AQUÍ en Sevilla están pasando cosas que a primera vista no se comprenden ni se explican. Pero que si se piensan más a fondo, se comprenden y se explican menos todavía. Por ejemplo, esta saña que ha entrado contra el coche. El Ayuntamiento persigue a los coches como si en vez de máquinas fueran delincuentes. En toda Europa se persigue a los fumadores, ¿no? Bueno, pues en Sevilla se persigue además a los conductores. En Sevilla, un señor al volante de su coche particular de entrada es un delincuente, y después ya veremos.

—Pero cuando llega la hora de cobrarle el sellito municipal, bien que se lo cobran.

Por descontado. Esta Sevilla Insólita, más insólita que la que describió el profesor Morales Padrón en su antológico libro, produce estas situaciones. Sevilla es el único lugar de España donde si tienes coche has de pagar un impuesto por algo que cada vez puedes hacer menos: circular por sus calles. Los coches, cada vez, a pagar más impuesto de circulación, pero pudiendo circular por menos sitios; y a los peatones, en cambio, sin pagar un duro por la tasa de peatonalización, cada vez les ponen más calles para ellos solitos.

—Y para las bicicletas que van por las aceras como si fueran peatones con ruedas, usted.

Bueno, lo de la bicicleta invasora de las aceras y dictadora de las calles es que no tiene nombre. Toda la saña contra el automóvil se vuelve adoración ante la bicicleta. Los antiguos egipcios adoraban al sol y los actuales concejales socialistas sevillanos adoran a la bicicleta. Si por algunos que yo sé fuera, ponían la bicicleta bajo palio, bajo cierto palio (Kaliber) que citar no quiero, ¡vamos que si la ponían!

Por si no se hubieran hinchado con la Avenida, con la calle San Fernando, la Puerta Jerez, la Plaza Nueva, la calle Tetuán, Velázquez, O´Donnell, la calle San Eloy y qué sé yo cuántas, ahora quieren hacer peatonal la calle Asunción. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Con qué fin? Y para que Asunción sea peatonal, van a meter todo el tráfico por la calle Juan Sebastián Elcano. Esto es tan absurdo como el título del Ministerio de Bibiana Aido, que Igual Da. Ya que se trata de dar por saco a los vecinos y comerciantes de Los Remedios, como castigo, porque no votan al Partido del Régimen, ¿por qué no al revés, Sebastián Elcano peatonal y toda la circulación por Asunción? ¿Qué falta hace peatonalizar Asunción? Igual da que peatonalicen Asunción o Sebastián Elcano: igual de inútil y absurdo es.

—Está usted mal informado. En la calle Asunción, como usted debería saber, está la Catedral de Los Remedios, y es una pena cómo está ese edificio tan antiquísimo por culpa de la contaminación. Un monumento tan valioso es una pena que se esté descascarillando enterito, porque los humos de los coches y de los autobuses están destruyendo la piedra.

Pues es verdad, no había yo caído en eso de la Catedral de Los Remedios. Como tampoco había caído en lo del turismo. Claro, con la cantidad de turistas que recorren todos los días la calle Asunción, para fotografiar tantísimos mamarrachos arquitectónicos como hay en aquella mejor media fanega de tierra de Sevilla, que dijo el cronista... Es lógico que la hagan peatonal, no había caído yo en eso. Los turistas, claro, podrán ahora admirar en toda su belleza esos grandes petardos del siglo XX que se levantaron allí, en este barrio que siempre fue en los congresos internacionales el ejemplo de lo que no se debe hacer nunca en Urbanismo.

Ni entonces ni ahora. Si todo el concepto urbanístico de Los Remedios fue una mamarrachada, más lo es peatonalizar ahora una calle que no hace falta ninguna. Aparte del caprichito y de la saña contra el automóvil, ¿por qué y para qué peatonalizar Asunción? Que me lo expliquen. ¿Es que este Ayuntamiento nunca va a dar una muestra de sensatez, dando marcha atrás en algo que se demuestra como descabellado? Y además, ¿cuánto nos va a costar la peatonalización inútil de Asunción, en plena crisis? ¿Y qué daños económicos va a producir luego a sus comerciantes y vecinos? Si es por dar por saco peatonalizando, ¡mira cómo no peatonalizan la calle San Jacinto! Claro como allí vive uno que yo sé, pues al pulpo de la calle San Jacinto, ni reñirle. Y, en cambio, ¡leña al mono de la calle Asunción, que son todos unos fachas!