ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


1808 y 1936 sin aire acondicionado

EN la conmemoración de la batalla de Bailén no ha estado un comunista sevillano, gran jefe de la tribu de los indios cachimbas, que hasta rompe a llorar cuando reescribe la Historia para que ganen los que perdieron. Si llega a estar, celebra con lágrimas en los ojos el bicentenario de la derrota del General Castaños y de la desbandada de los garrochistas, que ríase usted del Juan Naja de los italianos en Guadalajara. Total, en semejantes términos están reescribiendo la guerra civil, y No Passssa Nada. No me extrañaría que de un momento a otro apliquen la llamada Memoria Histórica a la Guerra de la Independencia, le quiten sus calles a Daoiz y a Velarde, tachen el nombre de Agustina de Aragón y asumamos todos los valores napoleónicos como programa para la ciudadanía, María.

Mientras tal ocurre, permítanme que me goce de que los españoles ya no seamos así, como en Bailén en 1808 o en Madrid o en Sevilla en 1936. ¡Qué españoles más raritos había hace 200 años o hace 72! ¿Qué tíos más jartibles con el fusil y el cañón, qué ardor guerrero más caluroso! ¿Pues no que con toda la calor se dedicaban a declarar guerras y a librar batallas, en vez de coger las vacaciones o por lo menos una semanita de asuntos propios e irse a la playa, como está mandado? Hombre, si en todo caso hubiese habido entonces aire acondicionado, tendría su explicación. Pero, nada, aquellos españoles tan raritos (y tan políticamente incorrectos que se oponían a lo que los franceses tenían con nombre de ministerio de Bibiana, a la Igualdad) se empeñaron en entablar la batalla de Bailén cayendo como caían del cielo chocos fritos, y sin más refrigeración que los búcaros que arrimaba María Bellido «La Culiancha». Se ve que estaban en 1808. Ahora no habría ocurrido eso de ninguna manera. Hubiera funcionado la Oficina del Defensor del Soldado, que a las primeras órdenes del General Castaños hubiera protestado, y se hubiera jugado la carrera el tío déspota:

—¿Cómo, que con este calor vamos a atacar a los franceses, y encima en este descampado, con la que está cayendo? ¡Tú estás loco, Castaños! ¡Tequiyá! Con este calor va a atacar tu tía a los franceses de Dupont, que encima tiene el tío nombre de mechero de oro...

Si incomprensible fue lo de 1808, menos entiendo lo de 1936. Aquellos militares que se levantaron contra el Gobierno del Frente Popular estaban locos. Con la de días que hay en el año, ¿no pudieron escoger los carnes mías otra fecha que el 18 de julio? ¡Con la calor que hacía aquel sábado 18 de julio! Vamos, igual que el 19 de julio en Bailén, pero sin franceses ni garrochistas.

—Verás tú: lo hicieron adrede, para que luego Franco pudiera dar una paga extraordinaria ese día y los productores, como le decía a los trabajadores, se la pudieran gastar en el Parque Sindical de Madrid o en la cervecería Baturones de Sevilla. ¿Tú no ves que si llegan a sublevarse, un poner, en noviembre, Franco no puede dar luego la paguita del verano, ni los productores gastársela en cerveza, ni nada?

No, y que había otra mentalidad. Aparte de que gracias a Dios los golpes de Estado ya no se llevan y las guerras, menos, con lo comodones que nos hemos vuelto los españoles, prontito ibas tú a encontrar ahora a nadie que se quisiera alzar en armas contra el Gobierno tal día como ayer sábado, con una calor de alerta naranja. Con mentalidad de hoy, es que estoy oyendo a los conjurados, respondones a la llamada del Director, del General Mola:

—Muy bien, mi general, todo lo que nos dice está muy bien, que si hay que salvar a España de los sin Dios y de los sin Patria, pero, ¿con esta calor nos vamos a sublevar contra el Gobierno? ¿No podemos dejarlo para septiembre? ¿Por qué no lo dejamos para después del verano? Si ahora está todo cerrado y no vamos a encontrar a nadie en las oficinas...

Y no sólo aquella España que se metía en guerra sin aire acondicionado en el carro regimental y sin frigorífico en el cuarto de banderas. Europa, igual. Las dos guerras mundiales empezaron en pleno verano. Loor, pues, al aire acondicionado. Los pueblos que han sudado ya su Historia están dispensados de repetirla, que hubiera dicho Santayana, pensando con esta calor en Bailén y en el Cuartel de la Montaña.

 

 

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