ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


 

ABC de Sevilla,  11 de noviembre de 2007                 
                                
 
Rafael de León, el mejor poeta popular

 

Escribió, y usted se sabe esos versos hasta con música, que en Sevilla hay una casa y en la casa, una ventana. Lo que no escribió Rafael de León y Arias de Saavedra, conde de Gómara y marqués del Valle de la Reina, autor de «Ojos verdes», de «Tatuaje» y de todos los fustes, columnas, arquitrabes, tímpanos y metopas del Partenón de la canción, es que en Sevilla hay una calle que se llamó de antiguo de los Pergamineros, y luego San Pedro Mártir, y que en esa calle hay una acera, la de los pares. Y que en esa acera, con 34 años de diferencia, nacieron los dos mayores poetas populares del siglo XX español: en 1874, en la parte más cercana al Museo, nació Manuel Machado; en 1908, el 6 de febrero, en la parte más cercana a La Magdalena, Rafael de León.

 

Juan Ramón Jiménez murió entre los flamboyanes en flor de Puerto Rico con el deseo de que Sevilla fuera nombrada Capital Universal de la Poesía. El destino escribió, en la antigua calle Pergamineros precisamente, el mejor diploma. No sé si Sevilla será Capital Universal de la Poesía. Pero esa acera de la calle San Pedro Mártir, entre el Museo de «Triniá», donde a diario iba Juan Miguel a copiar las maravillas de Murillo y Rafael, y la iglesia de la Magdalena, como se llamaba la cañí muy juncal de la que Jesús el platero fue amante rendido, sí es, desde luego, el Nacimiento del Río de la Mejor Poesía Popular Española. Como Asia a un lado y al otro Europa en la canción de Espronceda, Manuel Machado a un lado y Rafael de León al otro vinieron allí a este aire sevillano «vestido de hermosura y luz no usada» en los poemas que escribieron.
Inadvertido pasó el centenario de Manuel Machado, aunque Jorge Luis Borges se preguntara, como algunos nos seguimos preguntando, si Manuel Machado tuvo un hermano. Mucho me temo que con los tiempos que corren, más inadvertido pase el de Rafael de León en esta España donde paradójicamente tantos se han quedado interesadamente con la copla, y con el manso de la copla, con los dineros que rentan sus canciones... Mucho me temo que igual que padecimos el hartazgo del Año Lorca nunca lleguemos a gozar el Año Rafael de León, autor de esos miles de canciones que endulzaron la vida de una España amarga y que aún siguen llevando belleza al MP3, como antes a la radio de cretona. Y autor de una importante obra poética luego musicada en gran parte, donde sus sonetos del amor oscuro a los muchachos en flor los echo yo a pelear con los de García Lorca, que a ver quién gana.

 

Rafael de León fue en vida despreciado por los poetas oficiales de su tiempo. Aunque pasó la guerra cautivo en Barcelona, entre una cheka y una prisión, por el terrible delito de ser liberal, monárquico e hijo de marqués, fue perdedor entre los vencedores de la cultura oficial del franquismo. Los poetas imperiales de Escorial y Garcilaso lo despreciaban. Y su propia clase social lo repudiaba, por su libre opción sexual. Aun siendo el mayor de su casa y heredero de los títulos nobiliarios, nunca fue admitido como maestrante en Sevilla. Rafael de León ganó mucho dinero con sus canciones musicadas por Quiroga o Solano, pero sufrió muchos desprecios, vejaciones y amarguras en vida. Me los confesó en 1980, cuando me confió el honor de preparar su primera biografía y la primera antología de sus poemas y canciones, la única que vio en vida. Se murió, por ejemplo, con la pena de que, a pesar de los deseos del alcalde andalucista Luis Uruñuela, aquella Sevilla cuyo nombre nunca se le cayó de los labios nunca lo nombrara Hijo Predilecto. Los socialistas y comunistas, que formaban el primer tripartir municipal con el PA, se negaron en rotundo. ¿A un marqués monárquico coplero y además mariquita -dijeron entonces- vamos a hacerlo Hijo Predilecto? ¿Dónde está -se preguntaron- el compromiso social de su poesía?
Pues estaba, hijos míos, en la grandeza de sus coplas, que vuestras madres os cantaban y vuestras hijas siguen cantando. La España a la que Rafael de León le ponía los nombres de Andalucía y de Sevilla le debe en el centenario que se acerca la conmemoración de un gran homenaje popular y culto, a sus poemas y a sus canciones, a su figura. ¿No estamos con la Memoria Histórica? ¿Que más memoria queréis que las coplas con las que Rafael de León fue escribiendo, a la lima y al limón, las penas y alegrías de nuestra propia Historia?

 

                     

  Artículos de días anteriores

                                      Correo Correo            

Clic para ir a la portada

¿QUIÉN HACE ESTO?

Biografía de Antonio Burgos


 

 

Copyright © 1998 Arco del Postigo S.L. Sevilla, España. 
¿Qué puede encontrar en cada sección de El RedCuadro ?PINCHE AQUI PARA IR AL  "MAPA DE WEB"
 

 

 


 

Página principal-Inicio