ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


El Mundial lo ha ganado ZP

Como los antiguos amores y los paraguas en los taxis, del Gobierno hay cosas que se olvidan. Ya nadie se acuerda del talante ni del buen rollito. Menudo talante, la crisis que tenemos por delante. Y menudo rollito, la pensión te la congelo y del sueldo te lo quito. Tampoco recuerda nadie la Alianza de Civilizaciones. Y durante los fastos patrios del Mundial de Fútbol no ha habido quien recuerde que el autoproclamado Ministro de Deportes es el propio ZP en persona. ¡Qué injusticia, no reconocer el enorme mérito del señor ministro! Y además, que así deberían ser todos los ministerios: unipersonales, sin subsecretario, sin directores generales, sin funcionarios, sin coches oficiales, sin presupuesto, sin nada. El de Deportes, por lo de la vida sana, es un Ministerio «Sin»: sin alcohol, sin cafeína, sin azúcar, sin edificio, sin organigrama, sin funcionarios. ZP es el hombre-orquesta del Ministerio de Deportes. Y vuelvo a insistir: nadie ha dado ni un mal «viva» al señor ministro cuando Iker Casillas alzaba la antigua copa Jules Rimet.

Menos mal que ZP se ha hecho justicia a sí mismo, y nos ha recordado lo que todos, aviesamente, olvidan. Ha recibido en La Moncloa a una serie de señores de color, como séquito de Rey Baltasar en la Cabalgata donde Moratinos va vestido de Gaspar con el longui de quien siempre se hace el ídem. Señores importantísimos, porque todos eran progres. Negros, pero progres: la progresía, como el amor, no distingue razas ni colores. Eran los integrantes de la Conferencia African Progress, mandatarios de primeras potencias mundiales como Tanzania, Cabo Verde, Etiopía, Sudáfrica o Liberia. La Alianza de Civilizaciones, pues, está viva. Ahora, tras la moda del Mundial y del jabulani, el Pulpo Paul de la Moncloa le ha dicho a ZP que toca África. Y a él, ponerse con toda justicia los moños que como Ministro de Deportes se merece tras su éxito del Mundial. Por si no lo saben, el Mundial no lo ha ganado España, ni Del Bosque, ni Casillas, ni Puyol, ni Iniesta: lo ha ganado el Ministro de Deportes. Ha sido tan modesto el hombre que en vez de decir la verdad, que hasta que no asumió personalmente el Ministerio de Deportes a España la echaban siempre en octavos, le ha traspasado el protagonismo de su triunfo a la Alianza de Civilizaciones. Ha dicho: «Qué designio de la historia, que el primer campeonato del mundo de fútbol que gana España lo gane en África». Y ya en la carrerilla triunfal, claro, como la victoria la ha conseguido España gracias al supermegaguay Ministro de Deportes que tenemos, pues le ha ofrecido el Mundial a quien le sale de las narices, a sus amigos los negritos de la canción del Cola Cao Progresista: «Este triunfo, que como presidente lo puedo hacer, yo se lo quiero dedicar a África...»

Pues nada, hijo mío, como si se lo quieres dedicar a Oceanía: tuyo, y nada más que tuyo, y de nadie más, es el triunfo del Mundial. ¿Vicente del Bosque? Un chufla. ¿Iker Casillas? Un besucón de señoras. ¿Puyol? Un catalán prohibicionista antitaurino y defensor de los animales que está deseando volver a Sudáfrica para hartarse de pegar tiros en un safari. ¿Iniesta? Uno de Albacete, como Bono, pero sin negocio hípico, sin casoplones, sin incremento patrimonial rarito y sin separarse por la Iglesia, que a Bono, como es tan católico, lo habrá separado el arzobispo de Toledo en persona. ¡Viva el señor Ministro de Deportes! ¡A ti te lo debemos!

 

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