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ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Calonges menos que mileuristas

He tenido el papel guardado sobre la mesa de mi escritorio más de un año, hasta su muerte. Me lo dio mi querido don Francisco Gil Delgado, el 20 de julio del año pasado, cuando en La Ibense tomábamos café tras la misa de cabo de año por mis difuntos padres. Lo guardé tanto tiempo por respeto a su condición y rango en esta ciudad de las apariencias. Me parecía infamante publicar un documento que tanto le afectaba y que el querido Gil Delgado me dio para mi coleto. ¿De qué se trataba, me preguntarán, para tantos preámbulos? Pues de un papel laboral oficial del Cabildo Catedral: la nómina de un canónigo. La del «M. Iltre. Sr. D. Francisco Gil Delgado, Chantre, Avd. de la Constitución 28, casa C 1º A,41001 Sevilla», como pone en su encabezamiento.
Con Paco Gil Delgado, desde hace muchos años, tenía una relación cariñosa, maguer complicadita. Yo me metía mucho con los calonges, pero les tenía mucho aprecio a algunos, con don Francisco Gil Delgado a la cabeza, como don Eugenio Hernández Bastos, don Juan Guillén Torralba o don Juan Garrido Mesa. El afecto por sus ilustres personas no impedía mi critica al Excelentísimo Cabildo Metropolitano. Y en el caso de Paco Gil, nos unía nuestro amor por Sevilla, encarnado en la propia Catedral, en su esplendor y solemnidad. Este pasado mes de julio, en la última misa funeral ante la Virgen de la Antigua, cuando salíamos hacia la Puerta de San Miguel, junto a los descomunales cinchos de los pilares del Trascoro en ruina, señalándome la enorme máquina de planchas de acero, me dijo, como piropeando a la Catedral de la que estaba enamorado:
-Ella puede con todo lo que le echen. ¡Es tan hermosa...!
¿Cómo le pagaba la Catedral estos amorosos desvelos a Paco Gil? Pues lo diré a la sevillana: con media pringá. De ahí la indignación cotidiana de Gil Delgado conmigo: que me metiera tanto con los calonges, cuando ellos cobraban tan poco.
Y tanto. Ahora que Gil Delgado ha muerto creo que honramos más aún su memoria sacando el papel de su nómina, que me dio para que me enterara de la triste realidad de las cosas. La nómina que me dio en julio de 2006 correspondía a febrero de ese mismo año. Copio literalmente sus partidas, todo en euros, con céntimos: «A)Devengos comunes.- Obvencional, 276,31. Trienios, 250,38. B)Asistencia a coro, 192,00. Acreces, 4,38.- D)Cabildos, 8,00. F)Incidencias del mes.- Misas de memoria, 63,00. G)Descuentos Viviendas Plaza del Cabildo.- Comunidad Plaza del Cabildo, 75,00. Vivienda, 10,00. Garages, 5,00. Total base, 704,07. Descuento 6% sobre 794,07, 47,64. Total a cobrar: 656,43 euros.» Firma y sello: «Delegado Ejecutivo de Administración y Patrimonio. Cabildo Catedral.Sevilla».
Es decir, que a pesar de los muchísimos trienios que devengaba por su antigüedad como canónigo por oposición mi querido Gil Delgado era aún menos que un mileurista, como lo son los actuales capitulares (digitales) de la Patriarcal y Metropolitana. En dinero cobraba Gil Delgado al mes veinte mil duros mal contados. Una miseria. Sobrellevada con una gran dignidad. Por algo era dignidad de chantre. ¿Y saben qué voy a hacer con la nómina del pobre Gil Delgado, en su memoria y en defensa de la dignidad con que sirvió a su canonjía? Pues meterla en un sobre y enviársela al director de la Real Academia Española. Para que igual que hacen una revisión no sexista del DRAE, lo limpien de desfasadas alusiones a los calonges. Cobrando 656 euros al mes, ¿cómo mantiene el DRAE lo de pegarse «vida de canónigo»? Cobrando 656 euros al mes, ¿cómo sigue afirmando el DRAE que una canonjía es un «empleo de poco trabajo y bastante provecho»? Deben corregirlo urgentemente. Ahora no es «vida de canónigo»: es «vida de consejero de la Junta» o «vida de vocal del Consejo Audiovisual de Andalucía», ¡ésos sí que trincan y no la doblan! En cuanto al provecho de la canonjía, será muy fácil a efectos del DRAE. Bastará poner en su lugar «consejería», o «alcaldía», o «concejalía», o «Junta de Andalucía». Que riman además entre ellos en lo de llevárselo sin doblarla.
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