RAJOY lo ha dejado bien clarito aquí en mi pueblo, donde vino para no sé qué: «Sé lo que estoy haciendo». Pues nada, hijo mío: sigue así, y cuando te hayas cargado al PP y te hayas quedado más solo que los de Tudela, nos avisas.

Rajoy nos confirma que el follón que su inexplicable torpeza ha organizado en su partido ha llegado al Nivel La Lirio: lo que pasa en el PP lo saben La Lirio y él. A la mar maera, y a la Virgen, cirios. O como decían los gaditanos de la chirigota de Los Borrachos: «El que la lleva, la entiende». De lo que está pasando en ese PP que está a cinco minutos de la fase terminal de la UCD sólo entiende por lo visto, y muchísimo, el que ha organizado este hundimiento del Titanic. Rajoy es al mismo tiempo y en una sola pieza capitán y violinista de la orquesta del Titanic del PP.

Ya que estaba en Sevilla, preguntado por la que está cayendo en las cumbres borrascosas de Génova 13, Rajoy debería haber contestado como dijo José María del Nido cuando el Almería le acababa de meter 4 goles a 1 al Sevilla F.C.: «Estamos un poquito mejor que muertos». Ya que estaba en Sevilla, para que todas las Españas se enteraran del follón absolutamente innecesario que ha organizado con tanto cuidadito y riguroso esmero, podía haber respondido como Joseliqui, aquel pobre pícaro gangoso y «border line», con su media lengua, cuando le preguntaban por su estado de salud en la cirrosis que, como enfermedad profesional de tantas madrugadas de agradador de señoritos, lo estaba matando: «Pues hoy estoy un poquito peor».

Cuando todos esperábamos que Rajoy abriera la boca con dureza y contundencia para hablar de la crisis económica; para largar fiesta contra esta partida que ahora la toma con el catolicismo; para exigir responsabilidades porque las negociaciones con los piratas, ora etarras, ora somalíes, se hagan siempre a la sombra de la bandera de España, ya ondeando en la Fiscalía General del Estado, ya a popa en la fragata «Méndez Núñez», va el tío y dice que el que la lleva la entiende. ¿Seguro que Rajoy sabe lo que está haciendo? ¿Lo hace así adrede, con partitura, o toca de oído? ¿Sabe de verdad que evitando que nadie le haga sombra no tiene en cuenta la desolación de más de diez millones de españoles que lo votaron no precisamente para que ahora fuera de Belinda, en la mayor torpeza dialéctica que vieron los siglos? Tanto, que la gente hasta cree que el Ayuntamiento de Coslada es del PP, por cómo callan sobre aquella corrupción toda esta partida de expertísimos líderes carismatiquísimos (¡tararí!) que ha nombrado, empezando por Sorayita, que anda que no tiene guasa la Sorayita... No saben ni ejercer el arte de callar. Otros, callados, como el alcalde de Sevilla con lo de su primo el de Zumosol, están más guapos. Estos, callados, están horrorosos. Y desde las elecciones no han hecho más que callar y pastelear. Mira que han pasado cosas... Pues nada: silencio, se rueda. Cuesta abajo en la rodada. Se están cargando al PP con tal pertinacia que aquí todo será pronto partido único y pensamiento único.

Rajoy le repetía a ZP en la campaña que era especialista en crear problemas donde no los hay. Rajoy ha tenido que hacer un máster en esa especialidad. Por eso ha estado tan callado todo este tiempo: estaba haciendo un máster en crear problemas donde no los había. Máster que, a la vista está, ha aprobado con «summa cum laude» y premio extraordinario fin de carrera. Qué carrerón, hijo, hacia atrás.

Dicen que están quitando todo lo que huele a Aznar. ¿A quién le molestaba ese olor? Mejor oler a Aznar que oler a muerto y a cadaverina. Quitan todo lo que huela a Aznar... menos a Rajoy. Porque a Rajoy, como ustedes bien saben, no lo puso el dedo de Aznar: lo puso la señora de la limpieza de Génova, 13. De donde se tendrían que ir cuanto antes, insisto; nada puede salir bien en una casa numerada con el 13, lagarto, lagarto. Buscando causas ajenas de las incapacidades propias, ya van por Aznar, que hace cinco años que se fue. ¿A que van a acabar como Bermejo el del piso reformado, que dice que del asesinato de la niña Mari Luz tiene la culpa el socorridísimo Franco? Yo le diría a Rajoy como a Manuel Chaves le preguntó su nieta Lucía en la aburridísima sesión de su sexta investidura: «Abuelo, ¿cuándo nos vamos?».