ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Los pelmazos del Pazo

CUANDO tiene mérito hablar de cofradías es por estas fechas, en bañador y a la orilla de la playa. En Cuaresma no tiene gracia. Vas paseando por la playa y es que hueles al capillita en bañador, hablando de cofradías con el compadre. Tienen un andar especial. Hasta con paroncitos de chicotá. En la playa se les distingue perfectamente, con esas barrigas Gambrinus que piden a gritos un cinturón de esparto. Y en cuanto te acercas, ves que tu vista no ha fallado. Pegas la oreja y están diciendo:

—Pues sí, ese palio, con otras bambalinas, tendría otra gracia en el andar, no me parece mal que lo propongas en cabildo, cuenta con mi apoyo.

Y lo mismo que de cofradías, cuando tiene mérito hablar de Carnaval es ahora, en pleno agosto, antes del Trofeo y de las barbacoas. No hablo de las noches carnavalescas, cuando las agrupaciones participan en actividades benéficas o hacen caja por los pueblos. Hablo de esos pasodobles de medida que están ya escritos. Dentro de unos días sé que recibiré un sobre ya ritual de mis veranos, como una adelantada vendimia de bellezas y de creación. Antonio Martín me envía el pasodoble de medida de la comparsa que sacará en febrero. Un pasodoble acabado de componer, como una Venus del 3 por 4 recién nacida entre la espuma de las olas de la concha bautismal de La Caleta. Como por algún lugar de Cádiz, por algún lagar vendimiador de la inspiración, ya estarán sonando los tangos nuevos: el tango de Quico, el tango de Julio, el tango de La Viña, el tango del Lama.

Y alguien preguntará al amigo chirigotero de qué van este año. Y le dirá, un poner, que van de Los Cobradores del Frac de la Crisis. Y el viejo aficionado repetirá la frase que acaba con toda ilusión y arruina todo repertorio:

—¡Eso ya ha salido!

Frase que pronuncié, como si estuviera hablando de Carnaval en la playa, cuando vi en las páginas de verano de ABC y por la televisión la chirigota mala, malísima, que han montado los del Bloque Gallego en el Pazo de Meirás con motivo de la boda de una bisnieta de Franco. Iba un tío malage vestido de Generalísimo en uniforme de verano, y una tía cerda de Doña Carmen Polo, y otros gachós de sarracenos o de beduinos no de Paco Alba, sino de la Guardia Mora del Caudillo, y todo así. Una copia malísima del ingenio del Carnaval de Cádiz. Con muy poca gracia. Ninguna. Los gallegos saben hacer muy bien el Entroido y el pulpo de feria que se come Zarrías hasta mojando pan en la salsa, pero haciendo chirigota en el Pazo de Meirás son impresentables. En cuanto vi a aquellos tíos yendo de Franco, y de Doña Carmen y de la Guardia Mora, me dije:

—¡Eso ya ha salido!

Y les di el cajonazo, por resentidos. Por pelmazos. Si hubiera sido una chirigota buena, podrían haberse llamado Los Pelmazos del Pazo. Si un buen cuarteto, El Coñazo del Pazo. Pero estos impresentables eran El Cajonazo del Pazo, por copiones: les eché cortinas. Ese Franco de guerrera blanca lo sacó, perfecto, Vera Luque en su chirigota «Esto conmigo no pasaba». Clavaíto. Por no hablar de Franquito Román; ya saben, mi estimado y admirado Rafael Román, ex presidente de la Diputación y jefe de la oposición socialista municipal. Que como físicamente es talmente el comandante Franco de la guerra de África y del «Diario de una bandera», decidió guasearse él mejor que nadie de sí mismo y dio el pelotazo un sábado de Carnaval, saliendo a la calle disfrazado de Franco, con su mujer vestida de Doña Carmen, collares incluidos, y con los amigos haciendo de Guardia Mora. Como lo lamentable del Pazo de Meirás de ahora, pero con gracia, con mucho arte. Y sin dar el coñazo con el Pazo como dan estos pelmazos del cajonazo. O los televisivos palmeros y agradadores de los pelmazos del coñazo del Pazo. Que bien callados estaban todos, por cierto, cuando Franco vivía en el Pazo de Meirás, so cobardes. En Meirás, una familia ha casado a una nieta en su casa y punto. La ha casado por cierto el cura Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp, pero estas lumbreras del cotilleo del corazón y estos pelmazos del Pazo no se han enterado. Lo que quieren es el revanchismo. Pero mira cómo no dicen nada del casoplón de Felipe. (Me refiero al casoplón de Felipe V, por supuesto...)

 

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