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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Marea roja hacia Madrid

SI don Emilio Carrillo, teniente de alcalde de Urbanismo, no fuera tan bético y fuese, un poner, tan palangana como su gerente, el catedrático de Geografía don Manuel Marchena, nos habría dado la clave para comenzar este artículo. Porque en vez de «El Betis y Sevilla», documentadísimo libro de próxima publicación, habría escrito «El Sevilla y Sevilla».
-No se contradiga usted con esas hipótesis. Lo que acaba usted de escribir es lo mismo que usted dice: «Si mi prima tuviera dos testículos, no sería mi prima, sino mi primo». Si Carrillo escribiera la historia social y económica del Sevilla F.C. no sería Carrillo: sería Marchena.
Pero nos daría la clave que buscar quiero: el Sevilla F.C. como indicador económico. No hay mejor indicador del PIB de Sevilla y de la renta familiar de la ciudad que el número de sevillistas que viajan con el triunfal equipo de sus rojos arrebatos: vamos, campeones. Pero vamos a sacarnos un billete de Ave en preferente, a reservarnos un buen hotel en Madrid, a pedir mesa en El Donostiarra, El Chistu o Lucio para celebrar la Copa después del partido. ¿Cuánto vale eso, precio de la entrada del Bernabeu aparte? Pues métale usted el lápiz. Los veinte mil duros tirando corto no hay quien se los quite. Claro que se puede ir más modestito, de Los Amarillos y oro, autobús, bolsa con el bocata, neverita con la cerveza fresquita y vámonos que nos vamos a pegarnos el palizón de llegar para el partido y volvernos de madrugada con las Copas puestas: la del Rey y las que nos vamos a tomar para celebrarla.
A la gran dimón o en chuchiperri, el caso es que 65.000 sevillistas, y a mucha honra, o ya se han metido en carretera y esta noche ya han dormido en Madrid para ser testigos en el Bernabeu de la que (sin renunciar a mi beticismo «manque Lopera») deseo histórica gesta, o están a estas horas sentados en su vagón del Ave en Santa Justa, ABC en mano, en plan: «A ver qué dice hoy Burgos». Pues Burgos dice que se alegra una jartá de que la ciudad de Sevilla tenga este poderío económico, que estemos que lo tiramos; que haya 65.000 sevillistas que, a una media de diez mil duritos per capita, puedan gastarse hoy más de 3.000 millones de pesetas para protagonizar en Madrid la mayor Marea Roja que vieron los siglos. ¿Es eso un indicador económico de la prosperidad o no lo es? Por eso decía al principio que esto lo tenía que estudiar Emilio Carrillo, especialista en estadísticas e indicadores de la economía sevillana. Economía que por cierto ahora está en manos de un fósil comunista (Alfonso Lazo dixit) que tiene nombre de directivo de la Real Sociedad.
En el suplemento de ABC sobre la Copa venía ayer una fotografía preciosa, que parece ilustración de una biografía de Luis Cernuda. Unos sonrientes y guapetones muchachos en blancas mangas de camisa, con zapatos blancos y marrones y gafas manoletinas, se traen para Sevilla con toda alegría, la Copa de 1935. Torróntegui y Campanal, tan jóvenes, tan alegres, son como una proclamación de la vida que al año siguiente, ay, quedaría ensangrentada en toda España. Pero no voy por la nostalgia en sepia de una fotografía que viene pidiendo poetas sevillistas como Antonio García Barbeito. Voy por las fatiguitas de aquella Sevilla de 1935, hambre, riadas y corrales, y por esta prosperidad del 2007. ¿Cuántos sevillistas acompañaron entonces al equipo a Madrid para traerse la Copa? No llegarían a 300, tirando largo; un vagón del exprés todo lo más. Y ahora, ya ven: 65.000 sevillanos, haciendo relucir Madrid cuando suben y bajan los andaluces, como hicieron relucir Eindhoven. Suben cantando «Aquí estamos contigo, Sevilla» y se bajan con la Copa. Con la cuarta Copa. Punto en el que me acuerdo de mi filósofo de cabecera, Beni de Cai. El Beni dijo un día: «Sí, yo le he cantado a Franco, le he cantado al Conde de Barcelona, le he cantado a Juan Carlos. ¡Y a mí qué me importa!» El Sevilla ganó en 1935 la Copa del Presidente de la República; en 1939 y 1948, la Copa de Franco. Hoy la Marea Roja contemplará la conquista de la Copa del Rey. Con Eizaguirre, con la Delantera Stuka, con Arza o con Javi Navarro, el Sevilla dice como El Beni: ¡Y a mí que me importa! Me alegro de esta prosperidad deportiva sevillista y económica sevillana. Más maera, que esto es la Marea Roja gloriosa.

 

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