del Bulto cuando en el
bar del teatro San Fernando convidó a sus
amistades a una copita del Anís
Flores-Caracol, que llevaba en su etiqueta la
foto de la pareja artística de su hijo Manolo
Caracol y de Lola Flores. Los convidados
desconfiaron de la calidad del aguardiente. Y
le preguntaron al padre del artista:
-¿Pero es bueno
este aguardiente Flores-Caracol?
Y el del Bulto
sentenció:
-La parte de
Lola, no sé, pero la parte de Manolito,
fenómena...
La próxima y
obligada coalición izquierdosa de gobierno
municipal será otra vez como el Anís
Flores-Caracol, pero con el de la pipa en
lugar de Manuel el del Bulto. Qué parte del
disparatón que nos espera sea de Don Alfredo y
qué parte del tío de la pipa seguirá siendo
una incógnita, por estos chantajes a los que
obliga la ley electoral con tal desalojar a la
derecha del poder. Con todo, cuando me
pregunten por el futuro de Sevilla, por el
respeto que me merece la segunda fuerza más
votada, diré como Caracol el del Bulto:
-La parte de Don
Alfredo, fenómena. De la otra, de la del
chantaje de los 25.000 votos, por un lado no
sé y por otro qué quieres que te diga.