EL Lenguaje de la Torrija no crean que tiene nada que ver con el habla cofradiera, cual el bacalati con tomati. El Lenguaje de la Torrija tampoco tiene nada que ver con los acólitos ya más que zagalones, ceriferarios guapos que sacan retratados en los falsos almanaques vaticanos «ad usum mariquitorum», pero que van los tíos corriendo que se las pelan a cobrar la tela para largar en los platós de la salsa rosa, y no precisamente rosa Valle, que sería lo propio.

- No, lo propio sería que por lo menos el pertiguero lo cogiera y lo llevara pegándole pertigazos desde esos platós hasta la Gran Plaza...

El Lenguaje de la Torrija es el que ha impuesto desde el Ayuntamiento el masculino de dicha sevillanísima y cuaresmal voz, pronunciada según los cánones de lo políticamente correcto y de la igualdad de género. Ya saben: torrijas y torrijos, sevillanos y sevillanas, tranvías y tranvíos, catenarias y catenarios, embotellamientos y embotellamientas, como las que liaron en toda Sevilla para dejar las vías expeditas a un dictador alojador de terroristas, camino de La Boticaria, a fin de que fuera allí Aznar a comer cordero con el de la jaima, Jaime. ¡Hay que ver Aznar, las patas que mete! Con la de sitios donde se puede comer buen cordero en Sevilla, de los asadores castellanos al Mesón del Cordero de la calle Salado, va el gachó y no se le ocurre otra cosa que irse con ese pedazo de dictador libio. ¿Qué hace un chico como tú, Aznar, con un dictador como ése, en cuyo país se entrenaron los etarras que asesinaron a tus concejales, como Alberto y Ascen? ¿A que vamos que tener que decirte, Don Aznar, eso tan sevillano de "que no te enteras, regaera"? ¿O es que en Libia hay futura mangoleta de conferencias y asesorías? Con la poquita afición que hay en Sevilla a votar al PP, coge Aznar y se reúne aquí con el sátrapa moro. No sé para ustedes, pero para mí, es como el otro gachó que se fue a tomar cafelitos con los asesinos de la ETA en Perpiñán. Aznar ha aperpiñanado lugar tan noble como Alcalá de los Panaderos. Zoido, hijo, la que te espera para justificar en la campaña que tu superseñorito se dedique a ir de palmero de jaima con los dictadores moros...

Pero antes de la torrija de Aznar, que es gorda, íbamos por la torrija municipal. Que ha inventado un nuevo lenguaje. ¿Saben ustedes cómo se dice «bicicleta» en el Lenguaje de la Torrija? Pues se dice: «Transporte publico individualizado». ¡Toma ya! El peatón, por las mismas, será «semoviente individual no rodante», ¿no?

- ¿Y llevárselo calentito, no doblarla y mandar tela en Sevilla con sólo 25.772 votos, cómo se dice en el Lenguaje de la Torrija?

-Paso palabra. Lo que sí sé es que el Lenguaje de la Torrija no sólo es el del Ayuntamiento: es el oficial de la Junta. En el BOJA hay perlas de ese lenguaje que superan al humor de «El Jueves», porque dejan en pelotas a toda una clase gobernante. Ya les iré contando algunas que me han enviado los fieles lectores, a los que les agradezco de paso el honor diario que me hacen. Pero adelanto la de uno de ellos, relacionado con el mundo de la Sanidad pública. Un hallazgo increíble del Lenguaje de la Torrija que se emplea en el SAS. Acaba de ocurrir en el Hospital Virgen Macarena (que me imagino que, como depende de la Junta, será sin fajín). Una comunicación interna ordenaba que todo el personal subalterno de celadores, camilleros y auxiliares del hospital estuviera en zafarrancho de combate porque había que cambiar del tirón, y cito textualmente «900 unidades estáticas de descanso». ¿Usted sabe qué es una «unidad estática de descanso». ¡Pues un colchón! El de la torrija dice lo del «transporte público individualizado» porque seguramente duerme mal por las noches en su «unidad estática de descanso». O quizá por influencia de su señora. Ya sabe usted: «Dos que duermen en la misma unidad estática de descanso se vuelven de las mismas condiciones objetivas». La gente antes, para ir a ver a Joselito el Gallo, hasta empeñaba las «unidades estáticas de descanso», y no como ahora, que quitan los toros en TVE. Los hinchas del Atlético de Madrid serán a partir de ahora los «estático-descanseros», supongo. Y así sucesivamente. Ahora que a mí, plim: yo, en materia de unidades estáticas de descanso, duermo en Pikolín.