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El Recuadro   

 El fútbol será sin goles

ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Photocall para O´Kean

Ni me he vuelto majara, ni he roto a hablar en inglés. Ninguna de las dos cosas. Aquí seguimos hablando en sevillano de la Puertalarená, que fue precisamente el español que con los galeones (sin premio) pasó desde el muelle de Sevilla a América. Y de locuras aquí, las mínimas. Tratamos de mantener la cordura necesaria en una Sevilla que parece que se ha vuelto loca.
-Entonces, ¿a qué viene esto del «Photocall para O'Kean», se puede saber?
Pues el «Photocall» es el teloncillo publicitario que ve usted en todos los programas del tomateo y del corazoneo de la TV, así como en las fotos del famoseo de las revistas. El «Photocall» es como un forillo con el escudo y el nombre de algo muy comercial, un restaurante, un bar de copas, una tienda, un lo que sea, y que aprovechando cualquier sarao, copetín, evento, aniversario, estreno, lanzamiento, presentación o lo que se tercie, se usa para retratar delante a todo famoso o famosillo, pelandusca de lujo o en cartoné, chulo cubano o nacional que aparezca por allí. Gracias al «Photocall», lo menos es quién se retrata, sino delante de qué es fotografiado. Con lo que está asegurado que el nombre y la marca del coche, del perfume, del restaurante, de la agencia de viajes, del modisto o de lo que se trate de promocionar salga gratuitamente en la tele del Tomateo Que Te Veo y en las revistas del cuché que, atrasadísimas y manoaseadísimas, te encontraras en la salita de espera del dentista dentro de cinco meses. O seis.
Un «Photocall», lamentable, fue el que pusieron en el Alcázar cuando celebraban el centenario del Betis, delante del cual salió retratado el alcalde, haciendo la propaganda gratis a un restaurante. «Photocall» es lo que puso Manuel Grosso en la Puerta Jerez, delante de la Fuente de los Meones, durante el Festival de Cine, para que las parejas pudieran hacerse una foto con la camarita de su teléfono portátil, haciéndose ella la ilusión de que era Penélope Cruz y él por lo menos Brad Pitt.
Para no ser menos que nadie, yo monto hoy aquí mi «Photocall» en honor de una sastrería sevillana clásica, que por algo soy hijo del fernandino Real Cuerpo de Alfayates. Planto aquí mi «Photocall» en honor de los O'Kean. Anoche, los hijos del difunto José María O'Kean, el versallesco fiscal del paso del Nazareno del Valle, celebraron los 50 años del arriesgado traslado que su padre hizo de la histórica sastrería de su tío abuelo, desde la calle Fernández y González a una acera de la Plaza Nueva en donde Juan Miguel Sánchez acababa de pintar las fingidas columnas de la fachada del edificio del Banco Hipotecario, y por cuya comercialidad nadie daba entonces un duro. Desde 1920, el viejo Maestro O'Kean, el hermano de Victoria Kent, cosía y probaba a su gran clientela en Fernández y González; como el otro gran sastre de la época, Millán Delgado, estaba en un piso de Entrecárceles, en los altos del Bazar Victoria. Pero José María O'Kean, visión de comerciante se llama la figura, adivinó que ese trozo de la Plaza Nueva iba a ser, y pronto, una Bond Street a la sevillana, con el joyero Shaw, con Canales, con El Capricho... Se asentaban sobre el recuerdo del derribado Hotel Royal, en cuyo balcón Gustavo Bacarisas pintó la proclamación de la República en la Plaza Nueva, y del demolido Café Hernal, en cuyos altos debutaron en Sevilla las maracas de Antonio Machín. Toda esta Plaza Nueva que surgió tras los derribos, adonde luego llegaría Loewe, es la que estoy evocando como fondo en mi «Photocall» en homenaje a tres generaciones de la familia O'Kean. Con la que un día, antes de establecerse por su cuenta en la Avenida, trabajó como oficial un muchacho sastre de la calle Pedro Miguel, que se llamaba Antonio Burgos Carmona. Hoy el hijo de aquel oficial le pone un «Photocall» con un fondo de Plaza Nueva de tranvías y aguaduchos a los sobrinos nietos de aquel maestro sastre de Fernández y González, a los hijos del visionario comerciante que a la sastrería de medida añadió la camisería y la confección buena y como inglesita de Jermyn Street. Se llamaba José María O'Kean. Fue otro de los esforzados, desconocidos y admirables caballeros de la Real Maestranza del Comercio de Sevilla.
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