Antes de inaugurar un puente, los ingenieros le hacen la prueba de carga. De las pruebas de carga de los puentes sevillanos se cuentan no sé si historias o leyendas preciosas. Dicen que la del Puente de Triana consistió en hacer cruzar sobre su tablero a un regimiento montado de Artillería al galope, con todas sus piezas reglamentarias arrastradas por los caballos. La prueba de carga del Puente de San Telmo está en las hemerotecas: la foto que recoge cómo pusieron sobre el puente decenas de apisonadoras y de camiones cargados de grava mojada. Ambos puentes resistieron las pruebas de carga y lo soportan todo. Hasta de que les hagan la perrería de un carril bici, como perpetran contra el estrechadísimo Puente de Triana, que ya lo canta la sevillana: «Por el Puente Triana, ay,/pasa Torrijos,/poniendo el carril bici/contra los pijos».

Esas obras de los dos puentes no son nada ni duraron nada al lado de las miles que han hecho estos señores, entrampando a Sevilla per omnia sécula seculorum. Obras a las que no les han hecho ni prueba de carga ni prueba de nada. La única prueba de las obras para cargarse a Sevilla ha sido el temporal. Ya ven los resultados: la calle San Eloy. Donde no hay un bache, hay un charco; donde no se ha hundido la acera, se han roto las losas; y donde no se ha levantado el asfalto se ha ido todo a tomar por saco (que dijo David y tiró el arpa). Se ha demostrado que las Infraestructuras para la Sostenibilidad se sostenían bastante poco. Vamos, que ha venido un temporal y ha dejado en evidencia a la Delegación de Infraestructuras para la Sostenibilidad, qué nombre más complicado, más rebuscado y más cursi, con lo bonito que es llamar a esto Vías y Obras, como se dijo siempre. Delegación que le ha dado al problema una solución muy taurina. ¿Cómo soluciona el Ayuntamiento que las Infraestructuras para la Sostenibilidad sean tan poco sostenibles? Pues con algo muy de los toros: con las cuadrillas. Como un adelanto del Domingo de Resurrección, en pleno mes de enero tendremos el paseíllo de cuadrillas. No la cuadrilla de El Cid, la cuadrilla de Morante y la cuadrilla de Daniel Luque, no. Tendremos el paseo de la cuadrilla de Martín Casillas, la cuadrilla de Azvi y la cuadrilla de Camarena, que será la más torera de todas. Camarena, aquel aficionado tieso y canino de Torreblanca que se amarró a la puerta de la Catedral porque quería que Canorea lo pusiera en los carteles de Feria, y, mire usted por dónde, resulta que Monteseirín lo acabó poniendo en los carteles de las obras del Plan E como empresario adicto al régimen.

¿Qué hacen las cuadrillas de Infraestructuras para la Sostenibilidad? Pues lo propio: actuar en el albero. Leo en un comunicado municipal: «El trabajo de estas cuadrillas se está centrando en ejecutar medidas provisionales para garantizar la seguridad mediante la señalización y la intervención de urgencia: repaso del pavimento y recubrimiento con grava o albero de los baches en la calzada». Como se trata de albero, hay que decir: Óooooooooooole. Ole, señores de Infraestructuras para la Sostenibilidad, porque ustedes quizá no lo sepan, pero han vuelto a inventar lo que en Sevilla toda la vida de Dios se ha llamado «un pasaministros»: echar una buena capa de albero sobre aquello que no se ha podido reparar o terminar, para que cuando venga el señor ministro a inaugurar la obra parezca que todo está níquel, qué clásico. Parques y Jardines coloca unos macetones, Fiestas pone unos reposteros con el NO8DO, y cuando el ministro pasa por la capa de albero se cree que aquello está perfecto y sale sonriente en la foto de Serrano. Los macetones los tenemos ya por las calles. Las cuadrillas están echando la tradicional capa de albero del pasaministros. Sólo falta colgar los reposteros de Fiestas. Sugiero que en vez de No8Do pongan No Passsa Nada. Porque no vea usted la cantidad de cosas que tapa un pasaministros...