ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Si pagaran las deudas de su bolsillo...

La deuda del Ayuntamiento de Sevilla, en números redondos y tirando corto, son 700 millones de euros. Eso son más de 116.000 millones de pesetas. Y a pesar de todo, siguen gastando. A troche y moche. ¿Cuándo vais a parar de gastar, hijos míos de mi alma? Lo digo por la glorieta del Cid...

—No diga usted eso: está muy bien que a Manuel Jesús El Cid le pongan una glorieta en el Parque, su pundonor torero se lo merece...

No, no es El Cid de Salteras, sino el Cid del Poema del Ídem, el que en la escultura de Mrs. Huttington está rejoneando moros en plan Rafael Peralta. Con tal de gastar más dinero, van a hacer en El Caballo una glorieta para dar un poquito más por saco a los conductores, por si no tuvieran bastante. Y en esta Sevilla dual, resulta que la nueva Glorieta del Cid no estará en El Cid propiamente dicho, sino en la Glorieta de San Diego. Pero la Glorieta de San Diego tiene poco cartel. Nadie sabe dónde está, no viene más que en la nómina del Consejo cuando pone el itinerario de ida de la Cofradía del Porvenir. Suena más gastarse 5 millones de euros en El Cid que en San Diego, y además es más laicista.

Y 5 millones de euros se van a gastar en lo de siempre: en arreglar lo que estropearon. Dicen alegremente 5 millones de euros, pero eso son 831 millones de pesetas. Para nada. Cuando hace poco ajardinaron el entorno del Caballo (porque el monumento del Cid, en sevillano, es El Caballo), impidieron lo que van buscando ahora: que viniendo desde la Avenida de Portugal se pudiera girar a la izquierda hacia la Avenida de María Luisa. Se venía desde El Prado, se llegaba al Caballo, se giraba a la izquierda a los mismísimos pies de Babieca y, hala, ya estaba uno camino de la avenida de María Luisa. Pero, hijo, eso no tenía gracia. Eso era muy cómodo para los conductores. Y como el principio que rige la política municipal es complicar la vida a los vecinos, pues, nada se quitó aquello y se gastaron los millones de reglamento en ajardinarlo todo.

¿Cuándo vais a parar de gastar tirando el dinero? ¿Os parece poca la deuda que tiene Sevilla? ¿Más trampa le queréis dejar a Zoido todavía, hijos míos, en plan el-que-venga-atrás-que-arree? Ay, si el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) obligara a todos los Ayuntamientos y a la Junta a aplicar el criterio que ha sentado en Castilleja de Guzmán. Saben la historia. El Ayuntamiento de Castilleja de Guzmán hizo por todo lo alto una nueva casa consistorial. Y no la pagó. Al contratista lo dejó pegado a la pared: 600.000 euros le debe, que son 100 millones de pesetas. ¿Y qué ha dicho el TSJA? Pues que el alcalde lo pague de su bolsillo, directamente al contratista, de su patrimonio personal, o que no se hubiera metido en el trampón si no había dinero. Que un Ayuntamiento deba el dinero del edificio del propio Ayuntamiento es tan metafórico como lo de aquella Aida Álvarez a la que trincaron mangando del BOE, del papel que promulga las leyes. Lo de Castilleja de Guzmán debería ser la norma para esta Administración derrochona que se gasta lo que no tiene. Y digo yo que si el alcalde tuviera que pagar de su bolsillo la nueva glorieta del Cid, enseguía. Más concretamente: antié. Ya lo dijo Carmen Calvo Poyato, po-ya-to-está-explicao: «Estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie».

 

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