Salvo las blancas velas de los barcos en el horizonte, escapados como de un bolero para mirar al mar o de una copla para que dos amores conclusos ni se digan adiós al cruzarse, todo está más cerca en el verano. Las ideas también hacen «top less». Las mentalidades se uniforman con pantalones piratas, zarcillo en la oreja y tatuaje seriado de monstruitos en el brazote gordo, modelo hijo de Carmen Cervera, que es como Paquirrín, pero con museo y millonario. Y como todo está más cerca, parece como si el personal bullese más. Parecen flores de verano, dondiegos o damas de noche, los que estacionalmente aparecen en sus barcos y sus festorrones. ¿Qué hacen el resto del año? Posiblemente lo mismo: nada. Pero como entonces no se mueven hacia todo lo que empieza por Ma- como Mallorca o Marbella...

-O Matalascañas, usted, que también empieza por Ma- y es donde se ha ido ZP a veranear. Lo que pasa es que ZP dice que veranea en Doñana porque viste más. Como los que van al Puerto de Santa María, sector baratito de Valdelagrana, dicen que veranean en El Buzo porque viste más.

El verano presenta caras repetidas. Una pesadez. Los mismos con las mismas todos los agostos. Y entre ellos, los clásicos millonarios rojos o rojos millonarios. Millonarios y millonarias, como marca la tabla de lo políticamente correcto y lo gramaticalmente ridículo. Lo digo porque acabo de ver en las fotos a una roja millonaria, que se ha hecho rica potrica presumiendo de socialista, que va de progre por las Españas. (Inciso: esto de «las Españas» es como los plátanos de Canarias, todas mejor que una. El Gobierno salta ahora con que es el «Gobierno de España». Razón para dejarle España en singular para ellos y nosotros defender el clásico plural de «las Españas». Que son, a saber: la España central del «Gobierno de España» y las Españas periféricas del desgobierno de España, donde no hay huevos de izar la bandera nacional. Esto es, las Españas de sus socios que no quieren ser de España).

He visto a la roja millonaria de todos los años en las fotos de los festorrones. Pongan un fondo de discoteca de noche, de cena benéfica a favor de los pobrecitos niños de turno o de la causa lacrimógena que toque, preferentemente del Tercer Mundo. Allá que está la millonaria rojísima vestidísima de blanco. La más progre de todas las progres, entre la derecha de toda la vida, pegándose un vidorro de marquesona antigua. Ahí está la señorona progre, que tiene un pedazo de casa en esa playa, me han dicho que mayor y mejor todavía que la otra de La Moraleja o isla adyacente. Los rojos millonarios se caracterizan porque tienen los casoplones a pares. Cuanto más progres, mejores casas. Y de tratar al servicio con la punta del pie, ni te cuento. Y de cenas por todo lo alto, blinis de caviar hasta que salgan por las orejas, ni te digo. Y de ropitas, no te hablo: no conocen ni Zara ni HM ni Mango. Eso es para las fachas. Ellas no pueden bajar de Elena Benarroch, que es de la causa, otra millonaria roja.

Durante el invierno, esta progre millonaria que estoy viendo en la foto, virtuosa de la utilización de la cultura al servicio del Gobierno, nos perdona la vida a los que como no hay dinero de subvención ni pesebre oficial que nos compre ni nos haga callar, nos llama reaccionarios y carcas. A los ojos de los rojos millonarios somos fachas (y a mucha honra) porque pensamos libremente estas cosas lo mismo en invierno que en verano, y nos atrevemos a decirlas. Porque hemos usado el dinero honradamente ganado, sin subvención alguna, para comprarnos nuestra propia independencia, en vez de un casoplón en la isla de moda.

¿Por qué son tan progresistas estos millonarios rojos, vividores del régimen, paniaguados del partido? ¿Dónde está la solidaridad con las clases más desfavorecidas, que no se les cae de la boca? ¿Es que las clases más desfavorecidas son acaso éstas con las que en verano se codean? ¿Por qué son de izquierdas? Primero, porque ellos lo dicen; y segundo, porque ser de izquierdas es hoy por hoy un gran negocio en España. Sobre todo si te dedicas a la comunicación o a la cultura. Y si eres una titirimundi como la millonaria roja que asco me da verla en la foto del festorrón, ni te cuento.