ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


Rosa Aguilar y el Cristo de Burgos

Hay cuentos, novelas, ficciones, patrañas, fábulas, leyendas...y trazados del Metro. ¿Por cuántos sitios ha pasado ya el Metro...sobre el papel de los periódicos? Si algún día llegaran a ser verdad todos los trazados anunciados, le haríamos un Metro gratis a Jerez, porque esas líneas llegarían por lo menos de aquí a la Calle Larga y a la Plaza del Arenal.

Todo el mundo quiere que el Metro pase por la puerta de su casa, pide línea y hasta bingo. ¿Será por pedir? El Metro ha colocado a los barrios y entidades en permanente actitud de carta a los Reyes Magos. Que levante la mano el que no haya pedido una estación de Metro. Espero que de un momento a otro el tío que hace ceniceros con latas de cocacola donde el SAS pida que la parada del centro la pongan frente al Sagrario. Y me he echado a temblar cuando he leído que dicha parada puede estar en la Plaza del Cristo de Burgos, vulgo San Pedro, ex Argüelles.

Me alegro por mi querida hermandad de las Negaciones y Lágrimas, que nada menos que una estación de Metro lleve el nombre del Cristo del que de muchacho fui maniguetero, cuando Alfonso Borrero lo pasaba por la Alcaicería sin articular palabra, sólo enseñando su blanco pañuelo a la delantera de sus peones. Ya dije que en Sevilla te pueden conceder el honor de una calle, de una plaza, de una avenida más larga que tú (como a Manuel del Valle), de una salida de la Ese 30 con derecho a tu nombre en un cartel verde o el honor máximo de una estación de Metro. Y este honor de que una estación de Metro se llame «Cristo de Burgos», conociéndome el paño de Sevilla, creo que es peligrosísimo. ¿Se imaginan lo que van a largar las otras hermandades, que reclamarán sus respectivas estaciones con el nombre de su Cristo o de su Virgen? Las mismas cofradías del Miércoles Santo dirán que por qué un Metro con el nombre del Cristo de Burgos y no del Cristo de la Salud, o de la Virgen de la Caridad, o de la Virgen de Regla, o una terminación de línea con el muy apropiado de Buen Fin. Es lo que ocurrió con el Callejero Capillita en que convirtieron el Nomenclátor, quitando muchos nombres históricos o por lo menos consuetudinarios para dedicarlos a los Cristos y Vírgenes cuyas hermandades lo pidieron. Con gran confusión por cierto en el caso de las Vírgenes. La gente, cuando oye una calle con nombre de Virgen, cree que está en Los Remedios. Pues no. Aunque le suene como de por allí, no busque en Los Remedios, por Virgen de Luján y Virgen del Valle, la calle Virgen de la Encarnación, la calle Virgen de los Gitanos o la calle Virgen de Gracia y Esperanza.

Se ve que el Metro nos lo está haciendo a los sevillanos una señora tirada en paracaídas desde Córdoba que no sabe dónde está la calle Sierpes. Rosa Aguilar debe de saber de Sevilla lo que nosotros de Córdoba: lo parecido a dónde están La Mezquita, Bodegas Campos, El Churrasco y pare usted de contar. Bueno, pues el Ayuntamiento de Sevilla consiente que el Metro nos lo haga esta señora de Córdoba, que ha salido en la foto mirando el plano del trazado con cara de estar diciendo: «¿Pero qué es esto, Dios mío de mi alma?» Bueno, lo de «Dios mío» no lo habrá dicho, porque es réproba del comunismo, pasada al PSOE. Por eso mismo me extraña mucho que esta ex comunista, arrimada ahora al perol del muy laicista PSOE, vaya a poner en la Sevilla de la que no tiene zorra idea una estación de Metro con el sagrado nombre del Dios de Castilla según Sevilla, con el título del Santísimo Cristo de Burgos. Con tal de no hacerlo, es capaz de poner esa estación en el centro...de Los Bermejales.

 

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