ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Una Feria sin Hotel Colón

ME comentan que han criticado a El Cid porque el Domingo de Resurrección se vistió en un hotel de la cadena NH. Quienes tal largan pertenecen quizá a esta ciudad nueva y extraña que nos está surgiendo, donde para muchos lo secundario es ya lo fundamental y donde lo esencial se olvida. Lo importante no es que El Cid se vista en el hotel NH o en Los Gabrieles, si los volvieran a abrir. Lo fundamental es que cuando el torero de Salteras se eche la franela a la izquierda logre que con sus naturales se escuchen cómo suenan las dos bandas de su pueblo juntas, la del Carmen y la de La Oliva, las dos, desgranando entrambas los compases del pasodoble «La Giralda», ese himno torero oficioso que tiene Sevilla, que es como una «Amargura» con capote y muleta. Y, además, si el Hotel Colón está cerrado, ¿dónde se va a vestir un torero que quiera complacer a los paladares más exigentes de los manteles del sevillanismo?

Con el Hotel Colón cerrado por obras, a esta Feria taurina le falta algo. ¿Dónde van a entregar la Oreja de Oro de Radio Nacional de España, la única emisora que con «Clarín» mantiene el fuego sagrado de la información taurina diaria todo el año, aunque marginada a frecuencias y horarios casi de clandestinidad? Ahora me explico por qué se murió El Diamante Rubio, aquel jefe de la clac que recorría todas las ferias de España con su cara de alcalde cateto de tebeo, sus gruesas gafas, su gorra playera de cuadritos y su puñado de bolígrafos en forma de estoque, dispuesto a pegar un sablazo al primer torero que se le pusiera por delante, para poder saltar luego con sus palmas en el tendido justo dos segundos antes que la ovación que sus gordotas manos arrancaban, o para gritar desde el tendido, con la mala follá de su tierra granadina, la petición de música para la figura que había pasado por la taquilla de los bolsillos de su guayabera:

-¡Profesores, esos instrumentos!

El Diamante Rubio murió porque, cerrado el Hotel Colón, ¿dónde iba a venir a sacarle dos mil duros al que debuta esta tarde en Sevilla? Cerrado el Hotel Colón, ¿a qué puerta giratoria irán las quinceañeras para gritarles y pedirles autógrafos a los toreros mediáticos que ven por la tele, cuando los vean salir hacia la furgoneta de cuadrillas que los espera para llevarlos a la calle Iris? Cerrado el Hotel Colón, ¿en qué barra hasta la corcha comentarán la corrida que acaba de terminar esos aficionados franceses que saben tanto y que además se han leído tantísimos libros? Las ciudades de la Francia del toreo tienen que estar este mes de abril con sus calles como el resto del año. Porque hasta el pasado, por estas fechas, llegabas por ejemplo a Nimes y no veías a nadie por la calle. Preguntabas:

-¿Dónde está aquí la gente?

Y te respondían:

-Están todos en la barra del Hotel Colón de Sevilla, comentando la estocada de la tarde...

¿Cómo estará ahora, con qué tristeza de silencio de clarines, como una plaza vacía, sin el frufrú de las entradas de la reventa o el recuerdo de los sobres de la corrupción revistera, aquel hall del Hotel Colón con su cubierta de cristal, como una versión taurina y sevillana del vestíbulo del Palace de Madrid? Los naranjos de la calle Canalejas se dirán los unos a los otros, en llegando esta luz única de las tardes de toros:

-Qué raro, son las cinco y media y todavía no ha pasado ningún coche de cuadrillas para pararse en la puerta del Colón.

Compañeros que cada día escribís de la corrida de ayer, Zabala de la Serna, Carrasco, García Rayo, Barbeito, Lorena, Machuca, decidme: ¿en qué lugar de Sevilla está ahora el epicentro de ese secreto e íntimo terremoto de emoción, de ilusión, de ganas de triunfo, de incógnitas, de bocas secas, de miedos, que es el cuarto de un hotel donde, delante de una capillita de estampas devotas, un mozospás está vistiendo de héroe y oro a un hombre que siente bajo su chaquetilla el terrible frío de la soledad cuando baja en el ascensor con la montera en la mano y el capote de paseo al brazo, sale a la calle y escucha el rumor de cuarenta tíos que se están dando guantadas por lo más bonito del mundo, que es trincar una entrada para ir de pescuezo a los toros?

 

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