ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Parque empresarial encebollado

Sevilla es ya tanta Sevilla que no abarcamos a conocerla toda. Yo no sé cómo la gente se gasta fortunones yendo a países extranjeros, cuando desconocemos no digo ya Andalucía o la provincia, sino muchos sitios de la propia Sevilla. Por ejemplo, muchos sevillanos en su vida han puesto un pie en el Museo. Y de las barriadas y polígonos, ni te cuento. Hay una leyenda preciosa sobre don Javier Benjumea Puigcevert. Cuentan que en sus últimos años cogía a su íntimo amigo el marqués de la Motilla, se montaban en el coche y le decía al chófer que los llevara a conocer carreteras nuevas, polígonos industriales y barriadas. Hacían turismo por la nueva Sevilla que emergía en los umbrales de la Expo.

Me encanta hacer este turismo interior a lo Benjumea. Hasta haciendo mandados se practica este turismo por la nueva Sevilla. Para entregar unos papeles en mi consultoría fui a Torneo Parque Empresarial. Sí, los enormes edificios de oficinas que hay saliendo de San Jerónimo hacia La Rinconada. Y me encontré una Sevilla desconocida, mucho más moderna que La Cartuja. Edificios altísimos y funcionalísimos de vidrio y cristal, entre Dubai y Manhattan. Allí en Torneo Parque Empresarial está la famosa calle Astronomía, en cuya inauguración dio el alcalde su histórico discurso sobre astronautas, astrólogos y astrónomos con el que You Tube echaba humo. El Parque Empresarial Torneo tiene calles con nombres como de tenida masónica: Ecología, Psicología, Filología, Sociología, Arqueología, Cartografía, Arquitectura. Allí iba yo, a la calle Arquitectura. A las Siete Torres de la calle Arquitectura. Que junto con las Cinco Torres y los edificios Vilamar 1 y 2 forman esa Sevilla novísima donde se han trasladado muchos consultores, asesores, abogados, economistas y empresas de servicios. Y donde la Cámara de Comercio ha inaugurado otro vivero de empresas, que es como Viveros del Guadalquivir, pero sin ramos de novia ni coronas de muertos.

Y en la calle Arquitectura, en la Torre 11, donde está Ruiz Consultores, que es donde iba a hacer el mandado, la maravilla de la modernidad. Los edificios tienen fibra óptica, red de wifi, qué sé yo. Hasta pistas de pádel. Los ascensores Thyssen a la última no son aptos para catetos. En la batería de ascensores hay un teclado donde pones dónde quieres ir. Y te acude solo un ascensor sin botón alguno por dentro, que sin preguntarte te lleva directo a tu planta. Una maravilla de robótica y ofimática, con un aire acondicionado que tienes que echar los pingüinos a patadas. Te crees que estás por lo menos en Wall Street. Pero cuando sales a la calle, la bofetada de calor y el paisaje castizo y el tapeo que te encuentras frente a la Torre 11 de la calle Arquitectura te dicen que el Parque Empresarial Torneo está en Sevilla. Frente por frente a tanta modernidad, al bajo comercial del edificio de cristal y acero le han puesto una fachada toda alicatada de azulejos decorados con hojarascas barrocas. Y sobre la puerta de entrada, su pedazo de tejaroz con sus tornapuntas. Y en los mismos azulejos, el rótulo del negocio: «La Tasquita de Pedro». Y a la puerta, el anuncio de ¡toma ya modernidad y progreso!: «Miércoles y viernes, paella; jueves, día del atún encebollado». Óle. Y junto a La Tasquita de Pedro, más azulejos en la fachada de otro bajo comercial, y más industria sevillana del papeo: «Mesón Janega». Frente a tanto vidrio y tanto cristal, la azulejería de La Tasquita de Pedro en Torneo Parque Empresarial parece decirte: «Oído, cocina: que las dos de fibra óptica sean encebolladas».

 

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