Dijo: «Andreíta, coño, cómete el pollo». Y Andreíta, que es tan buena hija como ella buena madre, fue y se lo comió, ¿me entiendes? Ahora que pollo, pollo, lo que se dice pollo, el que han formado entre el Defensor del Menor de Madrid, la cadena de la competencia, la Campa y el padre de Andreíta, o sea, el hermano de la Jesulina, ¿vale?

Hemos comprobado que en España hay una entidad que tiene muchos más afiliados que los dos grandes partidos y los dos grandes sindicatos juntos: la Asociación de Belenistas. Que de acuerdo con el signo laicista y de separación Iglesia-Estado que marcan los tiempos no está integrada por los que se dedican a la defensa del nacimiento, portal o pesebre de Navidad frente al agnosticismo del Solsticio de Invierno, sino por quienes proclaman a Belén Esteban como la Voz del Pueblo, como la Princesa del Pueblo, una especie de Lady Di según San Blas, ¿me entiendes?

Como cautivaron los moros a aquella malagueña que fue a Sevilla a ver los toros, en las últimas semanas, conforme asistía a la irresistible ascensión de Jorge Javier Vázquez en el globo aerostático de «Sálvame», ora en versión diaria, ora en formato semanal deluxe extralargo y sin boquilla... En las últimas semanas, decía, como la malagueña que etcétera, he sido cautivado por el tirón televisivo de la Esteban, ¿me entiendes?, que hasta ha dejado de parecerme la hija secreta de El Fary. Qué inteligencia natural la de esta mujer, Agustina de Aragón sin cañón, Pasionaria sin «no pasarán», Mariana Pineda sin aguja e hilo, Victoria Kent sin anda y que te ondulen, que a la que tienen que ondular es a la Campa, ¿vale?, y al Defensor del Menor, que no sabe este señor, que a mí me parece como el Jorobado de Roterdam, un corremeidile, que yo por mi hija mato.

Por Andreíta matamos todos últimamente, a la vista de la fuerza de esta Mujer Espectáculo, carne de fracaso escolar. De esta pirandeliana chica Almodóvar en busca de autor, la mejor actriz del mejor guión que nunca pudo dirigir el manchego de la cabeza gorda y el «no a la guerra». Cautiva y desarmada por el Ejército Rosa de los hijos y nietos de «Tómbola», con Belén Esteban de cantinera, buena parte de España ha llorado de rabia con ella. Cuando estaba en su momento más feliz, cuando todo le sonreía, le viene la separación y llega encima Arturo Canalda ejerciendo más de Atacante del Mayor que de Defensor del Menor. A otras, en tales circunstancias de éxito y de vida sonriente, les diagnostican un cáncer. A nuestra Belén se le han echado encima todos sus enemigos para armarle el ídem.

¿Que Andreíta está sobrexpuesta a los medios, que se lucran de ella? En todo caso, los que estamos sobrexpuestos somos los teles-pectadores, pero hemos sentado plaza gustosamente en la Asociación de Belenistas. Más que asunto del Defensor del Menor es del Defensor del Telespectador, ¿vale? En cuanto a lucrarse de Andreíta, ¿no se lucra también hasta Laly Bazán, incluso la pata coja del Tigre de Ambiciones? Envidia, que en España hay mucha envidia, ¿me entiendes? Que todos quieren tumbar a la triunfante colaboradora (necesaria) del «Sálvame» que nos salva de hablar del paro, de la crisis, del separatismo catalán, del circo de la política exterior, del despilfarro del Gobierno. Belén, además, es políticamente incorrecta y no oculta su simpatía por los conservadores: así que ¡al suelo, que vienen los nuestros con su Defensor del Menor!

¿Y saben cuál es el mayor mérito de la heroína popular que tiene apellidos de general de la División Azul, Esteban Menéndez? Pues que ha hecho belenista a España entera teniendo una hija con un torero de tercera regional. No quiero ni pensar la que hubiera liado si el padre de Andreíta llega a ser Juan Belmonte, ¿me entiendes?