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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Coplas con luz de otoño

La andaluza luz de la primavera está como el antiguo No-Do: al alcance de todos los españoles. La secreta y hermosa, paraíso cerrado para pocos, es esta luz de noviembre. Este otoño de la sierra, donde las choperas y alamedas empiezan a tener esa paleta de tonos dorados que mejor pintor no la pintara. Con razón las casas rurales de la Sierra de Aracena tienen vendido todo el papel y puesto el cartel de «no hay billetes» en estos días. Lo que me extraña es que no haya reventa para degustar esta Andalucía otoñal de la sierra.
O de la mar. ¿Quién ha dicho que la Riviera Maya y que Puerto Plata? Para Plata, la Tacita en estos días. La Playa Victoria o la media verónica de maravilla que es La Caleta son estos días, al cambio, el mejor Caribe, el mejor Golfo de México. No saben lo que se pierden los que desaprovechan estas mañanas otoñales de paseítos por la muralla real de la playa, con esos 24, 26, 28 grados que la gente se gasta fortunones y se empeña hasta las cejas para ir a buscarlos en los chirlos mirlos del otro lado de la mar océana, teniendo aquí el Caribe interior otoñal del Atlántico.
-Pero el levante...
Es que en Cádiz, en otoño, hasta es bonito el levante. Lo decía la otra noche, en el salón de plenos del Ayuntamiento, mi compadre carnavalesco Antonio Martín, a quien la noble gente de la Plaza, de la Plaza de la Libertad (anda que tiene feo el nombre) le había encargado el Pregón de la Fiesta de los Tosantos. Lo explicaré para los no gaditanos: un Carnaval insólito que se hace en los puestos de la plaza de abastos de esta gran población, como cantaba el viejo tango, donde el Perico el Melu el carnicero, El Chicla que vende los mejores chocos de trasmallo, la de la berza, el de los embutidos y hasta el tío que en una esquinita vende especias, caracoles y tagarninas de la sierra, con los elementos de las subsistencias, con los pescados, con las cebollas, con las lechugas, componen como cristobitas de escenas críticas y picarescas de la actualidad, disfrazando, un poner, a una pescadilla de Julian Muñoz y a una col de Belén Esteban, Gracia. Arte.
Y luz. La luz de Cádiz en otoño, la luz de Andalucía en otoño. Antonio Martín lo dijo en su pregón de los Tosantos. Que degustar lo del estribillo del cañaílla José Ramos «Requeté», que es como el himno de todos los que van a la calle del sábado de Carnaval, está al alcance de cualquiera. Ya saben, lo de: «Qué bonito está mi Cai./qué bonita mi ciudad,/que se llena de alegría/cuando llega el Carnaval». Dijo Antonio Martín, y lo juró por su Cruz Verde, que un moj... para el estribillo del Requeté. Que cuando de verdad está bonito mi Cai, cuando de verdad es bonita mi ciudad es con esta dorada luz de otoño, en estas Antillas interiores del solecito de la Playa Victoria, del Malecón de los bloques del Campo del Sur. Cuando del horno de la gloria de los ensayos salen, calentitas, recién acabadas, las coplas nuevas de las agrupaciones.
Ustedes verán luego por la televisión o en el teatro el esplendor de ingenio, arte y gracia de esas agrupaciones. Nada será improvisado. Todas estas noches, en 167 locales de ensayo, repito, en 167 locales de ensayo, que se dice pronto, otras tantas agrupaciones, coros, comparsas, chirigotas o cuartetos, día a día, llueva o ventee, haga humedad o biruji de verdad, están con toda seriedad y rigor, dale que te pego, metiendo la letra nueva de un tango, afinando un pasodoble que ya se lo saben, tirándose con el golpe final del cuplé que acaba de traer el letrista del grupo, engarzando tres cuartetas del popurrí. Haya partido del Real Madrid por televisión o la UEFA que sea, calculen entre los 40 hombres de un coro y los 12 de una chirigota y echen las cuentas de cuántos fervorosos gaditanos están velando las armas de la gracia en esos 167 locales de ensayo, al modo de los antiguos lavaderos con la gotera y la vela se está acabando, saludos te mando, Fulana de Tal, que cantaba El Lolo en «Los Ceporros» de Gustavo Rosales Agüillo.
Gracias, anónimos gaditanos, por vuestro esfuerzo callado de estas noches de los más bellos días del otoño en la ciudad. Cuando llegue la gloria de febrero al paraíso del teatro, pocos se acordaran de cuanto por la gracia de Andalucía, noche a noche, hicisteis en estos más bellos días del secreto, dorado otoño de nuestra tierra...
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