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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Maleni, copiona de Rogelio

El primero que dice una frase rotunda y redonda suele ser un genio; el que luego la repite, apropiándosela como suya, un cretino. Es lo que le ha pasado a Maleni, vulgo Magdalena Álvarez, con todo el follón que ha montado ella solita con el Metro y otros generalizados desastres de Barcelona.
Qué maravilla que Chaves, con tal de quitársela de enmedio, mandara a Maleni a las listas al Congreso de Diputados y qué suerte que ZP, tras la trágica carambola que lo llevó a la Presidencia, la nombrara ministra. Marchando una de Plutarco para describir estas dos vidas paralelas de la Maleni y la Calvo, las dos que Chaves se quitó de encima mandándolas a Madrid por el procedimiento de la patada hacia arriba. Debemos estar eternamente agradecidos a Chaves en lo material. No en lo inmaterial, porque hay que ver la imagen de las andaluzas que están dando las dos mocitas ante España. Los españoles pueden creerse que todas las andaluzas son así. Eso en cuanto a la imagen de la mujer andaluza ante España. Pero en lo material debemos de estar agradecidísimos a Chaves, porque si él se quitó de encima una buena enviándolas a las dos a Madrid, menuda de la que nos libramos en Andalucía. ¿Se imaginan que el tranvía dependiera de la Maleni? A esta hora ya se habría abierto un socavón en la Punta del Diamante y se habría caído allí el tranvía pintarraqueado con los anuncios de Ono, o el otro, el embadurnado con la propaganda de Cajasol Con La Camisa Nueva. Seguro que La Pasarela se habría hundido, y se habrían tumbado las catenarias de la calle San Fernando.
-Pues no estaría malamente que se cayeran las catenarias de la calle San Fernando antes que venga por allí la del Cerro, usted...
Y menos mal que Carmen Calvo, con todos sus modelitos y con más zapatos que Imelda Marcos, se fue a Madrid y dejó tranquilita la cosa de la cultura aquí. Porque, si no, hubiera puesto a Rosa Regás al frente del Archivo de Indias, y hubieran mangado allí hasta la fuente de los jardincitos que hay a la entrada. O hubiera puesto a Rosa Regás al frente del Museo de Bellas Artes, en cuyo caso hasta le habrían robado la piedra al San Jerónimo de Torrijiano (el inventor de las torrijas, nada que ver con Torrijos el de la cachimba y la dictadura comunista de los 30.000 votos).
Cuando veo la que se ha liado en Barcelona en todo lo que depende directamente de la ministra de Fomento, ¡qué tranquilidad me entra recordar que gracias a Chaves nos libramos de ella! Si con la Maleni ya aquí se cayó una viga gorda sobre la SE-30, ¡cataclás!, ¿se imaginan la que hubiera sido de haberse quedado?
¿Que Maleni es la Sección Femenina del Gafe de ZP, dice usted? No sé. Ni tampoco quiero ponerlo, no sea que se changue la rotatitva de ABC y no pueda usted leer este periódico hasta las 3 de la tarde. No tentemos al diablo, que demasiado tenemos ya con el coriano que hundió la nao «Victoria». Lo que sí digo y mantengo es que Maleni es una copiona, y ya sabe usted lo que la pasa al que la copia, y eso, además, está muy feo en una señora; eso es de nocturno del Canal 47. Para justificar que aunque se le hunda el mundo ella piensa seguir aferrada a su sueldo, su sillón, su tarjeta Visa Oro, sus dietas, su coche oficial, sus escoltas, su vivienda oficial, su mamela, su mangoleta y su mamandurria, la Maleni ha dicho que no hay Guardia Civil suficiente como para obligarla a que se vaya del Ministerio de Fomento (de Fomento del Caos), y que no dimite ni aunque se lo mande el médico. Y lo ha dicho no con una frase, sino con un plagio:
-No corro, porque correr es de cobardes...
¡So copiona! Anda que está usted hecha una Ana Rosa Quintana buena, qué pedazo de plagio. Eso, pero con siete mil millones de veces más gracia, lo dijo el mítico Rogelio el del Betis, ante los gritos de Iriondo el de la gabardina, que quería que corriera más en los entrenamientos:
-Yo no corro, mister, porque correr de cobardes.
Correr no es de cobardes, Maleni, si quien no corre es el genial Rogelio. Lo que sí es de cobardes es quedarse apalancada al sueldo y al sillón, en esta triste España donde tantos (ministros o no) ponen el dinero por encima de su dignidad, el dinero como medida de todas las cosas.
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