Como aquel sinvergüenza discurseó sobre «Los días del gozo», los presentes son los días del ojú. La palabra «ojú» no se nos cae de la boca. De la boca rusa congelada, naturalmente, porque las bocas de La Isla están muy caras y además no es temporada. Tal como está la cosa, eso que los tertulianos de las radios de Madrid no dejan de llamar una y otra vez «con la que está cayendo», al cabo del día se te agotan las existencias de ojú, como las palmeras de huevo en las pastelerías al llegar las 6 de la tarde, con los chiquillos saliendo del colegio. Por todo lo cual le recomiendo que cuando lea usted el periódico, lo haga con un buen cartuchito de ojús en la mano, como Antonio Vargas Heredia iba con una vara de mimbre, porque le van a hacer falta. Vean, vean lo que pasa. Hágase usted la idea de que está leyendo no este artículo, sino el periódico entero:

«EADS paraliza el proyecto del Airbus A 400 M y crece la inquietud por los empleos».

—Ojú.

«6.000 empleos en peligro por el ERE de Renault».

—Ojú.

«El aeropuerto de Sevilla pierde 100.000 viajeros en el 2008 y rompe cinco años de crecimiento».

—Ojú.

«El agujero de las bancas alemanas hunde a la Bolsa española».

—Ojú.

«La crisis empuja al doble de sevillanos a pedir el ingreso en las filas del Ejército».

—Ojú.

«La plantilla de Cerámicas Bellavista se encierra en la fábrica contra los despidos».

—Ojú.

«El turismo reduce su aportación al PIB por primera vez en 10 años y peligran 100.000 empleos en la hostelería».

—Ojú.

Y mientras estás leyendo el periódico, con los que dijimos por corbata, y despachando ojús, suena el teléfono. Es el enterado de turno:

—¿A que no sabes quién ha presentado suspensión de pagos? No te lo puedes ni imaginar...

Yo no sé si será verdad o no será verdad lo que dijo Solbes y repiten los cenizos, que lo peor está por llegar. Pero desde luego hoy exclamamos más ojús que ayer, pero menos que mañana. La medalla de la crisis es la medalla del ojú. Ojú con la crisis.

En Gibraltar no hay Malenis.- Y vamos con el frito variado del Correo de la Guasa (redcuadro@yahoo.es ). Don Juan León nos recuerda: «Se ha dejado usted fuera cuando escribe sobre nuestra habla y enumera los bienhablantes andaluces a esos llanitos gibraltereños, que ésos sí que hablan en andaluz de verdad y no los locutores de Canal Sur.»

La gorda de La Campana.- También nos manda rabitos de pasas don Javier Fernández Roca: «En la bulla del cartel se le han olvidado los niños y las niñas pidiendo cera, caramelos, estampitas, medallitas y demás merchandaising cofradiero. Tampoco aparece la gorda de la silla de La Campana, que ocupa su silla y la de al lado y, encima, pone los abrigos, bolsas y bolsos y demás impedimenta de sus niños en una silla que, por supuesto, no es suya. Tampoco están ese chaval de 14-15 años que tiembla como una hoja mecida por la brisa de la luna de Parasceve cuando se arma de valor y decide coger de la mano a la chavalita que le acompaña, la cual calza sus correspondientes merceditas o similar (usted es el experto en estos temas; bueno, su hermana, pero algo se pega, ¿no?).»

Que no farte de ná al cartel.- El rabito de pasas de doña Eva Pérez Gutiérrez es: «En el cartel sólo echo en falta a la cani vestida de verano con los muslos fuera y medias de malla negras, unos tacones de catorce centímetros, medio coja, con los dos pies llenos de tiritas que se le ven por todos lados y gritando por la calle: “Esperarme, esperarme, que yo no puedo correr tanto”.» Doña Elena León, por su parte, añade al «horror vacui»: «Ahí le envío unas sugerencias para añadir al cartel del año que viene: el tío de los globos en el Puente de Triana; el puesto de calentitos del citado puente; El Mudo de Santa Ana; la tirada de pétalos desde casa de los Mora a la Esperanza de Triana; el carrito de Lipassam con todos sus avíos detrás de las cofradías. Esto "pa que no farte de ná".»