ANTONIO BURGOS | EL RECUADRO


En mi barrio hubo primarias

En mi barrio ha habido primarias. Y en el suyo, y en el de aquel señor bajito que pasa ahora por la calle. Esto es lo más grande del mundo. Me refiero a Madrid. Mucho Estado de las Autonomías, mucho irse a los baños el río de los dineros por los 17 agujeros de las 17 comunidades que tiene España en la diestra y la siniestra, pero a la hora de la verdad volvemos siempre al chotis de Agustín Lara: Madrid, Madrid, Madrid, en el Arenal de Sevilla, y olé, pensamos mucho en ti. Las primarias del PSOE madrileño parece que se han celebrado en nuestro barrio, vivamos donde vivamos.

Y hagan, si no, la siguiente prueba del algodón: ¿usted sabe que el domingo hubo también primarias socialistas en otras dos regiones, alias comunidades autónomas? ¿A que no? Y en el caso rarísimo que sepa que el domingo también hubo guasa y leña marismeña en el PSOE de Canarias y en el PSOE de Valencia, ¿a que no sabe quién ganó ni quién perdió tales primarias? A efectos prácticos de la política patria no sirve de nada el dineral que nos gastamos en las autonomías, porque a la hora de la verdad aquí lo importante sigue siendo lo mismo que en las guerras carlistas o en la guerra civil española: la toma de Madrid. Que es la toma del frasco de España. No hemos avanzado nada. Se trataba de tomar Madrid, y a Valencia y a Canarias, que les den por saco, que Canarias está muy lejos y además allí es una hora menos, y Valencia es la tierra de las flores y de Rita Barberá, como cantaba el difunto y genial Tip.

Sobre este esquema del centralismo que nunca muere, los genios de la publicidad. Yo a Tomás Gómez no le daba sólo el número 1 de las listas a la Comunidad de Madrid (ex Diputación Provincial, para entendernos), sino el Oscar de la Publicidad. Para mí que esa lucha entre Trini Puede y Tomás Debe ha sido buscada por los genios de la publicidad. Hace tres meses a Tomás Gómez no lo conocía ni su padre. Ya lo conoce España entera. En mi barrio no se habla de otra cosa. Cómo será lo de Tomás Gómez, que compite en las televisiones de tú a tú con Belén Esteban. Ya sabemos de Parla casi tanto como de Paracuellos del Jarama, que ya no es la del triste recuerdo de los fusilamientos de los rojos, sino la del chalé de la Princesa del Pueblo. El mismo favor que a la mala fama de Paracuellos le ha hecho Belén Esteban con el chalé es el que al conocimiento público de Tomás Gómez en toda España le han hecho las primarias. Si yo tuviera un negocio y algo que vender, le encargaría la publicidad a quien aconsejó a Gómez esta campaña de lanzamiento. Genial. Habrá que cambiar el lema, que por lo visto le sienta tan mal a los convecinos de Gómez, lo de: «A mamarla a Parla». Parla es ya como Cádiz, cuyos vecinos se sienten orgullosos de su lema: «En Cádiz hay que mamar». La lactante succión de Cádiz hay que subirla hasta Parla: «En Parla hay que mamar». ZP ha tenido que mamar tela en Parla. Pero, vamos, más que Rómulo y Remo de la loba capitolina. Ni te cuento Rubalcaba. Y nada digo de Leire Pajín, porque con esa cara de película porno... Ni de Trini Puede. Lo de «Trini Puede» es ahora de pegarse chocazos por las esquinas de risa. ¿Qué es lo que puede Trini, joé? Pues a partir de ahora Trini Puede... seguir tirando el dinero en el timo de la estampita de las vacunas de la gripe A. Trini Puede marcharse perfectamente, tras esta guerra, como dijo el otro, entre Rodríguez, Gómez y Jiménez, España pura de oliva. Esa España donde, a pesar de las autonomías, Madrid es mucho Madrid. Cuando Madrid se resfría, estornudamos hasta en el Arenal.

 

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